El nuevo rito de la extremaunción
Cincuenta años después de la promulgación del nuevo rito, surge una pregunta: ¿cuáles son las principales diferencias entre el antiguo y el nuevo rito de la extremaunción?
Venid a ver el más hermoso espectáculo que puede presentar la tierra; venid y veréis morir a un fiel cristiano... Así como un sacramento abrió a los justos las puertas del mundo; así también las va a cerrar otro; la religión se ha complacido en mecerle en la cuna de la vida; sus hermosos cánticos y su mano maternal le adormecerán también en la cuna de la muerte... El sacramento liberador rompe poco a poco sus ataduras; su alma, casi separada ya del cuerpo, está como visible en su rostro.
Chateaubriand, El Genio del Cristianismo
Principales cambios
Todo sacramento está conformado por una parte esencial y una parte accidental.
La parte esencial se compone de la materia y la forma.
La materia corresponde a aquello que se aporta al sacramento y la forma en que se presenta. Por ejemplo, la materia del sacramento del bautismo es el agua que fluye sobre el catecúmeno.
La forma es la fórmula utilizada que precisa el significado de la materia. La forma del bautismo es la siguiente: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".
Las partes accidentales o secundarias constituyen la totalidad del rito, gestos y oraciones, que precisan el sentido del sacramento y sustentan la fe y la devoción del celebrante y de los fieles.
Los cambios introducidos por la reforma conciliar se refieren a estos distintos puntos.
La materia y el problema del aceite
El nuevo ritual prevé el uso de un aceite distinto al aceite de oliva. Pablo VI lo justifica en estos términos: "Dado que el aceite de oliva, hasta ahora prescrito para conferir válidamente1 el sacramento, es escaso o difícil de obtener en ciertas regiones, hemos decretado, a petición de varios obispos, que, por conveniencia, se pueda utilizar otro aceite distinto en el futuro, con la condición de que este último se extraiga directamente de las plantas, para que sea un aceite lo más parecido al aceite de oliva".
Esta innovación constituye una ruptura con la Tradición. Aun cuando el Concilio de Florencia fue sumamente explícito al respecto: "El quinto sacramento es la extremaunción cuya materia es el aceite de oliva bendecido por el obispo2 ". El catecismo del Concilio de Trento, el Código de Derecho Canónico de 19173 y Santo Tomás4 se expresan del mismo modo al mencionar el aceite "oleum olivae".
Dado que esta novedad afecta la materia misma del sacramento, no deja de suscitar serias dudas sobre la validez de los sacramentos de extremaunción conferidos sin aceite de oliva.
El número de unciones
En el rito tradicional, el sacerdote realizaba seis unciones (en los ojos, las orejas, la nariz, la boca, las manos y los pies). De este modo, el rito manifestaba la variedad de los pecados cometidos (por la vista, el oído, el olfato, las palabras y el gusto, el tacto y los pasos) y la magnitud de la misericordia divina que sana los diversos males del pecador.
El nuevo tiene por objeto la simplicidad5 y reduce las unciones a la cabeza (la frente) y las manos.
La forma sacramental
La forma sacramental también fue modificada. La antigua era: "Por esta santa unción, y por su piadosísima misericordia, el Señor te perdone cuanto pecaste por la vista". De modo semejante para todos los otros órganos.
La nueva fórmula se convirtió en: "Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad.
R/. Amén”.
Nuevamente, Pablo VI justifica así su cambio: "Hemos pensado, pues, cambiar la fórmula sacramental de manera que, haciendo referencia a las palabras de Santiago, se expresen más claramente sus efectos sacramentales6 ".
Estas palabras de Pablo VI nos proporcionan la clave de lectura del nuevo sacramento.
Un orden inverso
En la teología tradicional, el sacramento de la extremaunción se confiere principalmente para otorgar gracias espirituales y, en segundo lugar, para aportar un aumento de la salud.
Las gracias espirituales se confieren sobre todo para remediar el pecado y preparar al alma para la última batalla. En segundo lugar, facultan a los enfermos, y no solo a los agonizantes, para que soporten la enfermedad de una manera cristiana. Ahora, el orden de los efectos se ha invertido: primero está la salud del enfermo, luego la gracia para sobrellevar la enfermedad y, finalmente, el remedio de los pecados.
