Decano de la Rota Romana reprende a los 4 cardenales acusándolos de "escándalo grave"

Fuente: Distrito de México

Monseñor Pío Pinto

Luego de que cuatro cardenales hicieran pública una carta enviada al Papa Francisco, en la que expresan algunas dudas respecto a la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, el Decano de la Rota Romana los ha reprendido públicamente, acusándolos de haber ocasionado un escándalo grave al cuestionar dos Sínodos y una exhortación papal.

"Lo que hicieron es un escándalo muy grave", declaró, y continuó diciendo que gracias a que el Papa Francisco no es un Papa de otros tiempos, no les retirará el sombrero cardenalicio, como sucediera en otros tiempos con Pío XI y el famoso teólogo jesuita francés Louis Billot (quien, en realidad, había renunciado de manera espontánea antes de ver su renuncia aceptada días despúes por Pío XI). 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el supuesto "escándalo" causado por la publicación de una solicitud de aclaración de las ambigüedades de Amoris Laetitia, es juzgado por Mons. Pío Vito Pinto, quien es precisamente un juez superior en la Iglesia, como merecedor de tal castigo. Y si no cae este castigo, es simplemente porque el Papa Francisco no es un "Papa de otra época".

En declaraciones hechas a Religión Confidencial, Mons. Pinto afirmó que los cuatro cardenales, así como otras personas dentro de la Iglesia que cuestionan la reforma del Papa Francisco y su exhortación apostólica Amoris Laetitia, en realidad ponen en cuestión "dos sínodos de obispos sobre el matrimonio y la familia. ¡No es un sínodo, sino dos! Uno ordinario y otro extraordinario. No se puede dudar de la acción del Espíritu Santo".

Durante la conferencia, el decano de la Rota indicó muy claramente a la audiencia que el Papa no respondió directamente a estos cuatro cardenales, pero "indirectamente dijo que ellos ven las cosas en blanco o negro, cuando en la Iglesia hay tonos de color". A través de estas observaciones, se refirió a la entrevista que el Papa concedió el viernes 18 de noviembre a Avvenire, diario de los obispos italianos, en la que dijo "algunos -piensen en algunas respuestas a Amoris Laetitia- siguien sin entender, para ellos es blanco o negro, cuando es en el flujo de la vida que hay que discernir. Eso es lo que nos dijo el Concilio".

Como lo ha señalado nuestra colega Francesca Villasmundo "para apoyar la posición del Papa Francisco, Mons. Pinto se encierra en la falsa concepción de la misericordia divina desarrollada a lo largo de este año de jubileo".

La teoría bergogliana sobre la Misericordia se inspira, en efecto, más en la doctrina protestante, que en los Padres de la Iglesia Católica. Este es un copiar y pegar de la interpretación luterana sobre la misericordia crística, imaginada como el manto de la pasión de Cristo que cubre los hombros del pecador a quien no se pide no pecar, a quien no se pide el desprendimiento del pecado, que no considera al pecador capaz de extraerse de su pecado.

Esta misericordia, promovida por el Papa reinante, prohíbe definir el bien y el mal, prohíbe condenar al pecador no arrepentido, prohíbe decirle la verdad sobre su estado de pecador. De hecho, durante su discurso a los Misioneros de la Caridad en el comienzo del año jubilar, el Papa había profesado que incluso si un penitente no confiesa su pecado o no quiere salir de él, el Señor le perdona de todos modos. Idea puramente protestante.

Por lo tanto, la contra-ofensiva de los amigos del Papa ha dado un nuevo paso en la oposición abierta lanzada por cuatro cardenales valientes. En apoyo al cardenal Christoph Schönborn -"enemigo personal" del cardenal Müller-, deben especialmente tomarse en cuenta las posiciones del nuevo cardenal estadounidense Kevin J. Farrell, quien escribe que "en Amoris Laetitia es el Espíritu Santo quien habla. Este texto debe tomarse tal como es. Esta es la guía para los próximos años. Sinceramente, no veo por qué algunos obispos piensan que debe ser interpretado”.

También atacó en otra entrevista -esta vez concedida a Catholic News Service, la agencia de información de la conferencia de los obispos de Estados Unidos- ad personam a Mons. Charles J. Chaput, Arzobispo de Filadelfia, quien es su compatriota, y cuya "culpa" habría sido dar directrices para la aplicación de Amoris Laetitia a su diócesis: "El haber dado a los sacerdotes y fieles de sus diócesis directrices “cerradas” y no “abiertas” como lo quiere el Papa Francisco" es una falta".

Una vez más, es sólo con silencio que el Papa Francisco responde a estas batallas doctrinales que debilitan la Iglesia profundamente. Silencio aprobador para sus amigos progresistas, silencio terrible y amenazante hacia muchos cardenales y obispos, que le enviaron -y lo siguen haciendo- confidencialmente llamadas similares, ya que cada vez están más preocupados por la confusión que llega a toda la Iglesia, tanto en la fe como en las obras.

Fuentes: Benoit-et-Moi/Sandro Magister/La Croix/MPI/Le Figaro/AFP/Apic/La Porte Latine du 1er décembre 2016