La entronización del Sagrado Corazón de Jesús
En este interesante artículo, hablaremos de la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares; qué es, en qué consiste y su importancia, como uno de los pasos en la lucha para alcanzar el “Reinado social de Jesucristo Rey” y combatir los ataques a la familia cristiana.
Estimados fieles, en nuestros días se habla bastante de la miseria material del mundo: desastres naturales que destruyen pueblos enteros; enfermedades que afectan grandes regiones del globo; pobreza extrema en gran parte de la población; guerras que arrasan con todo, incluso basílicas y catedrales. Pero ¡cuán más espantosa es la ruina moral de la familia cristiana!: Divorcios, adulterios, concubinatos, matrimonios contra natura, peleas entre padres e hijos, peleas entre hermanos, hijos descarriados, etc., etc. A todos nos es bastante patente esta situación desastrosa de la familia y la lucha que actualmente se lleva a cabo en contra de ella. A este respecto, un masón arrepentido decía:
“Los hermanos de la logia masónica a la que pertenecí tantos años… no persiguen sino una cosa, y es descristianizar a la familia. Conseguido en parte o del todo este objetivo, ya se podría dejar en posesión de los católicos catedrales, iglesias y capillas. Qué importan estos monumentos de piedra cuando, para pervertir la sociedad, se han adueñado del santuario del hogar… En la medida en que esta estrategia sectaria tenga éxito, la victoria del infierno será segura.”
Ello es lógico; la familia es el manantial de la vida y la primera escuela del niño. De ahí que si se envenena la fuente, perecerá la Patria. La situación es grave, pero Nuestro Señor, en su bondad no nos abandona y nos da un gran medio para evitar la perversión y destrucción de nuestras familias: la devoción a su Sagrado Corazón; y ésta, bajo la práctica de la Entronización en los hogares de su Sagrada Imagen.
¿Qué es la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares?
Dice el Padre Mateo Crawley, gran apóstol de esta práctica, que la Entronización es “el reconocimiento oficial y social de la Realeza amorosa del Corazón de Jesús en una familia cristiana”. Es decir, se trata de un reconocimiento y aclamación por parte de una familia de la Realiza Divina de Nuestro Señor sobre la sociedad. Es como si la familia dijera: “Señor, queremos que reines sobre nuestra familia; Te adoramos como nuestro Rey de amor y de toda la sociedad; Te reconocemos el dominio sobre la sociedad civil; aceptamos y nos sometemos a tus santísimas leyes y las de tu Iglesia; Te aceptamos como nuestro amigo amado, siempre en el primer lugar en nuestro corazón y en nuestra casa. ¡Venga a nosotros tu reino! Es necesario que reines, y reinarás en nuestra casa”.
Se trata, entonces, de uno de los primeros pasos en la lucha para alcanzar el “Reinado social de Jesucristo Rey”, pues al entronizarse el Sagrado Corazón, la familia, “Patria pequeña”, reconoce a Jesucristo como a su Rey en nombre de la “Patria grande”, que es la Nación. Por otra parte, también es una contestación pública, por parte de la familia, a la sociedad moderna que grita: “No reinará este hombre sobre nosotros”.
¿En qué consiste la entronización?
Este reconocimiento de la Realeza de Cristo por parte de la familia reviste una forma sensible especial, a saber: Se instala definitiva y solemnemente una imagen del Corazón de Jesús en lugar de honor de la casa (p.ej.: la sala), ofrendándole el hogar sin reservas por un acto de consagración. Tras esta imagen, dice el Padre Crawley, viene a tomar posesión del hogar el Rey Divino y a quedarse definitivamente como Amigo adorable.
Además de la colocación de la imagen y la Consagración, también se adquiere el compromiso de rezar cada noche, ante esa imagen, la oración común, renovando por voz del padre o de la madre su consagración primera; y de ser fiel a la Comunión, al Santo Rosario diario y, en lo posible, a la Hora Santa de los viernes primeros.
Sin embargo, no se crea que basta solamente con esto. La entronización es más que una hermosa consagración y un conjunto de prácticas exteriores; es el gesto inicial de una nueva vida para las familias que la hacen. Poco a poco, las familias que entronizan al Sagrado Corazón deben tratar que Jesús sea el alma de la familia cumpliendo lo mejor posible la ley del Evangelio, y aceptando con generosidad hacer en todo la voluntad del Amo de la casa. En una ocasión regresaban a su casa seis niños, muy contentos, con sus calificaciones llenas de dieces y demás premios y diplomas. Inmediatamente, llegaron a saludar a su papá, del cual esperaban, justificadamente, felicitaciones y … premios. “No, dice el papá al verlos entrar, no vengan primero aquí, síganme”. Llegan a la sala, están ante la imagen entronizada del Sagrado Corazón… “Ahora, dice el papá, uno por uno van a dejar sus triunfos ante el Amo divino, y besándole los pies, le dirán: ¡Te amamos, venga a nos tu reino!” Los seis niños obedecieron, y luego, renovaron con su papá el acto de Consagración. Terminado éste: “Ahora sí, dice, denme un abrazo, y vamos con su mamá, para que ella se alegre también; pero no olviden que en este hogar el único que manda y a quien no se le debe olvidar jamás, ni en penas ni alegrías, es el Corazón de Jesús”.
