Las advertencias de Fátima ya se están cumpliendo
Si el mensaje de Fátima está o no completo ya no es relevante; lo que importa es lo que está ocurriendo actualmente – De Mattei
El año del centenario de Fátima fue inaugurado el Domingo de Pentecostés con una noticia que causó bastante sensación.
El teólogo alemán Ingo Dollinger reveló al sitio web OnePeterFive que, luego de la publicación del Tercer Secreto de Fátima, el Cardenal Ratzinger le dijo: “Das ist noch nicht alles!”, “¡No publicamos todo el secreto!” La Oficina de Prensa del Vaticano intervino con una negación inmediata, en la cual declaró: “El Papa emérito Benedicto XVI afirma jamás haber hablado con el Profesor Dollinger respecto a Fátima”, asegurando claramente que los comentarios atribuidos al Profesor Dollinger sobre el tema “son meras invenciones completamente falsas”, y confirma enérgicamente que “la publicación del Tercer Secreto de Fátima está completa.”
La negación, sin embargo, no convence del todo a aquellos que, como Antonio Socci, siempre han sostenido la existencia de una parte no divulgada del secreto, la cual haría referencia al abandono de la fe por parte de la jerarquía de la Iglesia. Otros expertos en la materia, como el Dr. Antonio Augusto Borelli Machado, opinan que el secreto revelado por el Vaticano está completo y es trágicamente elocuente. Basándonos en la información que tenemos a nuestra disposición hoy en día, no podemos afirmar con absoluta certeza ni la totalidad del texto del Tercer Secreto, ni la falta de alguna de sus partes. Lo que sí parece ser absolutamente cierto es que la profecía de Fátima todavía no se cumple totalmente, y que su culminación implica una crisis sin precedentes en la Iglesia.
En este sentido, debe tenerse en cuenta un importante principio hermenéutico. En ocasiones, el Señor nos ofrece cierta “dirección espiritual”, mediante revelaciones y profecías, que no añaden absolutamente nada al depósito de la fe, para guiarnos a través de los períodos más oscuros de la historia. Sin embargo, aunque es verdad que las palabras Divinas iluminan los tiempos oscuros, también es cierto lo contrario, es decir: los acontecimientos históricos, en su dramático despliegue, nos ayudan a entender el significado de las profecías.
El 13 de julio de 1917, fecha en que Nuestra Señora anunció en Fátima que si la humanidad no se convertía Rusia difundiría sus errores por todo el mundo, estas palabras parecieron incomprensibles. Fueron los hechos históricos los que revelaron su significado. Luego de la Revolución Bolchevique de 1917, quedó claro que el comunismo sería el instrumento que Dios quería usar para castigar al mundo por sus pecados.
Entre 1989 y 1991, se derrumbó aparentemente el malvado imperio de la Unión Soviética, pero la desaparición de su embalaje político permitió la difusión del comunismo por todo el mundo, el cual tiene su núcleo ideológico en la evolución filosófica y el relativismo moral. La “filosofía de la praxis”, que según Antonio Gramsci resume la revolución cultural marxista, se ha convertido en el horizonte teológico del nuevo pontificado, siendo esbozada por teólogos como el cardenal alemán Walter Kasper y el arzobispo argentino, Victor Manuel Fernández, ambos inspiradores de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia.
En este sentido, el Secreto de Fátima no debería ser nuestro punto de partida para comprender la realidad de la tragedia en la Iglesia, sino, al contrario, debemos partir de la crisis en la Iglesia [misma] para entender el significado fundamental del secreto de Fátima. Una crisis que se remonta a la década de 1960, pero que con la abdicación de Benedicto XVI y el pontificado del Papa Francisco, ha experimentado una aceleración impactante.
Mientras la Oficina de Prensa del Vaticano se apresuraba a controlar el caso Dollinger, explotó otra bomba, ocasionando un impacto mucho mayor. Durante la presentación del libro del Prof. Don Roberto Regoli, Oltre la crisi della Chiesa. Il pontificato di Benedetto XVI (Lindau, Turín, 2016), celebrada en el auditorio de la Universidad Pontifical Gregoriana, Monseñor Georg Gänswein elogió el acto de renuncia del Papa Ratzinger con estas palabras:
Desde el 11 de febrero del 2013, el ministerio papal no es lo mismo que antes. Es y sigue siendo la base de la Iglesia Católica; y sin embargo, es una base que Benedicto ha transformado profunda y permanentemente gracias a su excepcional pontificado.”
