Discurso del Santo Padre a la Curia Romana

Fuente: Distrito de México

El Papa detalló doce virtudes que deben acompañar a los miembros de la Curia y rechazó "la ideología del bonachón destructivo".

Tras las duras reconvenciones que caracterizaron el discurso del año pasado, en 2015 Francisco eligió un tono positivo para, en su felicitación navideña a los miembros de la Curia, desgranar las virtudes que deben atesorar los responsables y funcionarios de los distintos dicasterios de la Santa Sede. Recordó, eso sí, que algunos de los males que había apuntado en 2014 “se han manifestado a lo largo de este año, provocando mucho dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas. También con el escándalo. Es necesario afirmar que esto ha sido —y lo será siempre— objeto de sincera reflexión y decisivas medidas. La reforma seguirá adelante con determinación, lucidez y resolución, porque Ecclesia semper reformanda”.

Como forma práctica de recordar ese no exhaustivo “catálogo de las virtudes necesarias para quien presta servicio en la Curia y para todos aquellos que quieren hacer fértil su consagración o su servicio a la Iglesia”, Francisco fabricó un acróstico con la palabra Misericordia: Misionareidad y pastoralidad, Idoneidad y sagacidad, Espiritualidad (Spiritualità) y humanidad, Ejemplaridad y fidelidad, Racionalidad y amabilidad, Inocuidad y determinación, Caridad y verdad, Honestidad (Onestità) y madurez, Respetuosidad y humildad, Dadivosidad y atención, Impavidez y prontitud, Atendibilidad y sobriedad.

Al referirse a la caridad y la verdad, sobre cuyas relaciones tanto se ha debatido en los últimos meses, Francisco dijo que son “dos virtudes inseparables de la existencia cristiana: «Realizar la verdad en la caridad y vivir la caridad en la verdad» (cf. Ef 4,15). Hasta el punto en que la caridad sin la verdad se convierte en la ideología del bonachón destructivo, y la verdad sin la caridad, en el afán ciego de judicializarlo todo”.