Esto se refleja en la forma sacramental donde el verbo "perdonar" (indulgeat en latín) cede el paso a "confortar" (adjuvet en latín). Ya no se habla de la misericordia divina, sino de la bondad7 .
Esta inversión aparece también en el cambio de nombre: se habla del sacramento de los enfermos y no de la extremaunción. El énfasis ya no está en la preparación para el juicio de Dios, sino en la enfermedad. Finalmente, esta modificación se manifiesta en el rito.
El rito
Las rúbricas introductorias lo muestran claramente: "El sacramento de los enfermos es el sacramento para el tiempo de la enfermedad... Recibir el sacramento de los enfermos es un gesto de fe y de esperanza. Es pedir a Dios la fuerza en la prueba y el apoyo que necesitamos..."
"A los niños, precisan las rúbricas, se les puede dar la Unción, si tienen suficiente uso de razón para ser confortados por este sacramento". (62)
El resto del texto se refiere a los milagros de Jesús para sanar a los enfermos8 .
Durante la ceremonia, se le ofrece al enfermo "reconciliarse" con Dios9 . Luego, se solicitan los beneficios divinos donde se pide fuerza, paz, alegría, alivio del sufrimiento, una "mejor salud", valor y confianza "en la vida eterna".
La oración para la bendición del aceite contiene la misma insistencia sobre la enfermedad en detrimento del pecado y los últimos combates10 .
En el momento de la imposición de manos, se reza de esta manera: "Concédele, te rogamos, la fuerza para luchar por su curación, la salud del cuerpo y del espíritu". "La oración que sigue inmediatamente a la unción [...] resume una vez más los efectos implorados, a saber, el consuelo físico y moral, y la curación corporal y espiritual...11 "
Esta inversión, ya anunciada por el Concilio Vaticano II12 , y sugerida por Pablo VI, es aún más clara en la definición del "sacramento de los enfermos" contenida en el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: "No. 1511: La Iglesia cree y confiesa que hay, entre los siete sacramentos, un sacramento especialmente destinado a confortar a aquellos que son probados por la enfermedad: la unción de los enfermos".
Nos tomaremos la libertad aquí de señalar una ironía. Dado que, por un lado, el sacramento es normalmente eficaz ex opere operato (es decir, en virtud de sí mismo), y, por otro lado, que el efecto principal de este sacramento es ahora el alivio de los cuerpos, esto significa que todo sacramento de los enfermos debería operar un alivio físico. Debería aliviar al cuerpo... médico. Y, sin embargo, este no es el caso.
Por tanto, hay dos posibilidades: o la nueva teología del sacramento de la extremaunción es errónea, o el nuevo ritual es inválido... O ambas cosas.
Finalmente, cabe señalar que existen varias posibilidades en los textos a leer.
El espíritu de la nueva reforma
Ante estos cambios, ¿qué espíritu surge? La pérdida del espíritu cristiano.
La muerte se oculta
Uno de los primeros efectos manifiestos radica en la supresión de la idea y de la palabra muerte. Como en toda la reforma litúrgica, los fines últimos quedan siempre en el olvido. Se teme asustar al agonizante, perdiendo así de vista la finalidad principal de este sacramento y su necesidad.
El combate espiritual
No se hace ninguna mención implícita ni explícita del combate espiritual. Una vez más, la reforma litúrgica se reviste de un optimismo complaciente. Lo cual va de la mano con la desaparición de la mención de los ángeles malos.
No se hace mención del demonio
El ritual tradicional manifiesta tres veces al demonio que acecha especialmente la habitación de los agonizantes. El nuevo rito no menciona al demonio. Ya no existe.
El pecado es eliminado
Si bien no se niega el pecado, su presencia también se atenúa. Solo se menciona cuatro veces (incluidas las dos unciones en la frente y las manos). En el rito antiguo, el recuerdo del pecado era omnipresente (nueve menciones): en el número de unciones, en la fórmula sacramental o en las oraciones. Esta reducción es tanto más lamentable cuanto que este sacramento se confiere para borrar los pecados y sus consecuencias.
