Iglesia Católica, la única verdadera: Mons. Fellay

Fuente: Distrito de México

Mons. Bernard Fellay realizó una entrevista con el diario austriaco Salzburger Nachrichten (Noticias de Salzburgo) el 21 de junio de 2016, donde el Superior general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X expone los puntos doctrinales que son objeto de discusiones teológicas con Roma. He aquí un extracto.

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Salzburger Nachrichten: Benedicto XVI era un teólogo, y Francisco piensa más de manera pastoral. ¿Es esto un avance en lo que concierne a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X?   

Mons. Fellay: Benedicto XVI ponía mucha atención a la doctrina. Francisco mira más a las personas. Él ve tal vez incluso, aquí y allá, la doctrina como un obstáculo. Para nosotros, lo importante es que las cosas se desarrollen según aquello que es justo y verdadero. Nosotros aún somos considerados como católicos. Si finalmente esto es reconocido, está bien.

SN: El punto crucial es el Concilio Vaticano II: la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad de los obispos. ¿Es que hay clarificaciones sobre estos asuntos? ¿En dónde es que no son necesarias?

MF: Creo que la posición actual de la Santa Sede, y en particular de la Congregación para la Doctrina de la Fe, deriva de las intensas discusiones acaecidas tras el 2009. Se han aclarado muchas cosas.

Efectivamente, tenemos objeciones sobre los tres puntos que usted menciona. Pero hoy muchos católicos van mucho más allá de los textos del Concilio, refiriéndose siempre al espíritu del Concilio. Roma reconoce que nuestra posición sobre numerosos puntos es justa.

SN: ¿Qué se entiende por libertad religiosa?

MF: Cualquiera que afirme hoy que el Estado no tiene nada que ver con Dios, y que no tiene ninguna obligación hacia Dios, está en oposición con la enseñanza de la Iglesia. La noción de la libertad religiosa significa, si se la quiere comprender correctamente, que nadie puede imponer una religión en contra de la conciencia de los demás. Nadie puede obligar a alguien a recibir el bautismo. Nadie puede obligar a los demás a hacer aquello que vaya contra su conciencia.

SN: El Concilio dice que cada individuo es libre de elegir, según su conciencia, una determinada religión.

MF: El concilio Vaticano II dice expresamente que los hombres deben buscar la verdad y adherirse a ella. Pero niega este principio para el Estado, aquel que debería acordar la libertad de todas las religiones, y que no podría, ni impedir ni limitar ninguna, ni siquiera las falsas. Y aquello en razón de un derecho natural. Al contrario, el Magisterio tradicional de la Iglesia enseña que el Estado puede tolerar falsas religiones, pero estas últimas no pueden hacerse valer de un derecho natural.

Y en lo que concierne a la Iglesia, ésta tiene la obligación, siempre y en todo lugar, de anunciar la Verdad a los hombres y de conducirlos a la Verdad. La Iglesia católica es la única verdadera religión, la única que puede salvar a los hombres. Es por esto que la Iglesia es misionera.

SN: Si alguno se vuelve hacia otra religión, ¿está en el error?

MF: Absolutamente.

SN: ¿Qué entendemos los cristianos por ecumenismo?

MF: Si por ecumenismo comprendemos que todos los cristianos deben encontrar el camino de la Iglesia, entonces nosotros también estamos con el ecumenismo. Nosotros rezamos por la unidad de los cristianos. Pero, creer que cada quien puede salvarse como mejor le parezca, ahí decimos no, esa no es la enseñanza de la Iglesia. Y en este sentido, estamos contra el ecumenismo.

SN: ¿Cuál es el problema con la colegiolidad episcopal?

MF: El papa Pablo VI agregó, a propósito al texto del Concilio, una nota explicativa complementaria: ningún obispo puede reivindicar el derecho a participar en la dirección de la Iglesia, si no está con el Papa y bajo el Papa. Solamente el Papa decide si alguien tiene algo que decir sobre la Iglesia con él, y qué. Él es el único gobernante. El afirmar que los obispos tendrían alguna legitimidad democrática cualquiera, es absolutamente falso. Esto contradice la enseñanza de la Iglesia. Sin embargo, hoy, este punto es completamente ignorado por la mayor parte de los dignatarios eclesiásticos.

Fuente : SalzburgerNachrichten