El Rosario y el Inmaculado Corazón de la Virgen María
Existe una estrecha relación entre la devoción al Inmaculado Corazón y el Santo Rosario. ¿Cuál es esta relación? Para comprender mejor el asunto comencemos por definir qué se entiende por Corazón de María y por Santo Rosario; luego, veamos la excelencia de ambas devociones; y por último, la relación que ambas tienen.
Estimados fieles, nos encontramos en el mes de Octubre, mes dedicado por la Iglesia al fomento de la devoción al Santo Rosario. De igual modo, seguimos celebrando el Centenario de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima; apariciones, en las que Nuestra Señora ha venido, principalmente, a revelarnos su Inmaculado Corazón.
Octubre fue, también, el mes de la última aparición de la Virgen. En esta aparición, que fue el día 13, Ella se dio a conocer a los Pastorcitos como “Nuestra Señora del Rosario” y pidió, del mismo modo que lo había hecho en las 5 apariciones anteriores, que se rezara diariamente el Santo Rosario. Todas estas coincidencias puestas por la Providencia nos hacen afirmar sin temor a equivocarnos que existe una estrecha relación entre la Devoción al Inmaculado Corazón y el Santo Rosario. ¿Cuál es dicha relación? Para comprender mejor el asunto comencemos por definir qué se entiende por Corazón de María y por Santo Rosario; luego, veamos la excelencia de ambas devociones; y por último, la relación que ambas tienen.
El Corazón de María
Los teólogos dicen que por Corazón de María debemos entender el principio u origen de la vida interior y exterior de la Santísima Virgen. Se trata del centro y tesoro que Dios ha colocado en Ella, donde encontramos todas sus gracias y virtudes; sobre todo, se trata de la sede de la caridad de María; que la ha constituido asociada de Jesucristo en la obra de la salvación, y asociada también del Espí- ritu Santo en la santificación de todos los hombres. Por lo tanto, al venerar el Corazón Doloroso e Inmaculado de Nuestra Señora, veneramos su plenitud de gracia y de amor en su origen y “en acción” durante toda su vida.
El Santo Rosario
La Iglesia en sus libros litúrgicos lo define como: “Una fórmula de oración compuesta de quince decenas de Avemarías; decenas separadas con la oración dominical (Padrenuestro) y acompañadas de la piadosa meditación de otros tantos misterios de nuestra Redención”. Así pues, en el Rosario hay dos elementos esenciales:
- El primero es la meditación de los misterio de Jesús y María, meditación que comunica la unción y vida a las oraciones vocales.
- El segundo es la recitación vocal de las oraciones (Padrenuestros y Avemarías), que serán como el soporte o “cable conductor” en la contemplación de los misterios.
La excelencia de ambas devociones
Una forma de devoción a la Virgen es tanto más excelente, cuanto más sea apta y eficaz para glorificar a Dios, para despertar nuestra entrega a Nuestra Señora y para santificarnos; pero, sobre todo, será más perfecta en la medida en la que nos haga contemplar los oficios, excelencias y virtudes de la Virgen y de la manera más tierna y afectuosa mueva nuestro corazón. Con todo esto cumplen las devociones al Inmaculado Corazón y al Santo Rosario.
- El Rosario presenta a la Santísima Virgen indisolublemente unida a Jesucristo, en su obra de salvación, como Madre suya, como Madre y Corredentora nuestra. Esos títulos son gloriosísimos, ternísimos, singularmente aptos para arrancar nuestra gratitud, nuestro amor, nuestra entrega.
- La devoción al Corazón de María nos propone esos mismos oficios y títulos y todo el conjunto de sus gracias, privilegios y virtudes, pero contemplados en su centro y principio: su Corazón. María, es Madre por su Corazón; es Corredentora por su Corazón; y este Corazón es el principio de cuanto es y cuanto hace a la Virgen. “A la Virgen, escribe un autor, hay que entenderla, hay que conocerla en su Corazón: cuanto más estudiemos su amor, más conoceremos a María”.
