Apariciones de Nuestra Señora de la Salette

Fuente: Distrito de México

En este artículo hablaremos un poco sobre la vida de Melanie Calvat y Maximin Giraud, videntes de La Salette, y sobre la aparición de Nuestra Señora.

Melanie Calvat, a quien conocemos como Melanie de La Salette, Hermana María de la Cruz o como la pastora de La Salette, nació en Corps, Isere, en 1831.

Su familia era tan pobre, que su padre, albañil y leñador, tenía que ausentarse por varios meses para ganarse la vida. Pierre Calvat amaba a sus diez hijos. Era un buen cristiano que animaba a sus hijos a vivir con temor de Dios y en el cumplimiento de sus mandamientos. Cuando estaba presente, cuidaba que las oraciones de la noche fueran rezadas con devoción. Tenemos a este hombre, como un hombre íntegro.

Su mujer, por el contrario, buscaba las diversiones y se preocupaba poco de la religión. Después del nacimiento de dos hijos varones, el nacimiento de Melanie la hizo esperar en ella una compañera de entretenimientos y distracciones, y una vida menos severa. Fuera de casa, con tan sólo meses de edad, la niña se agitaba y gritaba cuando su madre la llevaba a algún espectáculo o a las reuniones de cotilleo.

Melanie se reveló rápidamente, atraída hacia Dios, provocando el más grande disgusto de su madre, la cual aprovechaba las largas ausencias del padre para arrojarla lejos de la casa, tanto de día como de noche, todo el tiempo, sin comida ni ropas apropiadas.

La primera vez que fue abandonada, la niña apenas sabía caminar. Llorando, seguido se veía obligada a ir a refugiarse en los bosques aledaños. Y fue allá, en la desolación, donde comenzó a ver a un niño hermoso, quien iba a jugar con ella, le proporcionaba alimento celestial, la reconfortaba y le daba la instrucción divina.

Antes de que su padre llegara, él le avisaba para que Melanie regresara a tiempo a casa de sus padres a fin de que la paz no fuera perturbada por su causa. En su simplicidad, tuvieron que pasar largos años para que ella entendiera que ese amable niño, cuya presencia la llenaba de gran felicidad, era el Niño Jesús.

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