Domingo "in albis" - textos litúrgicos
Renovados en nuestra vida de bautizados, por la celebración pascual, escuchemos la apremiante invitación de la Iglesia; ella se dirige a nosotros de la misma manera que a los que acaban de entrar en las milicias cristianas. Ciertamente, no estamos solos ni sin ayuda en la vida que hemos abrazado. La Iglesia confirma nuestra fe y alimenta nuestras almas con la "leche pura de su doctrina", con el pan de la Eucaristía. Hace de nosotros testigos de la Resurrección de Cristo y de la victoria que ha reportado sobre el mundo perverso.
CADA DOMINGO ES UNA PASCUA
Vimos ayer a los neófitos clausurar su Octava de la Resurrección. Antes que nosotros habían participado del admirable misterio del Dios resucitado, y antes que nosotros debían acabar su solemnidad. Este día es, pues, el octavo para nosotros, que celebramos la Pascua el Domingo y no la anticipamos a la tarde del Sábado. Nos recuerda las alegrías y grandezas del único y solemne Domingo que reunió a toda la cristiandad en un mismo sentimiento de triunfo. Es el día de la luz que oscurece al antiguo Sábado; en adelante el primer día de la semana es el día sagrado; le señaló dos veces con el sello de su poder el Hijo de Dios. La Pascua está, pues, para siempre fijada en Domingo y como dejamos dicho en la "mística del Tiempo Pascual", todo domingo en adelante será una Pascua.
Nuestro divino resucitado ha querido que su Iglesia comprendiese así el misterio; pues, teniendo la intención de mostrarse por segunda vez a sus discípulos reunidos, esperó, para hacerlo, la vuelta del Domingo. Durante todos los días precedentes dejó a Tomás presa de sus dudas; no quiso hasta hoy venir en su socorro, manifestándose a este Apóstol, en presencia de los otros, y obligándole a renunciar a su incredulidad ante la evidencia más palpable. Hoy, pues, el Domingo recibe de parte de Cristo su último título de gloria, esperando que el Espíritu Santo descienda del cielo para venir a iluminarle con sus luces y hacer de este día, ya tan favorecido, la era de la fundación de la Iglesia cristiana.