El Card. Sarah elogia el Motu Proprio, e insta a aumentar las prácticas tradicionales
El Cardenal Robert Sarah en el Vaticano, Feb. 2015. (Crédito: Bohumil Petrik vía CNA)
El Cardenal Sarah, un defensor permanente del regreso de la Iglesia hacia prácticas más tradicionales, elogió el Motu Proprio del 2007 en un documento reciente.
El Cardenal Robert Sarah escribió un mensaje de 5,400 palabras para una conferencia celebrada en Alemania, conmemorando el décimo aniversario del Motu Proprio Summorum Pontificum. En su mensaje elogió al Papa Benedicto XVI por sus esfuerzos para "relanzar" el movimiento litúrgico y, al mismo tiempo, lamentó "el desastre, la devastación y el cisma que los promotores modernos de una liturgia viva ocasionaron al remodelar la liturgia de la Iglesia según sus propias ideas."
Debido a sus obligaciones, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos no pudo asistir a la conferencia titulada "La Fuente del Futuro," celebrada en Herzogenrath (cerca de Aachen) del 29 marzo al 1 de abril del 2017, para analizar el Motu Proprio que autorizó un mayor uso de la Misa Tradicional en latín. El Cardenal Sarah envió sus saludos y reflexiones sobre el Motu Proprio en forma escrita, para que fueran leídos en la conferencia como un Mensaje Introductorio.
Cuidado con la liturgia centrada en el hombre
En sus observaciones, el Cardenal Sarah analizó la historia del "movimiento litúrgico" que derivó en la Constitución sobre la Liturgia, Sacrosanctum Concilium, del Concilio Vaticano II, en la que se hacía un llamado a una "participación más activa" en la liturgia. Aunque admitió que, en este sentido, algunas iniciativas fueron buenas, insistió:
Es necesario reconocer que la crisis tan grave y profunda que ha afectado a la liturgia y a la Iglesia misma desde el Concilio se debe al hecho de que su CENTRO ya no es Dios y su adoración, sino el hombre.
El Cardenal identificó esta distorsión fundamental de la liturgia como la causa principal de la crisis en la Iglesia post-conciliar, lo cual derivó en:
un relativismo en la enseñanza doctrinal, moral y disciplinaria, en graves abusos, en la desacralización y triviliaziación de la Liturgia Sagrada, y en una visión meramente social y horizontal de la misión de la Iglesia.
El arzobispo en Roma, 1974, en el momento de su famosa "Declaración".
Una Primavera para los católicos de izquierda
En respuesta a la descripción del Cardenal Sarah del trastorno post-conciliar, el diario radical de izquierda National Catholic Reporter (NCR) publicó el 3 de abril un artículo escrito por su corresponsal en Washington, Michael Sean Winters, en el que este último calificó de "desafortunados" e incluso de "disparatados" algunos de los comentarios del Cardenal Sarah. Winters admite que sí han ocurrido abusos litúrgicos, pero considera estos incidentes como "excepciones minúsculas". En su opinión, "la reforma de la liturgia que comenzó después del Concilio Vaticano II ha tenido un éxito abrumador."
El reportero del NCR cita la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II, que marcara el 25 aniversario de la Constitución sobre la Liturgia, en la que el Papa llamó a la renovación litúrgica un "movimiento del Espíritu Santo en la Iglesia", que produjo una mayor apreciación de la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, "aumentó la participación de los fieles... en la Eucaristía," y "la radiante vitalidad de muchas comunidades cristianas, una vitalidad procedente del manantial de la Liturgia."
Winters continúa calificando las críticas del Cardenal Sarah sobre las novedades post-conciliares en la liturgia como una cuestión de gustos, como si se tratara únicamente de un asunto de distintos "estilos de culto." Y tiene el descaro de declarar que: "Cuando el Papa Benedicto emitió el Motu Proprio Summorum Pontificum, no buscaba comenzar un movimiento, mucho menos [una] ideología." Con esta artimaña verbal, lo que intenta hacer es desviar la atención del hecho evidente de que la Nueva Misa, en sí misma, se convirtió, en los años que siguieron al Vaticano II, en un ariete usado por los "reformadores" para destruir las tradiciones de la Iglesia.
¿Renovación o abandono?
El lenguaje utilizado por el Cardenal Sarah es diplomático, pero su diagnóstico es muy acertado:
Muchos opinan y declaran en voz alta y fuerte que el Concilio Vaticano II produjo una verdadera primavera en la Iglesia. No obstante, un número cada vez mayor de líderes eclesiásticos consideran esta "primavera" como un rechazo, una renuncia a su herencia secular, o incluso como un cuestionamiento radical de su pasado y Tradición. La Europa política ha sido reprendida por abandonar o negar sus raíces cristianas. Pero la primera en abandonar sus raíces cristianas y su pasado es, indiscutiblemente, la Iglesia Católica post-conciliar.
Cuando Monseñor Lefebvre se enfrentó a tal "rechazo" y "renuncia" de la doctrina, así como de la liturgia, y viéndose obligado a elegir, redactó el 21 de noviembre de 1974, una declaración que hizo pública, en la que afirmaba su adherencia a la "Roma eterna, guardiana de la fe católica, maestra de sabiduría y verdad." Por otro lado, se rehusó a seguir a "la Roma de tendencias neomodernistas, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron."
Fuentes: CatholicWorldReport.com / ncronline.org