Jueves de Pascua - textos litúrgicos
La emocionante aparición de Jesús a María Magdalena muestra otro aspecto de la vida cristiana no menos grato a nuestros corazones de creyentes: nuestra pertenencia personal a Cristo y el amor que Él prodiga a cada uno de los suyos.
MISA
El cántico de entrada está sacado del libro de la Sabiduría, y celebra la elocuencia de los Apóstoles, mudos antes por el miedo y tímidos como niños. La Sabiduría eterna los ha transformado en hombres nuevos y toda la tierra ha conocido por ellos la victoria del Hombre- Dios.
INTROITO
Tu mano vencedora alabaron, Señor, todos a una, aleluya: porque la Sabiduría abrió la boca de los mudos, e hizo elocuentes las lenguas de los niños. Aleluya, aleluya. Salmo: Cantad al Señor un cántico nuevo: porque ha hecho maravillas. V. Gloria al Padre.
La Colecta nos presenta a todas las naciones reunidas en una sola por la predicación apostólica. Los neófitos han sido admitidos en esta unidad por su bautismo; la Santa Iglesia pide a Dios que los mantenga en ella por su gracia.
COLECTA
Oh Dios, que uniste la diversidad de las gentes en la confesión de tu nombre: da, a los renacidos en la fuente del Bautismo, una misma fe en las almas y una misma piedad en las obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
EPISTOLA
Lección de los Hechos de los Apóstoles (VIII, 26-40).
En aquellos días el Angel del Señor habló a Felipe diciendo: Levántate y vete hacia el mediodía, al camino que baja de Jerusalén a Gaza, el cual está desierto. Y, levantándose, se fué. Y he aquí que un eunuco etíope, ministro de Candace, reina de los Etíopes, y superintendente de todas sus riquezas, había ido a Jerusalén a adorar a Dios: y ahora volvía a su tierra, sentado en su carro, y leyendo al Profeta Isaías. Y dijo el Espíritu a Felipe: Acércate y arrímate a ese carro. Y. acercándose Felipe, le oyó leer al Profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes, por ventura, lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré entenderlo, si alguien no me lo explicare? Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Fué llevado a la muerte como una oveja: y, como un cordero, mudo ante el que le trasquila, no abrió su boca. Después de su humillación ha sido libertado de la muerte, a que fué condenado. Su generación ¿quién podrá explicarla, puesto que su vida será quitada de la tierra? Y, preguntando el eunuco a Felipe, dijo: Ruégote: ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le evangelizó a Jesús. Y, yendo por el camino, llegaron a donde había agua: y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado? Y dijo Felipe: Si crees de todo corazón, se puede. Y, respondiendo él, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro: y bajaron los dos, Felipe y el eunuco, al agua, y le bautizó. Y, habiendo subido del agua, él Espíritu arrebató a Felipe, y no le vió más el eunuco. Y siguió su camino gozoso. Felipe, en cambio, se encontró en Azoto, y, al pasar, anunció el nombre del Señor Jesucristo en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesárea.