La Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo - textos litúrgicos
Cuarenta días después de la Resurrección, Nuestro Señor Jesucristo, rodeado por los Ángeles, asciende al Cielo, ante la vista de su Santísima Madre, sus Apóstoles y sus discípulos. Entró Jesús de esta manera en posesión del Reino de los Cielos, que había ganado merced a sus sufrimientos, y San Pablo declara que Dios nos ha hecho sentar en el Cielo gracias a Cristo Jesús. Pues ahí donde está la Cabeza, el Cuerpo debe seguirla.
MISA
La Iglesia romana señala hoy para la Estación la basílica de San Pedro. Es un bello pensamiento el de reunir en tal día la asamblea de fieles alrededor de la tumba de uno de los principales testigos de la Ascensión de su Maestro.
En esta basílica, como en las Iglesias más humildes de la cristiandad, el símbolo litúrgico de la fiesta es el Cirio pascual, que vimos brillar en la noche de la Resurrección, y que estaba destinado a figurar, por su luz de cuarenta días, la duración de la estancia del Señor Resucitado en medio de los que él se dignó llamar sus hermanos, Las miradas de los fieles reunidos se fijan con complacencia sobre su llama que parece brillar con una luz más viva, á medida qué se aproxima el instante en que será apagada. Bendigamos a nuestra madre la Iglesia a quien el Espíritu Santo ha inspirado el arte de instruirnos por medio de tantos símbolos, y glorifiquemos al Hijo de Dios que nos ha dicho: "Yo soy la luz del mundo'".
El Introito anuncia la gran solemnidad polla cual nos congregamos. Está compuesto por las palabras dichas por los Angeles a los Apóstoles sobre el monte de los Olivos. Jesús ha subido a los cielos, pero, descenderá un día.
INTROITO
Varones de Galilea, ¿por qué os admiráis mirando el cielo? aleluya: como le habéis visto ascendiendo al cielo, así vendrá, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo: Todos los pueblos aplaudid con las manos: cantad a Dios con voces de júbilo.
V. Gloria al Padre.
La Iglesia, recogiendo las súplicas de sus hijos en la Colecta, pide para ellos a Dios la gracia de tener sus corazones unidos al divino Redentor, a quien deben, buscar en adelante, en el cielo, donde ha subido el primero.
COLECTA
Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, hagas que, los que creemos que tu Unigénito, nuestro Redentor, ascendió hoy a los cielos, habitemos también con nuestra mente en los cielos. Por el mismo Señor.