La contrición de los pecados: un elemento esencial del sacramento de la confesión

Fuente: FSSPX Actualidad

La Conversión de María Magdalena - Paolo Veronese (1528-1588).

El penitente se esforzará por sentir en su corazón una verdadera contrición por los pecados cometidos y un firme propósito de enmienda.

La contrición es un dolor intenso del alma y un odio por los pecados cometidos, con un firme propósito de no volver a pecar jamás, de enmendar las costumbres y de evitar todas las ocasiones de pecado. Es realmente sobrenatural cuando es producida por la gracia y por motivos sobrenaturales a causa de la ofensa contra Dios, que es el Soberano Amable, digno de ser amado por sobre todas las cosas, pero también por la vergüenza del pecado o el temor al infierno y sus castigos.

Quien recibe a sabiendas el sacramento de la penitencia sin sentir ningún tipo de contrición no obtiene la remisión de sus pecados y comete un grave pecado de sacrilegio.

Quiera el cielo que nosotros, al igual que el Rey David, reconozcamos humildemente nuestras faltas, con un corazón contrito doblegado por el arrepentimiento, y de rodillas, pidiendo, si fuera necesario, la gracia de llorar por nuestros pecados.