El soplo de la revolución - Palabras de Monseñor Lefebvre

Fuente: Distrito de México

He aquí unas palabras de Monseñor Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, sobre el soplo de la revolución que pasó por el concilio Vaticano II. "Un soplo revolucionario contra el pasado, contra todo lo que había hecho la Iglesia y contra toda la tradición. Fueron momentos espantosos: la autodemolición y la autocrítica continua de la Iglesia."

"Puede decirse sin ninguna vacilación que el soplo de la revolución pasó por el concilio Vaticano II. Es la verdad. Cuando yo mismo estuve en él lo sentí perfectamente bien. Yo diría que sentía físicamente el soplo revolucionario contra el pasado, contra todo lo que había hecho la Iglesia y contra toda la tradición. Eso se sentía en las intervenciones. Cada vez que una de ellas ridiculizaba a la Iglesia o a un cardenal tradicional, ya fuera el cardenal Ottaviani u otro, o a la Curia romana, todos los obispos jóvenes aplaudían. En el fondo, se rebelaban contra la autoridad del Papa. Desde luego, no lo decían claramente, pero en sus intervenciones contra la Curia romana, contra el autoritarismo de Roma, contra algunos cardenales, o contra tal o cual cosa, esos obispos atacaban indirectamente al Papa. Pues, finalmente, ¿quién se ocupa de la Curia romana? ¿Quién la dirige? ¿Quién la constituye? Es el Papa. Son los Papas.

Había centenares de obispos jóvenes en el fondo de la basílica que aplaudían. Yo estaba entre los antiguos arzobispos, pues ya lo era desde hacía tiempo; si hubiera otro concilio y yo tuviera que formar parte de él, yo sería quizás el arzobispo de más edad. En eses momento tenía el número 64 entre los arzobispos. Estaban los cardenales, los arzobispos y luego toda la multitud de obispos.

Los obispos jóvenes aplaudían fuertemente cuando había algo contra la Iglesia. ¡Espantoso! ¡La revolución en la Iglesia! Eran espíritus revolucionarios que querían trastrocarlo todo, y “echar la casa al suelo” como decían, y lo consiguieron. ¡Es espantoso! Ahora lo estamos viendo; lo destruyeron todo. ¡En qué estado se encuentra ahora la Iglesia!

Ya decía el Papa San Pío X: “El soplo de la Revolución ha pasado por aquí, y Nos podemos concluir que, si las doctrinas sociales de Le Sillon son erróneas, su espíritu es peligroso, y su educación, funesta”.

Después de la formación, el Papa toca enseguida el tercer punto, el de la acción de Le Sillon: su indisciplina con los obispos. ¿Cómo se sitúa Le Sillon con relación a la Iglesia?

“Pero entonces, ¿qué debemos pensar de la acción de Le Sillon en la Iglesia, cuyo catolicismo es tan puntilloso que, si no se abraza su causa, se sería a sus ojos un enemigo interior del catolicismo y no se comprendería para nada el Evangelio ni a Jesucristo”.

Si ponemos estos alegatos en el contexto de la Iglesia actual, nos damos cuenta que los obispos y todo ese mundo progresista nos dicen exactamente lo mismo: “No entendéis nada del evangelio de Nuestro Señor”. Según ellos, ¡somos nosotros los que no entendemos nada del Evangelio de Nuestro Señor, ni tampoco de Nuestro Señor mismo!

Monseñor Marcel Lefebvre+
SOY YO, EL ACUSADO, QUIEN TENDRÍA QUE JUZGAROS