Explicación de la Santa Misa - Parte 8

Fuente: Distrito de México

¿Conocemos realmente el tesoro que se encuentra escondido en cada Misa y el significado de cada una de las partes que la componen? ¿Estamos conscientes de la grandeza del sacrificio al que asistimos casi de manera rutinaria? En la octava parte de esta serie de artículos, explicaremos, con la ayuda de Mons. Lefebvre, el significado de la Colecta y la Epístola.

Colecta

La colecta es la oración litúrgica que implora la gracia particular que la Iglesia pide para nosotros durante la Misa. Esta gracia está en relación con el Misterio celebrado o con las virtudes específicas del santo del día.

Para participar aún más de las gracias del santo sacrificio de la Misa, la Iglesia ha querido situarla en todo un conjunto de fiestas y de recuerdos de la vida de Nuestro Señor y de la vida de los santos, porque cada fiesta y cada acontecimiento de la vida de Nuestro Señor nos trae una gracia particular. Es algo que necesitamos, porque nosotros no podemos comprender la anchura, la altura, la profundidad y la grandeza del misterio de Cristo. La Iglesia es la única que lo pone a nuestra disposición de un modo muy maternal. Nos distribuye sus gracias a lo largo del año, sobre todo durante los dos ciclos del año, es decir: Navidad y Pascua. 

La litrugia se parece a un anillo precioso cuyo diamante es la Eucaristía y el sacrificio eucarístico, y cuyo engaste lo componen las fiestas y los tiempos escolásticos. Durante el año litúrgico se nos van presentando y recordando las verdades de la fe. 

Evidentemente, nosotros, si queremos penetrar realmente en el misterio de Nuestro Señor Jesucristo y amarlo como deberíamos, apegarnos a Él y recibir de Él sus gracias, tenemos que conocer la liturgia, apreciarla y estudiarla. Es un gran medio de santificación. 

La diferencia entre católicos y protestantes es que para estos últimos la liturgia (si es que puede llamarse liturgia a eso) sólo es un simple recuerdo, una historia que se cuenta, pero que no tiene ese sentido vital ni esa fuente de vida que es capital. El santo sacrificio de la Misa es el corazón de nuestra santa liturgia y es su síntesis. Resume, en cierto modo, la liturgia de todo el año. La preparación de la liturgia desde Adviento, Navidad, Epifanía y Cuaresma nos conduce al sacrificio de Nuestro Señor y a su Resurrección. Es el corazón de la liturgia.

Epístola

En el misal hay 106 distintas epístolas de San Pablo y algunas se repiten varias veces. Al escuchar los fragmentos de estas epístolas, no olvidemos que San Pablo fue preparado milagrosamente para su apostolado por Nuestro Señor mismo.

A través de sus cartas, San Pablo se convierte en el ejemplar de apostolado inaugurado por los discípulos y apóstoles de Nuestro Señor, inmediatamente después de su Ascensión y de Pentecostés. Sin embargo, el caso de San Pablo es extraordinario, porque no fue formado por Nuestro Señor del mismo modo que los demás. San Pablo recibió esta preparación a su apostolado milagrosamente. Su elección, su bautismo y su retiro en el desierto, todo contrasta con la elección de los Doce. Sin embargo, San Pablo fue el apóstol modelo, particularmente de los misioneros.

Es evidente que la ciencia de San Pablo fue una ciencia infusa, como la que los Apóstoles recibieron el día de Pentecostés, pero sin esa larga preparación que tuvieron aquellos. Nuestro Señor se le apareció para completar sus conocimientos. San Pablo contó más tarde sus visiones extraordinarias, que lo llevaron al cielo y que a un hombre le resulta imposible expresar.

Las descripciones que San Pablo hace de Nuestro Señor son maravillosas y nos incitan a hacer de Jesucristo nuestra vida, y a hacernos cada día más cristianos.

La misa de siempre, Monseñor Marcel Lefebvre+