Acto de desagravio en Tucumán, Argentina, tras la terrible blasfemia

Fuente: Distrito de México

La repugnante blasfemia en el momento en que era llevada a cabo.

Con motivo del Día Internacional del Niño por Nacer, decenas de miles de personas se manifestaron el sábado 25 de marzo contra el aborto en las calles de Tucumán, bajo el lema Caminando con María. El acto fue también un desagravio a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen tras la espantosa afrenta que recibieron el día 8 a las puertas de la catedral de dicha ciudad.

En tal fecha tiene lugar el Día Internacional de la Mujer, aprovechado para sus reivindicaciones por los grupos feministas más radicalizados, que suelen protagonizar en Argentina escenas de gran violencia contra templos católicos y contra las personas que los defienden.  Este año tuvo lugar en Tucumán una representación blasfema particularmente repugnante: una mujer ataviada como la Virgen María embarazada y con un rosario al cuello fue sometida a la simulación de un aborto del Niño Jesús, practicado por media docena de activistas encapuchadas en medio de una auténtica orgía de pintura roja imitando sangre. La mujer fue identificada como Marina Verónica Breslin (Pep Breslin), quien resultó ser una psicóloga que trabaja para la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia de Tucumán. La imagen, cuyos aspectos más cruentos ahorramos a nuestros lectores, dio la vuelta al mundo.

En la homilía, que no leyó en su integridad en atención a los fieles porque llovía copiosamente, el arzobispo de Tucumán, Alfredo Horacio Zecca, se refirió al hecho como una “burda y sacrílega representación de la Virgen abortando” y una “gravísima ofensa a la Virgen Santísima, en primer lugar, pero también a la fe, a la Iglesia y al mismo pueblo tucumano que reconoce mayoritariamente en María a su madre”: “De este hecho deben hacerse responsables quienes lo promovieron. Los fieles cristianos tenemos todo el derecho de exigir una reparación”, concluyó.

Cuarenta mil tucumanos se reunieron para desagraviar a Nuestra Señora por el abominable acto cometido.