Conferencia Episcopal de Polonia: Amoris Laetitia no cambia en nada las cosas

Fuente: FSSPX Actualidad

Los obispos de Polonia ofrecen una interpretación restrictiva de Amoris laetitia: "Arrepentimiento verdadero" de las parejas que viven en uniones no sacramentales; ningún cambio en la doctrina de la Iglesia respecto a la "no admisión de personas divorciadas y vueltas a casar a la comunión eucarística."

En una declaración publicada al final de una asamblea plenaria la semana pasada, en la ciudad de Zakopane, la Conferencia Episcopal de Polonia declaró que las parejas que no viven en matrimonio sacramental deberían ser conducidas a un "arrepentimiento verdadero y al sacramento de la penitencia". Los debates fueron liderados por el arzobispo Stanisł aw Gą decki, presidente de la Conferencia Episcopal, en presencia del arzobispo Salvatore Pennacchio, Nuncio Apostólico en Polonia y representante de la Santa Sede.

Para los obispos, la Exhortación Apostólica Amoris laetitia debe interpretarse en concordancia con la enseñanza de la Iglesia, especialmente con la Exhortación Apostólica de Juan Pablo II Familiaris Consortio, en la cual se prohibía firmemente dar la comunión sacramental a las parejas de divorciados.

El Padre Paweł  Rytel-Andrianik, portavoz de la Conferencia Episcopal, dijo que los obispos enfatizaron el hecho de que Amoris laetitia únicamente sugiere "un nuevo enfoque hacia las personas divorciadas y vueltas a casar, para tratar de traerlas de regreso a la vida de la Iglesia, a la luz de Familiaris Consortio", pero que permanece firme en el principio de nunca "permitir que reciban la Sagrada Comunión".

Parece ser que esta interpretación está en completa contradicción con aquella otra proporcionada por los obispos de Malta. Cuando publicaron su Criterio para la Aplicación del Capítulo VIII de Amoris Laetitia, los prelados malteses no dudaron en escribir que "si una persona separada o divorciada, que vive en una nueva relación, logra, a la luz de una conciencia informada e iluminada, reconocer y creer que él o ella están en paz con Dios, entonces no se les puede excluir de participar en los sacramentos de reconciliación y eucaristía." Este laxismo fue aplaudido por L'Osservatore Romano en sus números 13 y 14 del mes de enero.

Recordemos que, al final del año pasado, los cardenales Burke, Caffarra, Brandmüller y Meissner pidieron al Santo Padre una "aclaración" sobre los puntos más controversiales de la Exhortación Apostólica. Hasta el momento no han recibido respuesta.

La reciente postura de los obispos polacos nos lleva a preguntarnos cuál es exactamente el impacto de una exhortación que da pie a las interpretaciones más contradictorias. Todo esto es el ejemplo perfecto del nuevo magisterio que, desde Vaticano II, ya no enseña con autoridad, sino con una especie de diálogo con el mundo. Este magisterio rompe con la Tradición, y con el magisterio de siempre, cuyo papel es transmitir el depósito de la fe y llevar a las almas al cielo enseñándolas a guardar los mandamientos de Dios.

A principios de 1966, Monseñor Lefebvre señaló cómo, con la excusa de un supuesto cuidado pastoral: "La fe, la moral y la disciplina eclesiástica son sacudidas desde sus cimientos."