¿Habrá que hacerse protestante para seguir siendo católico? - Parte 1

He aquí unas palabras de Monseñor Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, donde se pregunta si después de las reformas conciliares será necesario hacerse protestantes para poder seguir siendo católicos.
“¡Ay de mí si no evangelizara!”(1)
Sin hablar de los caminos inesperados en que se metieron los Padres del Concilio cuando se trataron algunos esquemas que carecían de raíces en el Magisterio de la Iglesia, en los siguientes textos desearíamos hacernos eco de aquella palabra que ellos no han podido olvidar: “¡Cuidado!”. 2
Cuidado con dejarnos influir por un espíritu totalmente inconciliable con el que los Romanos Pontífices y los anteriores concilios procuraron difundir incansablemente entre los cristianos. No se trata de un espíritu de progreso, sino de ruptura y de suicidio.
Sobre este particular, son instructivas las declaraciones de algunos Padres Conciliares: unos afirman que entre las declaraciones anteriores y las de los autores de algunos esquemas no hay contradicción alguna, debido a que las circunstancias han cambiado, y lo que el Magisterio de la Iglesia había afirmado hace cien años valía para aquel tiempo, pero no para el actual. Otros se refugian en el misterio de la Iglesia. Otros consideran que un concilio tiene por objeto modificar la doctrina de los concilios anteriores. Por último, otros sostienen que todo un concilio está por encima del Magisterio ordinario, por lo cual puede prescindir de él y valerse por sí misma.
¿Podemos descubrir el motivo, al menos aparente, que ha permitido a tales tesis revolucionarias subir oficialmente al estrado del Concilio? Creo que podemos afirmar que tal cosa se produjo para apoyar un ecumenismo que primero se presentó como católico y que, durante las sesiones se ha transformado en ecumenismo racionalista.
Este espíritu de ecumenismo no católico ha sido el instrumento que han empleado unas manos misteriosas para intentar sacudir y pervertir la doctrina enseñada desde los tiempos evangélicos hasta nuestros días, doctrina por la que ha corrido y sigue derramándose tanta sangre de mártires.
Así ha sucedido, por más increíble que parezca. A partir de ahora, en la historia de la Iglesia siempre se hablará de estas tesis contrarias a la doctrina que, so pretexto de ecumenismo, han sido presentadas a los Padres Conciliares del Vaticano II. De ese modo, han procurado elaborar esquemas que atenúen o incluso hagan desaparecer algunos puntos de doctrina específicamente católica que puedan desagradar a los ortodoxos y sobre todo a los protestantes.
Quisiéramos tratar algunos ejemplos de las nuevas tesis propuestas. Nos parece inútil exponer extensamente las tesis católicas tradicionales sobre tales puntos, pues se trata de una doctrina que todos conocen, que se enseña en nuestros catecismos, que nutre nuestra Liturgia y que ha sido objeto de firmísimas y luminosísimas enseñanzas de los Papas desde hace un siglo.
Resulta imposible expresar el dolor que sintieron los Padres firmemente aferrados a la continuidad de la doctrina cuando oyeron que los relatores oficiales de las Comisiones exponían las nuevas tesis. Pensábamos en las voces de los Papas cuyos cuerpos están sepultados precisamente en el lugar donde nos encontrábamos, y en el inmenso escándalo que pronto haría la prensa por su manera de transmitir esas exposiciones.
Monseñor Marcel Lefebvre.
CARTAS PASTORALES Y ESCRITOS.
1. Cor 9, 16.
2. ¡Caveatis!: alusión a la intervención del Cardenal Browne cuando se trató de alterar la definición tradicional del matrimonio: cf. * MICHEL DAVIES, El Concilio del Papa Juan, Iction, Buenos Aires 1981, pág. 99. [N. del T.]