La relación entre ambas devociones y sus consecuencias
Por lo anteriormente señalado, podemos decir que la relación entre el Rosario y la devoción al Corazón Inmaculado se encuentra en que entre ambas hay un gran y benéfico influjo mutuo.
Así pues, el Rosario presta, en sus misterios (al ver la vida de la Virgen unida a la de Cristo en todos sus aspectos; interior y exterior), materia de conocimiento y de veneración al Corazón Inmaculado. Más aún, la recitación de los Padrenuestros y decenas de Avemarías pueden también servir para mantener (a modo de un cable conductor de electricidad) en la atención, piedad y devoción interna a los que contemplan al Corazón Inmaculado.
Y a su vez, la devoción al Corazón de María lo que hace sobre el Rosario es que le da hondura y amplitud, porque enseña (por resaltar la plenitud de gracia y caridad de María), a conocer, valorar y matizar la asociación de María con Jesús en cada uno de sus misterios.
Las consecuencias que parecen imponerse son obvias y, al abrazarlas, no haremos sino responder a la apremiante llamada de la Santísima Virgen en Fátima: Que se extiendan por toda la tierra y arraiguen en toda alma cristiana las devociones al Santo Rosario y al Corazón Purísimo de María. ¿Cuáles son dichas consecuencias?
1ª Los devotos del Corazón de María deben ser sumamente devotos del Rosario
*Porque al Corazón de María no se le conoce de cualquier manera, sino principalmente a través del Santo Evangelio. Y las enseñanzas del Evangelio sobre el Corazón de la Virgen, en gran parte, se contienen en los misterios del Santo Rosario y han de profundizarse con la meditación asidua de los mismos, mientras rezamos devotamente las decenas.
* Porque la idea principal del Rosario, que es mostrar a María como Madre y Corredentora, ha sido el fin en orden al cual hizo Dios la maravilla del Corazón Santísimo de la Virgen, y por el cual latió en vida y sigue latiendo en la gloria. Es decir, Dios hizo el Corazón de María para ser Madre y Corredentora, lo cual nos lo descubre el Santo Rosario.
* Porque para dirigirse al Corazón de María, no hay oraciones más hermosas que las del Rosario (Padre nuestro y Ave María).
* Porque el Rosario, como la experiencia de muchos Santos lo confirma, es medio eficacísimo para producir la compenetración del alma con el Corazón de María y despertar el amor, la reparación y la consagración de uno mismo. En pocas palabras: los devotos del Corazón de María han de serlo también del Rosario, porque en él hallarán un camino excelentísimo para llegar a ese Corazón y para abismarse en ese mar de gracia y santidad.
2ª Los devotos del Santo Rosario deben serlo del Corazón de María
* Porque los misterios del Rosario tienen su raíz en el Corazón Inmaculado; fueron vividos por el Corazón de María; son el fruto mejor y la mayor gloria del Corazón de la Virgen.
* Porque la participación de Nuestra Señora en los misterios de Jesucristo sólo se comprenden y valoran justamente si se considera el amor y la luz de plenitud de gracia de su Corazón.
* Porque la eficacia santificadora de la meditación de los misterios del Rosario crece cuando los contemplamos en su Corazón. Como cuando se obtiene un mayor dolor del pecado mirando a un crucifijo, que con la simple idea de que se ha ofendido a Dios.
Conclusión
¡Devoción al Corazón Inmaculado y al Santo Rosario! Que todos los hogares católicos se consagren al Corazón Purísimo de María y que, en todos ellos, se instaure el rezo cotidiano del Rosario en familia. Bien podemos decir que estas devociones son las reinas de las devociones marianas para llegar al conocimiento y amor de la divina Madre y, por medio de Ella, a Jesucristo, el único que puede salvar nuestras almas y al mundo en su desatada carrera hacia la ruina.
P. Luis Rodríguez Ibarra
El Seamos Católicos es el boletín oficial del Priorato Nuestra Señora de Guadalupe de la Ciudad de México.