El naturalismo
El rasgo más manifiesto de esta reforma es el naturalismo, la pérdida del espíritu sobrenatural. La salud del cuerpo tiene prioridad sobre la salud del alma. Las prioridades se invierten. El antiguo rito veía en este sacramento principalmente el don de la gracia para ayudar al alma; el nuevo lo considera sobre todo como un remedio corporal y un consuelo moral.
El arqueologismo
No sorprende encontrar en esta reforma el rechazo de la teología tradicional y el retorno indebido a una visión antigua que aún no se beneficiaba de la precisión proporcionada por el Magisterio. En un comentario a la doctrina tradicional, el Padre Prétot, benedictino y profesor del Instituto Católico de París, señala: "Poco a poco, el efecto sobre el cuerpo prácticamente desaparecerá en favor del efecto único sobre el alma13 ".
Y añade: "Al modificar el nombre de este sacramento, el Concilio Vaticano II reinterpretó su significado. Pasar de la "extremaunción" (extrema unctio) a la "unción de los enfermos" (infirmorum unctio) no es un simple cambio de vocabulario. Es una transformación de la representación misma del acto ritual14 .
Adolf Adam opina de forma similar: "Desgraciadamente, desde la Alta Edad Media se instauró una falsa concepción y una práctica deplorable. (...) Por lo tanto, se hizo cada vez menos hincapié en el papel curativo y consolador de este sacramento y cada vez más en la promesa del perdón de los pecados. (...) Únicamente gracias al movimiento de renovación litúrgica y pastoral de las últimas décadas se ha logrado una reconsideración de las cosas15 ".
Conclusión: un empobrecimiento de la fe y la devoción
La comparación entre los dos ritos revela un verdadero empobrecimiento del ritual moderno.
La disminución del número de unciones, la supresión del beso del crucifijo por los enfermos, la desaparición del demonio, la atenuación del pecado, el ocultamiento de la muerte y de los fines finales, contribuyen a disminuir el espíritu de fe y de devoción.
Este sacramento debería ayudar a los enfermos, y especialmente a los agonizantes, a prepararse para la muerte y a sobrellevar cristianamente el sufrimiento de la enfermedad, sin embargo, el nuevo rito priva a estas almas de un auxilio oportuno. Una vez más, la reforma litúrgica aparece impregnada por una pérdida del espíritu de fe y de devoción.
Peor aún, es una revolución que invierte los fines del sacramento. Se entiende mejor entonces por qué el Papa Francisco, tan apegado a la reforma litúrgica, ha tenido cuidado en prohibir el ritual tradicional.
Finalmente, hay que añadir la duda que se cierne sobre la validez de este sacramento por el uso de un aceite distinto al de oliva.
Todas estas razones nos exhortan a seguir conservando a toda costa nuestro buen y antiguo sacramento de la extremaunción, a la espera de que el nuevo muera sin demasiado alboroto...
Historia
El tema de la extremaunción se aborda en el Concilio en las constituciones Lumen Gentium (nº 11) y Sacrosanctum Concilium que tratan de la liturgia. En esta última, donde se insiste en la importancia de los textos bíblicos (nº 24 y 35), el sacramento de la extremaunción16 se convierte en el "sacramento de los enfermos"17 , un nombre ya antiguo. El cambio no es inofensivo, como veremos. Se recuerda también oportunamente que este "no es solo el Sacramento de quienes se encuentran en los últimos momentos de su vida".
Se anuncia un nuevo ritual (n. 74), explica Pablo VI, en la Constitución Apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de noviembre de 1972, para que este sacramento "se adapte mejor a las condiciones de nuestro tiempo".
El 7 de diciembre de 1972, la Sagrada Congregación para el Culto Divino publicó el Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae, es decir, el ritual del sacramento de los enfermos, que entró en vigor el 1 de enero de 1973, en sustitución del anterior que ahora es obsoleto18 .
Por el Motu Proprio Traditionis custodes del 16 de julio de 2021, el Papa Francisco parece descartar nuevamente la posibilidad de utilizar el ritual tradicional para los sacramentos19 . El 18 de noviembre siguiente, el Sumo Pontífice confirmó las respuestas a las dubia generadas por Traditionis custodes, en particular sobre el uso del ritual tradicional. Esta vez, la respuesta fue explícita:
"Pregunta: De acuerdo con las disposiciones del Motu Propio Traditionis Custodes, ¿es posible celebrar los sacramentos con el Rituale Romanum (…) anterior a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II?
