La supuesta iglesia “Luz del Mundo”: secta anticristiana y anticatólica
Esta secta, que fue fundada en 1926, con el apoyo de la masonería, trastorna y falsifica por completo la fe cristiana y bíblica, al igual que los mormones y testigos de Jehová; niega los dogmas fundamentales de la fe y está animada por un odio total contra la Iglesia católica fundada por Jesucristo mismo (San Mateo 16,18).
El Salón de los Espejos
Las imágenes reflejadas en el salón de los espejos, en las ferias de pueblo, están arregladas de tal manera que el visitante se confunde en un intrincado laberinto y pierde la noción entre la realidad y lo que ve.
Nuestro Señor Jesucristo dijo claramente: “Yo soy la Luz del Mundo, y el que me sigue no andará en tinieblas” (San Juan 8,12).
Esa luz divina se ha transmitido durante 20 siglos a la humanidad en el fidelísimo Magisterio de la Iglesia católica, bajo la dirección del papa lugarteniente y sucesor legítimo de San Pedro.
Pero ahora, como en las ferias de pueblo, se han multiplicado los espejos, reflejando imágenes distorsionadas y falsas de la luz del mundo.
Pululan por las calles, barrios y pueblos, multitud de sectas protestantes, todas falsas, predicando que tan solo ellas dan luz al mundo.
Los católicos mexicanos, por lo general, sufren de una mortal ignorancia religiosa; sus estudios de religión se detuvieron en la preparación para la primera comunión, y de ahí en adelante han olvidado casi todo lo aprendido y se han visto bombardeados por toda clase de ataques a la Iglesia por parte de la escuela laica sin Dios, de ideólogos materialistas, de medios de comunicación, etc.
Por eso, no es de extrañar que muchos católicos se hayan perdido en el “salón de los espejos” buscando un significado religioso a sus vidas, abandonando el catolicismo sin siquiera haberlo conocido.
Historia
Eusebio Joaquín González, fundador de la secta Luz del Mundo, nació en Colotlán, Jalisco, en 1898, y fue soldado en tiempos de la revolución mexicana. En 1925, tuvo contacto con la secta pentecostal fundada en Torreón por Carmen Valenzuela, y se hizo bautizar en ella adoptando el nombre de Abraham. Poco tiempo después, se separó de ellos al no poderse colocar como líder y decidió fundar su propio grupo.
Como lo relatan sus seguidores, una noche tuvo un supuesto “llamamiento” de parte de Dios, quien lo hizo su supuesto profeta, cambiándole el nombre por Aarón. Eso sucedió en Monterrey en 1926. Inició un peregrinar para poder establecerse, porque no lograba convencer a nadie, y finalmente se estableció en Guadalajara. Como cualquier herejía tiene seguidores entre los ignorantes en religión, no tardó en tener adeptos y decidió que no estaba bien bautizado. En 1927, siguiendo “órdenes divinas” se autobautizó “en el nombre del Señor Jesucristo”, rechazando desde entonces la Trinidad de personas en Dios. Siendo muy importante para esa clase de fundadores el que su nueva iglesia tenga nombres emanados de la Biblia, adoptó el rimbombante nombre “La Iglesia de Dios vivo, columna y apoyo de la Verdad, la Luz del Mundo” (I Timoteo 3-15).
Expansión
Trabajando denodadamente, tuvo varios templos en distintas partes de Guadalajara mientras conseguía más y más adeptos. Para 1943 ya tenía 457 personas en sus manos. Por fin, en 1953, adquirió 14 hectáreas al oriente de la ciudad y llamó al sitio “Hermosa Provincia”. El Hermano Aarón murió en 1964, y surgió como líder su hijo Samuel Joaquín que con un espíritu empresarial extraordinario, construyó un templo fuera de serie y consiguió expandir su secta hasta el extranjero, asegurando tener más de dos millones de seguidores. Según datos más confiables, en 1989 los miembros eran 200,000.
Fanatismo anticatólico
Muy astutamente, para asegurar el éxito de su “iglesia” desde su fundación, adoptó la ideología y hasta el lenguaje oficialista del partido en el gobierno. No podemos olvidar que cuando Aarón fundó la Luz del Mundo (1925), el gobierno de Calles intentó fundar una secta llamada Iglesia Católica, Apóstolica Mexicana, utilizando al llamado Patriarca Pérez de tristísima memoria. Ante el fracaso de Calles, la Luz del Mundo aceptó tomar su lugar, adaptando totalmente los lineamientos del gobierno mexicano y de la masonería.
De hecho, el hermano Samuel pertenece a la masonería del Rito Oriental Mexicano y ha transmitido a sus seguidores todo el odio de la masonería hacia la Iglesia católica, fundada por Cristo mismo (San Mateo 16, 18) a la que atacan con los mismos argumentos y lenguaje que utilizan los más revolucionarios de los masones en el gobierno. Y no puede extrañarnos el éxito de esta secta si está patrocinada por la poderosísima masonería internacional para tener una iglesia sumisa al poder político, cristalizando el sueño de Calles.
