La ortodoxia rusa y el mensaje de Fátima
El metropólita ruso ortodoxo, Hilarión, en el Foro Mundial para la Defensa de los Cristianos Perseguidos
El 11 de mayo, dos días antes del centésimo aniversario de la primera aparición de Nuestra Señora en Fátima, Portugal, el metropólita ruso ortodoxo (Alfeyev), cabeza del Departamento de Patriarcado de Moscú para las Relaciones Externas de la Iglesia, asistió al Foro Mundial para la Defensa de los Cristianos Perseguidos.
El Foro fue organizado por el evangelista protestante Franklin Graham, y su objetivo era llamar la atención sobre la persecución de los cristianos en el mundo. Durante su visita a Washington, el metropólita Hilarión se reunió tambien con el vicepresidente Mike Pence, para hablar sobre la necesidad de crear un frente unido contra el terrorismo global.
Sobre la persecución de católicos y ortodoxos
Durante su participación en el Foro, el metropólita ortodoxo habló sobre la historia del sufrimiento padecido tanto por católicos como por ortodoxos, particularmente después de la Revolución Soviética. Según Hilarión:
En esa época desaparecieron las barreras interconfesionales, y los límites interreligiosos dejaron de existir. Lo que unía a los ortodoxos y a los católicos en esos años, era mucho más importante que lo que los dividía, pues estaban unidos por el amor de Cristo.
Con respecto a las persecuciones cristianas del siglo pasado, Hilarión declaró lo siguiente:
En la Alemania nazi y en la Segunda República Española, en la década de 1930, los cristianos de todas las denominaciones fueron sometidos a persecuciones. La persecución a la Iglesia Católica en México en la década de 1920 fue particularmente cruel y sangrienta: de no ser por la novela de Graham Greene "El Poder y la Gloria" muy pocas personas sabrían al respecto. A mediados del siglo XX, la revolución cultural en China estuvo acompañada por represiones masivas hacia el clero cristiano. La triste lista de los países donde los cristianos fueron sometidos a persecuciones a través del siglo XX podría continuar indefinidamente.
Con la vista puesta en este siglo, Hilarión lamentó la constante persecución padecida por los cristianos del Medio Oriente, una población que incluye no sólo católicos y ortodoxos, sino también a los ortodoxos orientales y a la Iglesia asiria del este. Asimismo, señaló que los representantes católicos y ortodoxos acordaron el año pasado hablar sobre la situación en el Medio Oriente para promover una respuesta global al terrorismo islámico y trabajar en proyectos colaborativos destinados a aminorar el sufrimiento de los cristianos de esa zona. Como ha sucedido en años recientes, las reuniones respaldadas por los rusos ortodoxos y los esfuerzos conjuntos con los católicos, se han llevado a cabo sin discusiones doctrinales importantes.
Una ironía accidental
En el discurso del metropólita Hilarión tuvo lugar una ironía involuntaria, al mostrarse tan dispuesto a hablar sobre el sufrimiento de los católicos y ortodoxos sin hacer ni una sola mención de la persecución, de varios siglos de duración, de la Iglesia rusa ortodoxa hacia los griegos católicos, particularmente hacia aquellos que vivían en Rusia y Ucrania. En innumerables discursos, Hilarión y los demás representantes de la Iglesia rusa ortodoxa han mencionado a los "uniatos" (griegos católicos) que viven en Ucrania, sin disculparse ni una sola vez por la liquidación coordinada de la Iglesia católica greco-ucraniana realizada por los rusos ortodoxos en 1946.
Desde las revueltas al este de Ucrania, respaldadas por los rusos, y la anexión de Crimea en marzo del 2014, los sacerdotes católicos ucranianos han sido expulsados de sus parroquias y víctimas de ataques. Tristemente, durante su reunión del año pasado con el Patriarca de Moscú, Kirill, en La Habana, el Papa Francisco no habló sobre esta realidad, ni intervino a favor de los griegos católicos que viven en Ucrania. Esta actitud dista mucho de la de su predecesor, Juan Pablo II, quien solicitó éxitosamente al líder soviético Mikhail Gorbachev levantar la prohibición legal de la Iglesia católica greco-ucraniana.
Fátima y Rusia en la actualidad
Aunque es loable que la Iglesia rusa ortodoxa quiera aliviar el sufrimiento de los cristianos perseguidos en el Medio Oriente, esto no excusa el hecho de que continúa apoyando la degradación de los griegos católicos, y de que se sigue negando a unirse a la Iglesia Católica. Se ha escrito mucho sobre el resurgimiento de la ortodoxia rusa desde el colapso de la Unión Soviética, pero la historia es más complicada de lo que informan los diarios ortodoxos. Según un estudio realizado por el Pew Research Center, y publicado el 10 de mayo, titulado La Creencia Religiosa y el Sentido de Pertenencia Nacional en Europa Central y Oriental, el 71% de los ciudadanos rusos se identifican como ortodoxos, y sólo el 6% de los cristianos ortodoxos en Rusia asisten a la iglesia todas las semanas. (El promedio general de la asistencia a la iglesia de los ortodoxos en Europa Central y Oriental es del 10%). Además, según el sitio de noticias ruso ortodoxo Pravoslavie.Ru, este año sólo 4.3 millones de rusos participaron en las ceremonias de Pascua, o lo que es igual al 3% de la población. Este dato es impresionante si se toma en cuenta que la Iglesia rusa ortodoxa tiene a su cargo alrededor de 150 millones de almas en todo el mundo, o el 60% de la población ortodoxa oriental mundial.
Con el superficial resurgimiento de la religión en Rusia y el cisma en que la Iglesia rusa ortodoxa decide continuar, es imposible decir que los "errores de Rusia" son cosa del pasado. La mayor parte de Rusia permanece cerrada a la fe verdadera.
Ésta es una de las muchas razones por las que Fátima sigue siendo un tema de importancia central hoy en día. Hasta que Rusia sea consagrada debidamente al Inmaculado Corazón de María, no se convertirá, y continuará "esparciendo sus errores en todo el mundo, ocasionando guerras y persecuciones a la Iglesia Católica."
Sea cual sea el bien, indirecto o práctico, que la Iglesia rusa ortodoxa pueda efectuar al ayudar a las comunidades de cristianos perseguidos o al resistirse a las tendencias seculares liberales, como la propagación de la teoría de género y la homosexualidad, no se compara en lo más mínimo al bien sobrenatural que Nuestra Señora puede llevar a cabo. Que triunfe su Inmaculado Corazón.