El Santo Padre visita Polonia
Reseña de la visita del Santo Padre a Polonia, que tuvo lugar del 27 al 31 de julio, con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
“Este año jubilar, todo estará marcado por el signo de la misericordia,” anunció el Papa el 19 de julio, “y por la memoria agradecida y devota de San Juan Pablo II, que fue el artífice de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y guía del pueblo polaco en su reciente camino histórico hacia la libertad.”
Ver la Nota del Editor que aparece al final de este artículo: El Estado de la Iglesia Católica en Polonia
El 27 de julio, Francisco salió de Roma con dirección a Cracovia, a donde llegó a media tarde. Allí se dirigió al presidente Andrzej Duda, a las autoridades civiles y a los cuerpos diplomáticos en el Castillo de Wawel. El Papa manifestó su deseo de que tuvieran "mayor sabiduría y misericordia para poder superar sus temores y hacer el mayor bien posible,” a pesar de la oposición polaca hacia el tema de los migrantes.
Los migrantes y los divorciados y “vueltos a casar”
A continuación, el Papa habló en privado con el jefe de estado. Después, fue a la catedral de Cracovia, en donde se reunió a puerta cerrada con 130 obispos polacos. Fue recibido por el Cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y ex secretario privado de Juan Pablo II, ahí habló sobre la laicización de Europa, las obras de misericordia, la incorporación de actividades de integración en la vida parroquial y permitir la entrada a los refugiados, según el arzobispo Stanislaw Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal polaca y arzobispo de Poznan. Sobre el tema de los refugiados, el prelado polaco informó que el Papa animó a los obispos a conformarse con “el Evangelio, que nos enseña a ayudar a los afligidos.”
Pocas horas después de la llegada del Papa Francisco a Cracovia, el arzobispo Gadecki aclaró que la Iglesia polaca negará la Comunión a los divorciados y vueltos a casar. “La cuestión de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar no puede resolverse en dos minutos en el confesionario, ni siquiera en muchos años.” “Los sacerdotes y los laicos deben entender el mismo proceso, sabiendo que si el matrimonio se ha efectuado válidamente, no existe ninguna razón para permitir recibir la comunión a los divorciados y vueltos a casar,” añadió. El arzobispo citó los escritos de Juan Pablo II sobre la familia, en los cuales prohibió la recepción de la Eucaristía a los divorciados y vueltos a casar, recordando que “no podemos ignorar deliberadamente los preceptos de Cristo respecto al divorcio.”
Viene a la mente la intervención del arzobispo Gadecki al momento del Sínodo de la Familia, celebrado en octubre del 2015, a nombre de “toda la Conferencia Episcopal polaca”: “No obstante, la Iglesia, en sus enseñanzas sobre el acceso a la Santa Comunión para los civilmente divorciados y “vueltos a casar”, no puede doblegarse a la voluntad del hombre, sino únicamente a la voluntad de Cristo. Por lo tanto, la Iglesia no puede permitirse estar condicionada por sentimientos de una falsa misericordia hacia las personas, ni por formas erróneas de pensamiento, incluso si son difundidas en el contexto actual. Permitir el acceso a la Santa Comunión a aquellos que cohabitan more uxorio (como marido y mujer) sin una unión sacramental significaría una contradicción a la Tradición de la Iglesia.”
El 28 de julio, el Papa Francisco visitó el convento de las Hermanas de la Presentación, antes de viajar a Czestochowa, ciudad ubicada al sur de Polonia. En el santuario de Jasna Góra, rezó en la capilla de la Virgen Negra, delante del ícono pintado por San Lucas, antes de celebrar una Misa por el 1050 aniversario de la conversión de Polonia. Frente a varios miles de fieles, y en la presencia del presidente Andrzej Duda y de la primera ministra, la católica Beata María Szydlo, el Papa recordó que la historia de Polonia, “entrelazada con el Evangelio, la cruz y la fidelidad a la Iglesia, ha visto el contagio positivo de una auténtica fe, transmitida de familia a familia, de padre a hijo, y especialmente, a través de madres y abuelas, a quienes se les debe una enorme gratitud.” Invitando a los fieles a recurrir a “la Madre de todos”, el Soberano Pontífice enfatizó que en “María encontramos perfecta correspondencia con el Señor,” y deseó “que ella nos obtenga la superabundancia del Espíritu, para que podamos ser siervos fieles y buenos.”
