Análisis de la reunión entre el Papa Francisco y Donald Trump
Su Santidad con Jared Kushner, Ivanka Trump, el presidente Trump y la primera dama Melania Trump. Foto: Getty.
Un interesante análisis de la reciente reunión que tuvo lugar entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el Papa Francisco.
¿Cuál fue el mensaje que el Papa Francisco envió a Trump?
Haciendo a un lado sus diferencias ideológicas y sus famosos encontronazos en los medios de comunicación, el Papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunieron por primera vez en el Vaticano. La oficina de prensa de la Santa Sede calificó el encuentro como una audiencia privada "cordial". Sin embargo, muchos periodistas percibieron un tono distinto en la reunión. Mientras que Trump se deshacía en sonrisas para las cámaras y no dejaba de elogiar al papa, un reportero comentó que el soberano pontífice, sombrío y con gesto adusto, trató con indiferencia a Trump, mientras que otro periodista afirmó abiertamente que parecía como si el papa "hubiera querido estar en cualquier otro lugar menos en esa sala acompañado de ese hombre."
¿Un recibimiento papal demasiado frío?
El recibimiento del papa, aparentemente frío, contrasta marcadamente con la calidez exhibida en su visita del 2015 al presidente Barack Obama en la Casa Blanca, su reunión íntima algunos días antes con el tirano comunista cubano, Fidel Castro, o su reunión privada del 2016 con el dictador marxista venezolano, Nicolás Maduro. De hecho, el Santo Padre bendijo a Maduro en el Palacio Apostólico. El vicario de Cristo sorprendió al mundo en Cuba cuando expresó su "particular respeto y consideración" por el brutal dictador Castro. Y Su Santidad elogió a Obama por sus políticas de extrema izquierda, animándolo, después del fallo a favor de la Suprema Corte del "matrimonio homosexual" a "comprometerse a construir una sociedad realmente tolerante e incluyente."
¿Resulta acaso sorprendente que los medios de comunicación hayan interpretado esta conducta como un sinónimo de la aprobación y apoyo político del socialismo, el movimiento político ateo que Pío XI llamó una "de las conspiraciones más pérfidas", que San Pío X calificó como "una confusión seductora... una agitación tumultuosa," y que Pío XI afirmó que es "fundamentalmente contrario a la verdad cristiana?
Un presidente con una reputación mixta
La simpatía del papa Francisco hacia algunos políticos radicales de izquierda puede ser la explicación de la fría bienvenida - interrumpida por algunos momentos cordiales - al presidente de Estados Unidos. No estamos diciendo que Trump sea un brillante heraldo de la "verdad cristiana", pero muchos analistas religiosos - incluyendo a aquellos que están dentro del ámbito católico tradicional - lo han comparado con Ciro el Grande, líder de Persia durante la cautividad en Babilonia. Las Sagradas Escrituras dicen que Ciro, aunque era un rey pagano con múltiples esposas y concubinas, apoyaba a los judíos en su culto al Dios verdadero y pedía sus oraciones para su gobierno. El profeta Isaías llamó a este hombre, evidentemente nada virtuoso, el "pastor" del Señor, Su "ungido", de quien Dios se valió para llevar a cabo su plan divino.
Los expertos han hecho analogías entre el Rey Ciro y el presidente Trump quien, aunque es un populista con tres esposas, no puede ser considerado como un partidario del socialismo. Eligió como su vicepresidente a un firme defensor de la vida y de la familia católica; apoya las leyes pro-vida en la Suprema Corte; y se opone a las represalias gubernamentales hacia aquellos que actúan basados en sus creencias cristianas, como Kim Davis, la funcionaria de Kentucky que se negó a otorgar un permiso para el "matrimonio homosexual". En el mes de mayo, firmó una orden ejecutiva para revertir la antigua regulación que prohibía a los grupos religiosos exentos de impuestos de participar en la política y apoyar candidatos. Además, al contrario de la doctrina socialista, se compometió a dar prioridad a los intereses nacionales y a proteger las fronteras de Estados Unidos.
