¿La mentira hace inválido el matrimonio?

He aquí el tercer artículo, de una serie de 4, sobre la reforma del Derecho Canónico, emprendida por el Papa Francisco por su Motu Propio Mitis Iudex Dominus Iesus, respecto a los procesos de nulidad del matrimonio.
El Papa Francisco considera también el caso de la disimulación fraudulenta de la esterilidad, o de una grave enfermedad contagiosa, o de la existencia de hijos fruto de una relación precedente, o de una encarcelación. Aun ahí, ve causas evidentes de nulidad de matrimonio. Ahora bien, la teología católica no conoce más que tres tipos de errores que invalidarían el matrimonio.
Está, para empezar, lo que aporta sobre la naturaleza del matrimonio o sobre su objeto esencial. Uno cree, por ejemplo, que el matrimonio es una unión puramente amistosa. Este tipo de ignorancia no está supuesta después de la pubertad.
Está, a continuación, el error sobre la identidad de la persona. Es el famoso caso de Jacob que quiere casarse con Raquel y que se casa con Lía, la hermana mayor. Jacob es la víctima de su suegro, y del velo que esconde el rostro de la casada… La Sagrada Escritura nos dice que Jacob conserva a Lía (y entonces, ha consentido después al matrimonio), aunque hubiera podido regresarla, pues el matrimonio era inválido. En fin, hay errores de la persona que son determinantes. Por ejemplo, la hija del rey de Francia quiere casarse con el heredero de la corona de Inglaterra. Que la engañen sobre ese punto y el matrimonio será inválido.
Fuera de esos casos muy raros, el error, en sí, no impide el consentimiento matrimonial: uno puede reprocharse no haber sido más prudente, pero no puede negar que ha querido casarse. Es muy triste en el acto mismo del matrimonio que una persona sea capaz de engañar a su cónyuge, pero en la medida en la que esa falta de franqueza no toque el objeto mismo del contrato, la validez no está en juicio.
“Ningún otro simple error, sea de derecho (sobre la unidad, la indisolubilidad o el carácter sacramental del matrimonio), sea de hecho (sobre las cualidades del cónyuge: fortuna, salud, virginidad…, ese cónyuge hubiera provocado este error por sus mentiras) invalida en sí el consentimiento del matrimonio, aunque este error haya sido la causa determinante” (Monseñor Martin, Précis theologique et canonique sur le mariage).
Padre Thierry Gaudray
Sacerdote de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Fuente: La Porte Latine