25° domingo después de Pentecostés - reflexión espiritual

La Colecta, Epístola y el Evangelio de la Misa de este domingo son tomados del 5° domingo después de Epifanía, y las antífonas: Introito, Gradual, Aleluya, Ofertorio y Comunión, son repeticiones del 23° domingo después de Pentecostés.

"Tomad primeramente la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas el trigo recogedlo en mi granero." (Antífona del Magníficat). En el Evangelio de hoy vemos al diablo enfrentándose cara a cara con Cristo; el pecador con el Justo, el infierno con el cielo, el castigo eterno con la recompensa eterna. El mundo es como un campo gigantesco en donde Nuestro Señor, el sembrador de la buena semilla, coloca lo que en la Epístola del día de hoy se le llama la "Palabra de Dios". Los frutos de esta semilla santa son "la paz de Cristo", "la caridad", por la cual nos amamos los unos a los otros en Cristo, "la oración en unión con Cristo", las palabras y las obras hechas en nombre de Cristo (Epístola). 

Por otra parte, a la sombra de la oscuridad, el demonio, el sembrador maldito de la maldad, dispersa la cizaña venenosa. Los sirvientes del hombre bueno, es decir, los ángeles, separarían lo bueno de lo malo, pero las raíces del trigo y la cizaña están tan enredadas entre sí, que solamente pueden separarse al momento de la cosecha; únicamente en el Juicio Final la justicia divina realizará esa separación inevitable. Entonces los malvados, como cizaña inservible, serán quemados mientras que los buenos, serán llevados para estar con Cristo en los cielos. "El trigo recogedlo en mi granero". La enseñanza de esta parábola es que aunque el infierno y sus secuaces son implacables en sus esfuerzos por obrar el mal, sirven únicamente como estímulo para los buenos, cuyos méritos aumentan en proporción con las persecuciones que padecen.

F​uente: Dom Gaspar Lefebvre, OSB, 1945, adaptado y resumido.