Fiesta del Santo Nombre de Jesús - textos litúrgicos
Esta Fiesta se celebra el primer domingo del año; pero si este domingo cae en los días 1, 6 ó 7 de enero, la fiesta pasa al día 2. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando era celebrada por la Orden Franciscana. En el año 1721 el Papa Inocencio XIII transformó esta celebración en universal. Por medio de San Gabriel Acángel, Dios mismo impuso al Salvador del mundo el nombre de Jesús aún antes de que fuera concebido.
MISA
La Iglesia celebra la gloria del Nombre de su Esposo, desde el Introito. Cielo, tierra, abismos, temblad al oír ese Nombre adorable, porque el Hijo del hombre que lo lleva, es también el Hijo de Dios.
INTROITO
En el Nombre de Jesús debe doblarse toda rodilla, en los cielos, en la tierra y en los infiernos: y toda lengua debe confesar que Jesucristo, el Señor, está en la gloria de Dios Padre. Salmo: Señor, Señor nuestro: ¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra! — J. Gloria al Padre.
En la Colecta, la Iglesia, que halla el consuelo de su destierro en el Nombre de su Esposo, pide el poder disfrutar pronto, de la visión de Aquel a quien ese Nombre querido representa.
ORACIÓN
Oh Dios, que constituiste a tu Unigénito, Salvador del género humano, y ordenaste que se llamara Jesús: concédenos, propicio, la gracia de gozar en el cielo de la presencia de Aquel, cuyo santo Nombre veneramos en la tierra. Por el mismo Señor.
EPÍSTOLA
Lección de los actos de los Apóstoles. (IV, 8-12.)
En aquellos días, Pedro lleno del Espíritu Santo, dijo: Príncipes del pueblo y ancianos, oíd: Ya que en este día se nos pide razón del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera ha sido curado éste, sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que este hombre está en vuestra presencia sano en el Nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificásteis y Dios resucitó de entre los muertos. Esta es la piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual se ha convertido en piedra angular; y no hay salud en ningún otro. Ni se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual podamos salvarnos. Ya lo sabemos ¡oh Jesús! ningún otro nombre sino el tuyo podía salvarnos, pues ese Nombre significa Salvador. Bendito seas, pues te dignaste aceptarlo: ¡bendito seas por habernos salvado! Eres del cielo y tomas un nombre de la tierra, un nombre que todos los labios mortales pueden pronunciar: unes, pues, para siempre la naturaleza divina con la humana. ¡Oh! haznos dignos de tan sublime alianza y no consientas que jamás la rompamos. La Santa Iglesia celebra a continuación con sus cantos, las glorias de este divino Nombre a quien bendicen todas las naciones, porque es el Nombre del Redentor del mundo.
GRADUAL
Sálvanos, Señor, Dios nuestro, y júntanos de entre las naciones: para que confesemos tu santo Nombre, y nos gloriemos en tus alabanzas. — Y. Tú, Señor, eres nuestro Padre y nuestro Redentor: tu Nombre exista desde siempre.