De acuerdo con el arzobispo Gänswein, la renuncia del Papa es “histórica” ya que introdujo en la Iglesia Católica la nueva institución del “Papa emérito”, transformando así el concepto munus petrinum, es decir “el ministerio petrino”. “Antes y después de su abdicación, Benedicto ha entendido y entiende su labor como una participación en tal ministerio petrino. Dejó el Trono Papal, y sin embargo, con su salida, el 11 de febrero de 2013, no abandonó completamente su ministerio. Más bien, integró el ministerio personal en una dimensión colegial y sinodal, casi un ministerio compartido (…). Desde la elección de su sucesor, el Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, no ha habido dos papas, sino un ministerio ampliado de facto, con un miembro activo y otro contemplativo. Es por esta razón que Benedicto no ha renunciado ni a su nombre ni al uso de la sotana blanca, y por lo tanto, el apelativo correcto para dirigirnos a él sigue siendo el de “Santidad”. Además, tampoco se ha retirado a un monasterio aislado, sino que está [retirado] dentro del Vaticano, como si solamente se hubiera hecho a un lado para dar el paso a su sucesor, y a una nueva era en la historia del Papado (…). Con este acto de audacia extraordinaria, lo que hizo fue renovar el ministerio (yendo en contra de consejeros competentes y bien intencionados) y, en un último esfuerzo, lo ha fortalecido (espero que así sea). Sin duda alguna, esto sólo podrá demostrarlo la historia. Sin embargo, en la historia de la Iglesia, el 2013 será el año en que el célebre teólogo que ocupaba el Trono de San Pedro se convirtió en el primer “Papa Emérito” de la historia.”
Este discurso es de una naturaleza explosiva, y demuestra por sí mismo cómo no hemos “superado” la crisis de la Iglesia, sino que nos encontramos más dentro que nunca. El Papado no es un ministerio que pueda ser “ampliado”, pues se trata de un “cargo” otorgado personalmente por Jesucristo a un único y exclusivo Vicario y sucesor de Pedro. Lo que distingue a la Iglesia Católica de todas las otras iglesias o religiones es, precisamente, la existencia de un principio unitario e indisoluble en la persona del Supremo Pontífice. El discurso de Mons. Gänswein (es difícil entender a dónde quería llegar con sus declaraciones) sugiere una Iglesia bicéfala y añade confusión a una situación que ya de por sí es extremadamente confusa.
La segunda y tercera parte del Secreto de Fátima están conectadas por medio de una frase: “En Portugal siempre se conservará el dogma de la fe.” Nuestra Señora estaba hablando con tres pastorcitos portugueses, y les asegura que su país no perderá la fe. Pero, entonces, ¿en dónde sí se perderá la fe? Siempre se ha creído que Nuestra Señora se refería a la apostasía de naciones enteras, pero hoy es cada vez más evidente que la mayor pérdida de fe está ocurriendo entre los clérigos.
Un “obispo vestido de blanco” y “muchos otros obispos, sacerdotes y religiosos” son el centro del Tercer Secreto, en un escenario de muerte y perdición, que es lógico imaginar será no solamente material, sino espiritual. Antes de escribir el Tercer Secreto, la revelación que Sor Lucía tuvo en Tuy el 3 de enero de 1944, confirma lo anterior y, por lo tanto, está indisolublemente vinculada. Luego de la visión de una terrible catástrofe cósmica, Sor Lucía relata haber escuchado en su corazón “una voz suave que decía: "en el tiempo, una fe, un bautismo, una Iglesia, Santa, Católica, Apostólica. ¡En la eternidad, el cielo!"
Estas palabras representan una negación radical de cualquier forma de relativismo religioso, mismo que la voz celestial contradice con la exaltación de la Santa Madre Iglesia y la fe católica. En la historia, el humo de Satanás puede invadir la Iglesia, pero todo aquel que defienda la integridad de la fe contra los poderes del infierno verá, en el tiempo y en la eternidad, el triunfo de la Iglesia y del Corazón Inmaculado de María, sello definitivo de la dramática pero fascinante profecía de Fátima.
Roberto de Mattei
Corrispondenza Romana
Mayo 25, 2016
Courtesía: Rorate Caeli