Templo central de la secta La Luz del Mundo, en Guadalajara, Jalisco.
Doctrinas fundamentales
Según creen todos los seguidores, y de esto se encargan los fieles “pastores” designados desde Guadalajara, la palabra de Dios no puede venir por otro conducto sino por la boca del autoproclamado “Siervo de Dios” (antes Aarón y ahora su hijo Samuel) especialmente en materia de interpretación bíblica, lo cual, dicen únicamente él está autorizado a hacer.
Básicamente, todas las doctrinas de la secta fueron diseñadas por “Joaquín Aarón” y su hijo sucesor, y es de suponer que después los nietos y bisnietos tendrán el deber de conservarlas y preservarlas de todos los rebeldes que se han opuesto a ellas, especialmente en lo relacionado a la “veneración” del Hermano Aarón, motivo por el cual muchos han desertado. ¿Cuáles son sus doctrinas fundamentales?
Puntos de doctrina
Dios, la Trinidad, Jesús. La secta Luz del Mundo, se inspira en el llamado “unitarismo”. La palabra “unitario” es totalmente opuesta a “trinitario”. De hecho, la Luz del Mundo es ferozmente antitrinitaria. Según los aaronitas, la Trinidad es un invento de la Iglesia católica romana, ratificado en el primer Concilio de Nicea (año 325 de nuestra era).
Dios solamente comenzó a cobrar personalidad cuando se encarnó en Jesucristo, pues solamente un ser humano puede tener personalidad. El Padre y el Espíritu Santo no son más que el Hijo: son el único Dios impersonal, un Dios no tripersonal, sino tan sólo trinominal. Ese Dios impersonal y trinominal, al encarnarse en María, nacer como hombre, vivir entre nosotros y morir en la Cruz, se volvió un ser personal y se llamó Jesucristo; pero es una sola persona divina.
Refutación
Para un católico medianamente instruido en su religión es fácil refutar tan estrafalario conjunto de absurdos.
Basta leer con atención algunos textos del Nuevo Testamento que hablan de la Trinidad y de Jesús, por ejemplo: San Mateo 3, 17; 28; San Lucas 1, 32; San Juan 17, 1-25; 2 San Pedro 1-17; y muchos textos más que son trinitarios y cristológicos.
La Biblia
No puede ser entendida ni por la sola lectura individual ni por la lectura colectiva. Solamente los “Profetas de Dios” pueden explicarla, cada uno a sus propios contemporáneos. Tales Profetas fueron: Moisés, Jeremías, Juan el Bautista y Jesús, y todos los profetas bíblicos para sus respectivos tiempos. Para nuestro tiempo los únicos profetas son Aarón Joaquín, y actualmente, su hijo Samuel.
Sería un pecado gravísimo poner en duda sus interpretaciones bíblicas. La Biblia, si no es interpretada por tales profetas enviados supuestamente por Dios, no tiene ningún sentido ni mensaje.
Refutación
Si fuera cierto el aaronismo, Dios habría abandonado a la humanidad durante los casi 1900 años que transcurrieron entre la muerte de Jesús y el nacimiento de Aarón Joaquín.
Además, son increíbles los disparates que los hermanos aaronitas sacan por su cuenta de la biblia falsificada por ellos mismos, por ejemplo, acerca de Jesús y de la Trinidad. Gracias a Dios, la Iglesia católica, fundada por Jesús, sobre los Apóstoles y sucesores, sigue encargándose de interpretar la Biblia, tal como Cristo quiso que fuera interpretada.
La Salvación
El día de Pentecostés “los judíos le preguntaron a Pedro: ¿Qué hemos de hacer (para salvarnos)? Y Pedro les contestó: Conviértanse, y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo; así se les perdonarán sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo”. Estas palabras de Pedro referidas en el libro de Hechos de los Apóstoles 2:38, son la clave para entender la extraña teología aarónica, si es que se puede llamar teología. Toda persona que quiera salvarse debe renunciar a cualquier bautismo anteriormente recibido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, es decir, de la “diabólica” Trinidad. Debe volver a bautizarse mediante la inmersión en agua y en el nombre de Jesús. El único nombre que vale para ellos es Jesucristo, que señala las dos personas y las dos naturalezas: Dios y hombre.
Los aaronitas atribuyen mayor importancia al bautismo en agua que a la fe, a las buenas obras, a la adoración divina, a la adopción de hijos de Dios, al rescate pagado por Jesús, y a los dones sobrenaturales que el cristianismo verdadero nos brinda.
