Las dudas temidas por Roma
En septiembre, cuatro cardenales presentaron respetuosamente al Papa algunas dudas generadas por la Exhortación Amoris Laetitia, sobre las personas divorciadas y "vueltas a casar". Pasaron dos meses sin que recibieran más respuesta a sus dudas que el silencio papal. ¿Está bien? ¿Está mal? El Supremo Pontífice no ha contestado sí o no.
Con motivo del pasado Consistorio, la reunión que tiene lugar el día anterior en la que se les permite a los cardenales reunirse con el Papa fue cancelada sin explicación alguna, pero quizá no sin razón. Hay quienes dicen que el Papa Francisco prefiere evitar un debate entre los prelados, porque teme estas dudas.
¿Qué sucede con la parresía, la libertad de expresión, la franqueza sin halagos, que el Santo Padre recomendó a los participantes durante el Sínodo de la Familia? ¿Hemos de llegar a la conclusión de que eran libres para hablar sobre lo que quisieran pero no para expresar la más mínima duda?
Básicamente, como lo expresa un analista de la presente crisis, vemos chocar dos conceptos de la Iglesia: "Por una parte, están aquellos que opinan que es parte de la pastoral de la Iglesia enseñar la doctrina revelada tal y como es; por otra parte, aquellos que recomiendan los complementos, el discernimiento y la integración como la única postura pastoral aceptable". Pero, ¿puede llevarse a cabo la pastoral de integración de los católicos divorciados y "vueltos a casar" con el riesgo de la desintegración de la doctrina y la moral? ¿Está prohibido dudar de la legitimidad doctrinal de este tipo de enfoque pastoral?
Las dudas no deben temerse, sino resolverse.
Padre Alain Lorans
Fuente: www.dici.com