Jueves de la tercera semana de Cuaresma

Recémosle al Divino Médico de las almas pidiéndole que la severa abstinencia que nos impone el tiempo cuaresmal nos refresque rápidamente de la fiebre de nuestras pasiones y podamos asegurar de esta manera nuestra salvación eterna.
LA MITAD DE LA CUARESMA
Este día señala la mitad de la santa Cuaresma y por eso se le ha llamado el jueves de la mitad de la Cuaresma. En efecto cumplimos hoy el vigésimo ayuno de los cuarenta que nos impone la Iglesia en este santo tiempo. Entre los griegos se cuenta el día de ayer como la Mesonestime o la mitad de los ayunos; por lo demás, dan a este nombre toda la semana que en su liturgia es la cuarta de las siete que forman su cuaresma. Pero el miércoles de esta semana es, entre ellos, objeto de una fiesta solemne, un día de alegría, en que se reanima su entusiasmo para acabar la carrera. Las naciones católicas de occidente, sin considerar el día a que hemos llegado como día de fiesta, han tenido siempre la costumbre de pasarle con cierta alegría. No va en contra del espíritu del cristianismo el festejar el día céntrico de Cuaresma reuniéndose, imitando a nuestros padres, mayor número de convidados y sirviendo a la mesa algo más apetitoso y abundante, guardando siempre el ayuno. ¡Mas hay! la relajación reina en nuestros desgraciados países. ¡Cuántas gentes que se llaman católicas, casi no han hecho otra cosa, después de veinte días sino violar las leyes del ayuno y abstinencia, con la disculpa de dispensas legítimas o arrancadas! ¿Qué sentido pueden sacar ellos a estas alegrías gustadas por los cristianos todavía fieles a las tradiciones santas? Para probar estas alegrías se debe haberlas merecido antes con algunas privaciones, con alguna penitencia corporal; lo cual no saben hacer nuestros católicos de hoy día. Roguemos por ellos con el fin de que Dios les dé a comprender a qué les obliga la fe que profesan.
En Roma, la Estación se celebra en la iglesia de San Cosme y San Damián, en el Foro. La edad media, como lo vemos en Durando, en su Rationale divinorum officioruvi, buscó la razón del porqué se escogió esta estación, en la profesión de médicos que ejercieron estos dos santos mártires. Se creyó que la Iglesia quería implorar, no sólo para las almas sino también para los cuerpos de sus hijos ya extenuados, la protección de estos poderosos amigos de Dios, que en la tierra consagraron su arte médica para aliviar las enfermedades corporales de sus hermanos. El sabio liturgista Gavantus comenta extensamente esta idea; si no fue de que se escogiera esta iglesia para Estación, es ella muy propia para edificar a los fieles, para inducirles a recurrir a estos dos hermanos médicos y pedir por su intercesión la constancia y las fuerzas merecidas para acabar digna y fielmente la Cuaresma.