Hay varios otros requisitos para salvarse, según los aaronitas, por ejemplo: dejar de creer en la Trinidad; renunciar a todas las prácticas y costumbres cristianas católicas, las cuales representan a la diabólica “Babilonia” de la que habla el Apocalipsis; renunciar también a todas las demás religiones; hacer oración, sin olvidar que la única oración atendida por Dios es la que se hace de rodillas; no usar en absoluto instrumentos musicales; las mujeres sólo pueden salvarse usando faldas que las cubran hasta los tobillos; y otras cosas semejantes.
Refutación
Los católicos debemos seguir bautizándonos de acuerdo con las órdenes de Cristo, órdenes transmitidas y explicadas por los Apóstoles y los obispos, que son los sucesores de los Apóstoles (2 Timoteo 2, 2); órdenes que han llegado ininterrumpidamente hasta nuestros días, respaldadas por los textos escritos que forman el Nuevo Testamento. Ninguna falta hace rebautizarnos de acuerdo con los imaginarios “descubrimientos” de Aarón Joaquín. Es mucho mejor profundizar en los numerosos textos del Nuevo Testamento que hablan del Bautismo, por ejemplo: San Juan, capítulos 1, 3 y 4; San Mateo 28, 19; Gálatas 3, 27; y también varios textos del mismo libro de Hechos de los Apóstoles, único libro aceptado por los aaronitas. El Nuevo Testamento habla del Bautismo en aproximadamente 50 textos.
La Iglesia
Al igual que todas las demás sectas, la supuesta Luz del Mundo pretende ser la “única y exclusiva iglesia verdadera”. Sus adeptos son los “únicos cristianos verdaderos”. Jesús no fundó su iglesia sobre Pedro, sino sobre San Pablo, dicen ellos. Todas las demás religiones, iglesias y sectas, son “abominables y mentirosas”. Pretenden que Cristo sólo reconoce como legítima esposa suya a la secta Luz del Mundo. Los fieles de las demás religiones sólo se salvarán repudiándolas y formando parte de la Luz del Mundo. La veneración al hermano Aarón y a su hijo Samuel, a quien la iglesia Luz del Mundo pone casi al mismo nivel de Jesús, ya ha provocado varias muertes.
Refutación
Providencialmente Jesús fundó hace ya casi dos mil años su Iglesia. Jesús nunca habló de Aarón Joaquín, ni de su Hijo Samuel. Jesús desde los comienzos de su vida pública dio a conocer su plan de fundar su iglesia sobre un cimiento humano, Pedro (San Juan 1,40ss); a pesar de las fallas humanas de Pedro, Jesús nunca cambió sus planes iniciales (San Mateo 16,18; 17,1; San Lucas 22,31ss; San Juan 21,15ss). Los Apóstoles y los primeros cristianos siempre consideraron a Pedro como jefe visible de la Iglesia de aquel Jesús que seguía presente (San Mateo 28,20), pero ya de una forma invisible. Tal autoridad de Pedro fue reconocida y aceptada en incontables ocasiones, y atestiguada en muchos textos bíblicos del Nuevo Testamento, por ejemplo: Hechos, capítulo 1, 2, 3, 4, 5, 10, 11, 12, 15, etc. El propio San Pablo acata la autoridad de Pedro; por ejemplo en Gálatas 1, 18; en 1 Corintios 15; en Hechos 15,7; etc. Solamente los católicos más ignorantes pueden ser sorprendidos por los absurdos “descubrimientos” de esta tan poco luminosa secta que tan pomposamente se define como “La Luz del Mundo”.
Conclusión
En este texto hemos presentado algo acerca del “changarrito” del Hermano Aarón, la modesta “herencia familiar” que éste dejó a su hijo Samuel, un negocito que le permite vivir como un pequeño “sultán”. A propósito no quisimos entrar en asuntos de vida privada, sobre lo cual habría mucho que decir. Ni quisimos entrar en la controversia acerca de la fraudulenta creación de fraccionamientos. Tratamos simplemente de profundizar en los aspectos relacionados con los orígenes y la doctrina de este grupo religioso. Por todo lo que hemos visto, su mejor cosecha se realiza entre gente muy pobre e ignorante, sin ningún sentido crítico. El objetivo principal de esta organización consiste en formar comunidades aisladas, con un estilo de vida propio, hasta en el uso de la indumentaria.
El control sobre dichas comunidades es absoluto, con estudios diarios en sus templos, una educación rígida y absorbente desde la niñez y un compromiso político (votar) en sentido único (oficialista). Para lograr todo esto, los dirigentes de la organización La Luz del Mundo compran terrenos y los venden a sus miembros, formando colonias especiales para ellos.
La Divina Providencia (Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo) quiera que este texto sirva para poner en guardia a la gente de buena voluntad contra las insidias del sectarismo, que está perjudicando seriamente la causa de la unidad (San Juan 17,21).
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