Importancia de esta práctica
Según el Cardenal Louis Billot, llamado “el Santo Tomás viviente” en el siglo XX, la Entronización: “Es la pura, la simple, la genuina devoción al Sagrado Corazón, tal como nos ha sido transmitida en las revelaciones de Santa Margarita María, tal como las ha sancionado la Iglesia con su autoridad suprema, sin una tilde más ni un ápice menos.” Pero no sólo por esto es importante; según el mismo Teólogo:
- Es una forma de cumplir con los deseos del Sagrado Corazón, quien pidió, a través de Santa Margarita María, que su Corazón fuera objeto, en las familias, de un culto especial. ¿Quién no recuerda aquellas dos promesas hechas a esta misma Santa: “Haré reinar la paz en las familias. Bendeciré las casas en que sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón”?
- También es un importantísimo medio para santificar la familia y la sociedad que nace de ella, porque, lo que se pretende es introducir a Jesucristo y la savia de su Amor en el hogar, en las raíces mismas de la educación familiar. Una historia verdadera: Un padre de familia; su esposa reza y sufre por verlo convertido. La mujer, un día, escucha acerca de la Entronización y decide agarrarse de esto para lograr convertir al marido. ¿Cómo lograr la entronización siendo su marido un descreído? Una idea cruza su mente. Pronto será el día de su cumpleaños, y tanto él como sus hijas se proponen festejarla. La mujer decide, entonces, con una confianza ilimitada en el Sagrado Corazón, aprovechar la ocasión. Después de rezar mucho y hacer muchos sacrificios, la señora aborda al marido y le pide como prueba de cariño y regalo de cumpleaños el que ese mismo día se entronice el Sagrado Corazón. Y con gran sorpresa, el marido acepta, pero aclarando que él no asistirá. Llega el día, se hace la Entronización; la madre y las hijas piden por el padre de familia, y prometen, en cambio, amar mucho al Rey de la casa. Al cabo de un largo rato y cuando todo ha terminado, el marido entra por curiosidad en la sala, levanta los ojos, busca el cuadro que le intriga. Lo ve. Baja la vista deslumbrado, da unos pasos y vuelve a levantar sus ojos… Se siente herido, una emoción lo embarga… Quiere dominar lo que él cree es una impresión de nervios, sale de la sala, toma aire; pero atraído irresistiblemente, regresa a la sala y, a pesar suyo, levanta nuevamente los ojos: ¡ahí está Él! Se le saltan las lágrimas, corre donde su mujer, y le dice: “¿A quién has hecho entrar en esta casa?… Porque, desde hace unas horas, hay alguien en la casa, te lo aseguro… No lo veo, pero lo siento…, hay alguien en la casa”. La madre llama a sus hijas, se renueva la gran plegaria, y cuando éstas terminan, el padre está de rodillas.
- Igualmente, la Entronización es una forma de reparar el Sagrado Corazón de Jesús del agravio que sufre por el desconocimiento general de sus soberanos derechos como Rey. La Entronización, ante el mundo moderno que dice: “¡Quítale, reo es de muerte, crucifícale!… ¡No queremos que Éste reine sobre nosotros!”, es una respuesta que dice: “¡Nosotros queremos, y te conjuramos que reines en esta casa: sé su Rey, como primer paso para reinar en la sociedad!”
Así pues, estimados fieles, el Corazón de Jesús es el Rey de los individuos, de las familias, de las sociedades. ¡Quiere y debe reinar por su Corazón! No reinará en muchos corazones que Lo ignoran, en tantos hogares donde reina la indiferencia o el paganismo, en nuestras sociedades modernas que Lo excluyen, persiguen o desprecian. Y sin embargo, tiene que reinar, y sin Él no hay paz posible. Proclamemos su realeza en nuestras familias, colocando su imagen en el lugar de honor, símbolo sagrado y permanente de adoración, de reparación, de sumisión de amor filial. Una familia tras otra, reconquistemos a su amor al mundo entero. Será la prenda infalible y única de la paz, la alegría y la felicidad.
Dios los bendiga.
P. Rodríguez