Respuesta: No. Únicamente a las parroquias personales erigidas canónicamente que, según las disposiciones del Motu Proprio Traditionis custodes, celebren con el Missale Romanum de 1962, el obispo diocesano está autorizado a conceder la licencia para utilizar únicamente el Rituale Romanum (última edición típica 1952) (…) anterior a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II".
Padre François-Marie Chautard
- 1El texto en latín dice “ad valorem”.
- 2Bula sobre la unión con los armenios Exsultate Deo, 22 de noviembre de 1439, Decreto para los armenios; DS 1324.
- 3CIC 1917, c. 945.
- 4Suppl. 29, 4, c.
- 5“En cuanto al número de unciones y los miembros a ungir, pareció oportuno simplificar el rito. “Ad numerum unctionum et ad membra ungenda quod attinet, opportunum visum est ritum simpliciorem reddere. Pablo VI, op. cit.
- 6Formulam sacramentalem ita mutare censuimus ut, verbis Iacobi relatis, effectus sacramentales satius exprimerentur.
- 7En la versión francesa del ritual (aprobada por Roma), pero no en la versión en español ni en la original en latín que conserva "misericordiam".
- 8“Oremos (oración a elegir, por ejemplo). Señor Jesucristo, Salvador del Mundo, fuiste por todas partes haciendo el bien. Fuiste a visitar a los enfermos para consolarlos y ayudarlos... Te rogamos por N.... Perdónale todos sus pecados. Dale valor en su enfermedad”.
- 9Empleando los siguientes términos: “Antes de celebrar la unción de los enfermos, dejémonos reconciliar por Dios; pidámosle perdón. Perdonémonos los unos a los otros”.
- 10“Dios Padre nuestro, de quien proviene todo consuelo, por medio de tu Hijo, quisiste sanar todas nuestras debilidades y nuestras enfermedades, atiende a la oración de nuestra fe: envía desde el cielo a tu Santo Espíritu Consolador sobre este aceite que tu creación nos ha procurado para restaurar el vigor de nuestros cuerpos. Que se convierta por tu bendición en el Santo Óleo que recibimos de ti, para aliviar el cuerpo, el alma y el espíritu de los enfermos que recibirán la unción, para ahuyentar todo dolor, toda enfermedad, todo sufrimiento físico y moral. Que este aceite se convierta así en el instrumento que usas para darnos tu gracia, en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, que reina contigo por los siglos de los siglos”.
- 11Adolf Adam, La liturgie aujourd'hui, Brépols, 1989, p. 193
- 12Nótese el clásico proceso de subversión (desvío, inversión, perversión). Se enfatiza un aspecto secundario (desvío), que permite resaltarlo (inversión) y cambiar la naturaleza del sacramento (perversión). Este método también se utilizó para la misa, insistiéndose en la predicación en detrimento del sacrificio.
- 13«Les sacrements pour les malades, l’action de Dieu dans la faiblesse » Transversalités, oct-dic 2013, n° 128, p.7. En la página 80, el Padre habla de una “eliminación” respecto al decreto del Concilio de Florencia.
- 14Ibidem, p. 87.
- 15Adolf Adam, op. cit., p. 186.
- 16Este sacramento se llama “extremaunción” desde el siglo VII. Véase Card. Grent. Les sept sacrements, Fayard, coll. Le livre chrétien, 1952, p. 143. Santo Tomás enseña en el siglo XIII que “este sacramento es llamado por todos “extremaunción”, Supp 32, 2, sed contra
- 17“La extremaunción”, que también, y mejor, puede llamarse “unción de los enfermos”.
- 18“El antiguo ordo puede usarse hasta el 31 de diciembre de 1973. A partir del 1 de enero de 1974, el nuevo ordo debe ser el único (tantum) usado por todos aquellos a quienes corresponde”.
- 19“Artículos 1. Los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano”.
Fuente: Le Chardonnet nº 381