Por la tarde, de regreso en Cracovia, el Papa tuvo un encuentro con miles de jóvenes reunidos bajo la lluvia en el Parque Jordan, en Blonia. Como es su costumbre, habló varias veces con la multitud e hizo que repitieran varias expresiones. Advirtió a los jóvenes que tuvieran cuidado con “los vendedores de falsas ilusiones”, los animó a “una nueva vida”, para la cual “no puede comprarse” una llave, porque “no se trata de un objeto”, sino de “una persona, llamada Jesucristo.” “Durante estas Jornadas Mundiales de la Juventud, Jesús quiere entrar en nuestros hogares, al corazón de cada uno de nosotros,” añadió el Papa; “Jesús verá nuestras inquietudes y nuestras preocupaciones, así como lo hizo con Martha… y esperará hasta que lo escuchemos, como lo hizo con María Magdalena,” declaró. El Papa finalizó diciendo: “todos juntos, pidamos al Señor, repitiendo cada uno en silencio, en nuestro corazón ¡Señor, lánzanos a la aventura de tu misericordia!”
El 29 de julio, Francisco voló en helicóptero una distancia de 60 km hacia el oeste de Cracovia, a los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau, en Oświęcim. El Papa rindió homenaje en silencio y no dio ningún discurso. Sentado a solas en una banca, rezó durante un cuarto de hora en el sitio donde el Padre Maximiliano Kolbe se ofreció a tomar el lugar de un padre de familia que fue condenado a muerte el 29 de julio de 1941. A continuación, entró solo a la celda donde murió el santo sacerdote el 14 de agosto de 1941. Recibido por Beata María Szydlo, primera ministra de Polonia, el Papa saludó a un grupo de aproximadamente diez sobrevivientes y firmó en español el libro de visitas de Auschwitz, “Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdónanos por tanta crueldad.” En Birkenau, mil personas lo esperaban frente al monumento de las naciones para un momento de oración, el cual incluyó el De Profundis cantado en hebreo por un rabino y leído por el sacerdote de la parroquia de Markowa.
De vuelta en Cracovia, durante el transcurso de una visita al Hospital Universitario Pediátrico de Cracovia-Prokocim, el Papa Francisco condenó nuestra sociedad “contaminada por la cultura del ‘rechazo’, que es lo opuesto a la cultura de la bienvenida,” y exhortó a formar “una verdadera civilización, humana y cristiana al mismo tiempo,” la cual ponga “en el centro de la atención social y política a los más desfavorecidos.”
A continuación, el Papa fue al parque de Blonia para el rezo del Vía Crucis, y realizó una meditación sobre las 14 obras de misericordia, corporales y espirituales. “Enfrentados a la maldad, al sufrimiento, al pecado, la única respuesta posible para los discípulos de Jesús es la entrega de uno mismo, incluso de la propia vida, a imitación de Cristo; una actitud de servicio,” dijo el Papa a los fieles.
Una Iglesia en permanente estado de “salida”
El 30 de julio, el Soberano Pontífice visitó el Santuario de la Divina Misericordia, en Cracovia, y confesó a cinco jóvenes antes de celebrar una Misa en el Santuario de Juan Pablo II. Dirigiéndose a los sacerdotes, religiosos y seminaristas polacos, Francisco señaló que al decirnos: “Como el Padre me envió, así también os envío Yo” (Juan 20:21), Jesús manifestó su deseo, desde un principio, de que la Iglesia saliera al mundo.” En otras palabras, Jesús quiere que sus apóstoles “salgan y difundan el perdón y la paz de Dios, a través del poder del Espíritu Santo.” Y añade que “las vidas de sus discípulos más íntimos, a lo cual estamos llamados a convertirnos, está conformada por el amor concreto, es decir por el servicio y la disponibilidad” hacia aquellos “que lo necesiten,” “los enfermos y los migrantes,” y “los fieles que nos han sido confiados,” con la ayuda de la Santísima Virgen.
El 17 de junio del 2016, el Papa habló acerca del tema de la Iglesia “saliente”, a los participantes de la última sesión plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos, el cual será reemplazado el 1 de septiembre por el Dicasterio para los Laicos, las Familias y la Vida. Radio Vaticano señala que hay una idea en particular sobre la que el Papa Francisco insiste: “salir”. La Iglesia actual, debe estar en estado de salida permanente, como la comunidad de evangelización que es, invocando como “punto de referencia” el lema, “Iglesia saliente, laicos salientes.” “Eleven sus ojos,” exhortó el Papa, “y observen ‘afuera’ hacia las múltiples ‘distancias’ de nuestro mundo, hacia las numerosas familias en dificultades, (…) todos los campos del apostolado que no han sido explorados.” “Necesitamos una laicidad bien formada, animada de una fe sincera y límpida,” añadió, antes de improvisar, “Necesitamos una laicidad que tome riesgos, que esté dispuesta a ensuciarse las manos, que no tenga miedo de cometer errores, que asuma el mando.”
