El Santo Padre enviará un delegado a Aviñón
Aviñón, en Francia, con vista al "Palais des Papes", la residencia de los Papas.
El Cardenal Paul Poupard, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Cultura, fue designado por el Papa Francisco como Delegado Pontificio para las celebraciones del aniversario 700 del enclave papal en Aviñón, que se llevarán a cabo del 23 al 25 de junio del 2017.
Ésta es una buena oportunidad para recordar esa página de la historia escrita por la Iglesia en el centro del Condado Venaissin.
Todo comenzó con Bertrand de Got, originario de Aquitania, quien fuera obispo de Cominges antes de ser transferido a la sede obispal de Bordeaux cuando tenía sólo 29 años de edad. Cuando se anunció en 1305 su elección al Pontificado Soberano, durante su recorrido pastoral, se tomó su tiempo antes de aceptar el cargo y elegir el nombre de Clemente V.
Cabe señalar que la situación en la Ciudad Eterna no era muy gloriosa en ese tiempo. Renunciando a Roma por un miedo justificado a las sangrientas intrigas locales, el Papa Clemente V eligió ser coronado en Lyon, territorio francés, lo cual fue una prueba de buena fe hacia el Rey de Francia.
Clemente V hizo todo lo posible por establecer buenas relaciones con el poderoso Felipe el Justo, pero se negó a sus solicitudes de abrir un juicio póstumo a Bonifacio VIII.
En 1307, se enfrentó a nuevas presiones por parte de Felipe el Justo, quien deseaba acabar con la Orden de los Templarios, por ser, en su opinión, demasiado ricos y poderosos, cosa que hizo el 13 de octubre de 1307, sin que el Papa pudiera oponerse. Como aun no podía establecerse en Roma, y deseaba seguir de cerca el juicio de los Templarios, Clemente V decidió, en 1307, establecerse "temporalmente" en un monasterio dominico en Aviñón, en tierras que pertenecían al Imperio, mismas que fueron vendidas en el año 1348 por 80,000 florines a su tercer sucesor - Clemente VI - por la Reina Juana I de Anjou-Sicilia, Condesa de Provenza.
No hay que confundir este período del papado en Aviñón con el del "Gran Cisma de Occidente" durante el cual hubo muchos papas y antipapas en Europa al mismo tiempo. Dos de los antipapas de Aviñón, Clemente VII y Benedicto XIII, no forman parte de la sucesión apostólica reconocida por la Iglesia Católica Romana.
El establecimiento del papado en las afueras del reino de Francia significó, aunque de forma "temporal", una cierta disminución del poder pontificio en comparación con los días de Inocencio III, el papa que, un siglo antes, intentó someter a los reyes a su autoridad.
Fuente: Vatican Radio – FSSPX.News – 4/28/17