Estas acciones le han ganado a Trump un impresionante número de enemigos: los medios de comunicación liberales, los globalistas de la ONU, los activistas de Hollywood, los extremistas ambientales y a Wall Street, sólo por nombrar algunos. Ah, y claro, al Papa Francisco.
La primera dama Melania Trump, católica, observa un momento cordial entre el Papa Francisco y Donald Trump.
El Papa Francisco contra Trump
El papa anunció el año pasado que Trump, un presbiteriano, "no era cristiano" por su deseo de combatir la inmigración ilegal con un muro a lo largo de la frontera con México. Luego de las elecciones, el pontífice equiparó la victoria de Trump con el surgimiento del nazismo en Alemania.
¿Acaso le dijo lo mismo a Trump durante su reunión? Ni la Casa Blanca ni el Vaticano han emitido declaraciones ni detalles sobre la discusión privada que tuvieron, pero se puede suponer bastante por los regalos que el Papa Francisco presentó durante la breve visita del presidente: algunas copias de sus documentos papales Laudato Si, Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia.
Laudato Si, que trata sobre el "Cuidado de Nuestra Casa Común", la encíclica que ha generado varias críticas debido a su aparente alineación con la ideología ambiental, adopta varias posturas que son contrarias a la plataforma política de Trump. Por ejemplo, Trump ha expresado su escepticismo hacia el cambio climático generado por el hombre, al igual que otros políticos conservadores, y le preocupa que las medidas de reducción de emisiones afecten a la economía de Estados Unidos. Sobre ese mismo tema, el secretario de estado Pietro Parolin exhortó al presidente a mantener el compromiso de Estados Unidos con el acuerdo de París.
Otra amenaza global, según la opinión del papa Francisco, es el capitalismo de libre mercado, mismo que denunció en Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio). La condena del papa de la economía de "filtración" ciertamente ganó mayor notoriedad que cualquier otro de los temas abordados en esta exhortación apostólica. Y aunque sus defensores especularon que los comentarios de Francisco apoyaban el modelo de economía de raíces católicas de distribuismo, contrario al capitalismo, no fue así como lo interpretó el resto del mundo. De hecho, la Atlantic Magazine contiene un ejemplo excelente del tipo de elogios que el papa recibió por el "viaje del Vaticano del anti-comunismo al anti-capitalismo." Sin duda alguna, la afición del Papa Francisco por las generalizaciones y las imprecisiones, particularmente comparadas con las enseñanzas sociales más precisas de León XIII y Pío XI, contribuyó a la confusión sobre el sistema económico que el Pontifice prefiere.
La otra encíclica presentada por el papa al presidente fue Amoris Laetitia, un semillero de consternación entre las autoridades de la Iglesia católica y los laicos debido a las peligrosas ambigüedades sobre el divorcio y la homosexualidad. A finales del año pasado, cuatro obispos católicos dirigieron una carta a Roma para pedir una aclaración respecto a la "grave desorientación y gran confusión" resultante respecto a la indisolubilidad del matrimonio y la maldad de la sodomía. El papa aun no ha respondido. Mientras tanto, los obispos de varias diócesis alrededor del mundo están citando a Amoris Laetitia como una justificación para permitir a las personas divorciadas y vueltas a casar recibir la Santa Comunión. Además, los medios de comunicación liberales se han burlado de este documento, mismo que la Revista Slate llamó "un argumento de clóset para el matrimonio homosexual", y Monseñor John Gaydos de Jefferson City anunció esta semana que dicha encíclica es responsable de su decisión de permitir a los homosexuales asistir a las escuelas en sus diócesis.
Antes de su partida, Trump agradeció al pontífice, prometiendo que leería sus obras. Aunque, desafortunadamente, es muy poco probable que el presidente se convenza de las verdades de la fe católica. Parece ser que se ha perdido una oportunidad invaluable para que el Papa Francisco proprocionara un testimonio caritativo de catolicismo a uno de los hombres más poderosos del mundo.