Así se vivió la Semana Santa en Ciudad de México - 2021
Jueves Santo en el Convento de las Madres Mínimas
Hace tan sólo unos días llorábamos al recordar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, pero más aún el saber que fueron nuestros pecados los ocasionantes de todo ese sufrimiento. A fin de no olvidarnos lo vivido en estos días santos, les presentamos las imágenes más representativas de las ceremonias en Ciudad de México del año 2021.
El Distrito de México, y en particular el priorato de CDMX, tuvo el honor y alegría de recibir durante la Semana Santa a su Superior General, luego de participar con los sacerdotes en una reunión en el priorato de Orizaba.
El R.P. Davide Pagliarani celebró el Jueves Santo y la Vigilia Pascual en el Convento de las Madres Mínimas; y la ceremonia de la función liturgica del Viernes Santo solemne (Canto de la Pasión, Adoración de la Cruz y Comunión) en la Capilla Nuestra Señora de Guadalupe, el viernes 2 de abril de 2021, por la tarde, ceremonias de las cuales presentamos aquí algunas fotos agradeciendo a los fieles reporteros.
P. Gardère+
Ver aquí la galería fotográfica del Sábado Santo
Monseñor Lefebvre decía sobre la Semana Santa y la Pascua:
LA LITURGIA FUENTE DE AGUA VIVA
La liturgia es la oración pública de la Iglesia. Nuestro Señor confió esta oración a los Apóstoles y la Iglesia nos la trasmite a nosotros. Por esta razón, le agradecemos a la Iglesia por habernos transmitido toda esta her- mosa liturgia que pone en los labios de los cristianos del mundo entero 1.
Esta magnífica liturgia, es realmente producto del Espíritu Santo. La liturgia expresa los sentimientos que debemos tener hacia Dios: unas veces sentimientos de contrición, otras de esperanza, otras de afecto y de amor, o también de alabanza[1].
LA LITURGIA, FUENTE DE VIRTUDES
Una liturgia bien hecha, por ejemplo, una misa bien celebrada con todas sus inclinaciones y reverencias, es algo que tiene un sentido. En efecto, no se trata de dar el aspecto de como si la Iglesia hiciera algo teatral: la incensación del sacerdote y de los fieles, las inclinaciones, las genuflexiones y los demás gestos tienen sentidos profundos. Pero algunos pueden decirse: “¿Por qué incensar a las personas? Hay que incensar a Dios y no a los hombres”. En realidad, incensamos a las almas santificadas por la gracia porque son el templo del Espíritu Santo. Y si se inciensa con más insistencia a las autoridades es porque los hombres que ocupan una autoridad, participan de la de Dios[2].
LA PASIÓN DE JESÚS EN LA LITURGIA
El gran misterio en torno al cual gira toda la liturgia de la Iglesia es el misterio de la pasión de nuestro Señor Jesucristo. Desde toda la eternidad, Dios quiso que su Hijo asumiera una carne y un alma semejantes a las nuestras, y derramara su sangre por la redención de nuestros peca- dos. ¡Gran misterio! Y las ceremonias de la Semana Santa cada año nos hacen revivir los días conmovedores de la pasión de nuestro Señor. Estas ceremonias inundan nuestra alma de gozo, al ver a nuestro Señor operar nuestra salvación, pero al propio tiempo de dolor ante nuestro estado de pecadores.
LA RESURRECCIÓN
El mismo Señor dijo antes de expirar: «Todo está consumado» (Jn 19, 30). Todo se ha acabado, todo ha sido consumado. Entonces nuestro Señor puso el punto final a la Redención.
Las consecuencias se seguirían: la Resurrección, la Ascensión y su glorificación. Luego empezó el trabajo de aplicación de los méritos de la Cruz y de la Redención a las almas por medio del sacrificio de la santa misa y de los sacramentos 1.
Cristo ha resucitado. Lo creemos con toda nuestra alma y con todo nuestro corazón. Hoy en día hay un gran número de católicos que dudan de la realidad de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Según ellos, Nuestro Señor no habría recuperado el cuerpo que había recibido de la Virgen, el mismo que había sido crucificado.
Pero el propio Señor permitió, para prevenir tales errores, que hubiera un incrédulo entre los Apóstoles. Santo Tomás no quiso creer en la realidad de su resurrección. Y entonces nuestro Señor se presentó a él y le dijo: «Tomás, pon tu dedo en mis llagas» (según Jn 20, 27).
Monseñor Lefebvre ”La Vida Espiritual”,pag. 96, 316.
[1] Retiro, Carmelo de Saint-Joseph, Brilon Wald, 18 octubre 1984, La santidad sacerdotal, Ed. Río Reconquista, Buenos Aires 2012, pág. 214.
[2] Conferencia espiritual, Écône, 2 diciembre 1975.