El Papa dice "No" a las armas nucleares

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco reafirmó claramente su postura a favor de la total prohibición de las armas nucleares, afirmando que no son legítimas ni siquiera como un medio de disuasión.

Ésta es una buena oportunidad para analizar cómo ha evolucionado la postura de la Iglesia sobre esta cuestión durante las últimas décadas.

No hace mucho tiempo, la Organización de las Naciones Unidas comenzó una serie de debates cuyo objetivo era concertar un tratado para prohibir las armas nucleares: desde el inicio, las principales potencias nucleares brillaron por su ausencia. Incluso Japón, que ha padecido el drama nuclear más que ningún otro país, se opuso a este tratado.

La Santa Sede se mantiene fiel a la idea de un mundo sin armas nucleares, convencida de que una ética y ley basadas en la amenaza de la destrucción mutua no ayudan en nada a buscar una solución pacífica a los conflictos.

El Papa Francisco se opone al concepto de disuasión nuclear



En su mensaje a la ONU, el Papa Francisco fue todavía más lejos: en su opinión, la amenaza de destrucción recíproca va en contra de los principios fundamentales de la ONU, cuya misión principal es mantener la paz. "Tenemos que comprometernos a luchar por un mundo sin armas nucleares", escribió el Papa al Presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas en su prohibición, explicando por qué es urgente esta meta en un mundo que se caracteriza por un inestable clima de conflicto.

El soberano pontífice analizó las principales amenazas del siglo XXI: terrorismo, conflictos asimétricos, seguridad cibernética, problemas ambientales y pobreza, y considera que la disuasión nuclear no es una respuesta efectiva a ninguno de ellos. El uso de armas nucleares tendría también consecuencias catastróficas para el hombre y el ambiente. Su elaboración requiere de enormes inversiones, que podrían usarse para objetivos más importantes como promover la paz y el desarrollo humano integral.

El "No" de Pío XII



Resulta interesante hacer un breve análisis de la evolución del Magisterio sobre la cuestión tan delicada de las armas nucleares: cuando formó parte del debate ético bajo el pontificado de Pío XII, se aplicó el criterio de la proporcionalidad para condenar el uso de las nuevas armas: "Cuando los daños ocasionados por la guerra no son comparables a los causados por la tolerancia de la injusticia, es probable que tengamos que padecer la injusticia", declaró el papa en su Discurso a la Asociación Médica Mundial, el 19 de octubre de 1953.

En otras palabras, las armas nucleares se consideraban inmorales por ser un método militar responsable de causar daños humanos y naturales que son desproporcionados con cualquier tipo de agresión.



Hacia una tolerancia temporal de la disuasión nuclear

La postura de Pío XII cambió un poco hacia el final de su pontificado, pero no fue hasta los siguientes papas que el criterio sobre las armas nucleares se modificó ligeramente en la Iglesia: llegaron a ser consideradas como un medio político, especialmente cuando la disuasión era bilateral y era vista como una opción para las relaciones políticas entre las superpotencias.

Al mismo tiempo, se llevaron a cabo algunas reflexiones sobre el tema del posible control técnico de las armas nucleares. Poco a poco, el Magisterio ajustó su juicio moral siguiendo esa misma línea hasta Juan Pablo II, quien declaró en 1982 que "en las actuales condiciones, una disuasión basada en el equilibrio, ciertamente no como un medio en sí misma sino como un paso hacia un desarme progresivo, puede juzgarse como moralmente aceptable." La resolución del Magisterio desde Juan XXIII hasta Juan Pablo II puede resumirse de la siguiente forma: no puede prohibirse el uso temporal de armas nucleares, siempre que contribuyan a la disuasión. Únicamente puede prohibirse su uso indiscriminado: pero el objetivo primordial es la prohibición y destrucción de las armas nucleares.

El regreso a una postura más estricta



Los pontificados de Benedicto XVI y Francisco han marcado un notorio cambio de dirección, que puede justificarse por la proliferación de armas nucleares y el fin de la bipolarización Oriente-Occidente, lo cual hace imposible seguir acogiéndose al concepto de disuasión: "¿Qué puede decirse a esos gobiernos que cuentan con armas nucleares como un medio para asegurar la seguridad de sus países? A la par de una infinidad de personas de buena voluntad, podemos afirmar que este punto de vista no sólo es nefasto sino completamente falaz", declaró Benedicto XVI el 1 de enero del 2016.

El Papa Francisco mantiene la misma postura en este punto que su predecesor inmediato, y considera la abolición de las armas nucleares como un verdadero "desafío moral y humanitario".

Fuentes: Radio Vatican/ FSSPX.News 4/27/17