La víspera del cierre de las Jornadas Mundiales de la Juventud, Francisco presidió el comienzo de un evento nocturno celebrado a 12 kilómetros de Cracovia, en los campos rebautizados como Campus Misericordiae con motivo de la ocasión. Luego de escuchar a una mujer polaca, ex periodista de modas, contar su historia de conversión, a un sirio de Aleppo hablar de sus sufrimientos y a un paraguayo relatar el tiempo que pasó en prisión, el Papa invitó a los jóvenes a actuar para que los sufrimientos de los otros no permanezcan “en el anonimato”. “Para seguir a Jesús, debemos decidirnos a cambiar la comodidad del sillón por un par de zapatos para caminar,” para conocer “la alegría del amor de Dios," también los animó a calzarse los “tacos”.
Luego de pedir a los jóvenes construir puentes en vez de muros, el Papa invitó a todos a tomarse de las manos, afirmando que el “multiculturalismo” no puede ser “una amenaza”, sino, al contrario, “una oportunidad”.
El domingo 31 de julio, el Papa Francisco celebró la Misa de clausura en el Campus Misericordiae. “No tengan miedo,” dijo, citando a Juan Pablo II, “no se desanimen: sonrían, con los brazos abiertos, prediquen la esperanza y sean una bendición para la extraordinaria familia humana a la cual representan tan bien.” El Papa pidió a los jóvenes que en medio de todos sus contactos y pláticas por Internet, pusieran “el hilo de oro de la oración en primer lugar.”
A su regreso de Polonia, en el avión que lo transportó a Roma, el Papa Francisco respondió a algunas preguntas de los periodistas y explicó sus puntos de vista sobre los ataques perpetuados en nombre del islam. Respecto al hecho de que nunca hace mención de los islámicos o los musulmanes cuando habla sobre los ataques que, a pesar de todo, son cometidos en nombre del islam, sino que habla únicamente de los “terroristas” en general, Francisco respondió de un modo bastante desarticulado:
Si hablo de la violencia islámica, debo hablar también de la violencia católica. No, los musulmanes no son violentos en lo absoluto, y no todos los católicos son violentos. Sucede lo mismo que con los vegetales mixtos: hay un poco de todo… Existen personas violentas en todas las religiones…”
Con respecto al fundamentalismo, el Papa añadió, en el mismo estilo improvisado:
Cuando el fundamentalismo llega hasta el punto del asesinato… pero uno puede matar con la lengua, como lo dice el apóstol Santiago, no soy yo quien lo dice. También se puede matar con el cuchillo, ¿no? Yo pienso que no es justo identificar el islam con la violencia, no es justo ni tampoco es verdad. Tuve una larga conversación con el gran imán de la universidad Al-Azhar, y sé cómo piensan. Lo que buscan es la paz y los puntos en común.”
Fuentes: kipa-apich.ch – iMedia – Vatican – The Tablet – Jeanne Smits – Le Figaro – DICI no.339, 05/08/16
Nota del Editor: El Estado de la Iglesia Católica en Polonia
Un informe del Instituto de Estadísticas de la Iglesia Católica de Polonia (ISKK por sus siglas en inglés), publicado en el 2014, demuestra que el 92.2% de los polacos se consideran católicos, el 39.1% asiste a la iglesia todos los domingos y el 16% recibe la Comunión. La práctica de le religión está en declive y varía dependiendo de la diócesis. Desde el 2003, la Iglesia ha perdido dos millones de fieles y casi un tercio de los matrimonios jóvenes son afectados por el divorcio. En el 2000, Polonia contaba con 4,773 seminaristas. En el 2009, el número de seminaristas descendió a 3,732. Aunque es común que las iglesias estén llenas los domingos, el anti-comunismo está dando lugar a los atractivos de la comodidad y el materialismo; ¿podría tal vez decirse que la Polonia post-comunista está cayendo en la “apostasía silenciosa” condenada por Juan Pablo II?