Boletín de la Misión San Luis Rey - junio 2022

Queridos fieles,

Comúnmente a partir de mediados de junio en nuestros seminarios del hemisferio norte, los diáconos reciben la ordenación al sacerdocio. Cada vez, es una alegría enorme ver a los “ordinandi” subir las gradas del altar para recibir la gracia más grande de su vida: ¡La gracia sacerdotal!

Este año se ordenarán 3 diáconos en Zaitzkofen (Alemania), en Ecône (Suiza) 8 seminaristas recibirán el sacerdocio y en Dillwyn (EE.UU) 6. Uno de ellos es Aldo Cruz, originario de nuestro priorato de León.

¿Qué significa la sagrada ordenación sacerdotal?

El obispo lo dice con palabras cortas pero solemnes: "Seréis ordenados al sacerdocio, amados hijos. Haced todo lo posible por recibirlo con dignidad y administrarlo bien. Porque el sacerdote debe ofrendar, bendecir, presidir, predicar y bautizar". En cinco palabras impactantes, los candidatos se enfrentan al deber sagrado, pero también al poder divinamente grande y gratificante del sacerdocio. Se trata nada menos que de la continuación de la misión redentora de Cristo en nuestro mundo y en nuestro tiempo, ya que los sacerdotes deben ofrecer una y otra vez el acto sacrificial del Gólgota de forma misteriosa y recibir ellos mismos su fruto en la Santa Comunión y transmitirlo a los demás. En la ordenación sacerdotal, el Espíritu Santo marca el alma de los candidatos al sacerdocio con el sello indeleble que los convierte en verdadera imagen del Sumo Sacerdote Dios-humano, en el "servidor de Cristo y administrador de los misterios de Dios".

¿Por qué es tan valiosa la primera bendición del nuevo sacerdote?

Una de las cosas más emotivas de la liturgia de la ordenación es la unción y la bendición de las manos. Arrodillado en los escalones del altar, el obispo entona el himno Veni Creator Spiritus. El Espíritu Creador es el corazón y el pulso del Cuerpo Místico de Cristo. A través de él, los poderes sobrenaturales fluyen a los miembros individuales.

Mientras tanto, los candidatos a la ordenación se presentan ante el obispo y le ofrecen sus manos abiertas. El unge ambos pulgares y dedos índices con aceite de los catecúmenos. Al mismo tiempo reza: "Que tú, Señor, consagres y santifiques estas manos con esta unción y nuestra bendición". Luego unge las palmas interiores: "Para que todo lo que bendigan sea bendecido, y lo que consagren sea consagrado y santificado". El obispo cierra las manos y las pone en posición de oración. De ahora en adelante serán manos sacerdotales bendecidas y orantes. Los fieles valoran tanto la bendición primacial que, como se solía decir, desgastarían hasta las suelas de sus zapatos para obtenerla.

¿Es la ordenación de un sacerdote una fiesta?

Las ordenaciones son la culminación del año académico para el seminario y, sobre todo, el broche de oro para los exalumnos que ahora se encuentran ante la meta de sus años de preparación, esperanza y esfuerzo. Pero también es un día de gran alegría para todos los fieles, porque cada sacerdote es verdaderamente un regalo del cielo, sin el cual no podríamos pasar por el camino hacia la vida eterna. ¡Por eso serán alegres fiestas, fiestas familiares que nos fortalecerán en nuestra fe!

Recemos por todos estos jóvenes que pronto se entregarán enteramente al servicio de Dios y de nuestras almas, especialmente por la primera vocación sacerdotal de nuestro priorato.

Con mi bendición, Padre Clemens Kordeuter

Cuenta para cooperaciones y donativos:

BBVA n° 00111356356 a nombre de Fraternidad Sacerdotal San Pio X en México A.R. ;

Cuenta del priorato, favor de mencionar “para SLP”