Los hijos son el reflejo de sus padres
Todos los padres tienen una idea preconcebida de cómo van a ser sus hijos, o de cómo les gustaría que fueran. A menudo les exigen que se comporten como ellos mismos no lo hacen, sin darse cuenta de que los padres son el primer modelo a seguir para sus hijos...
Amor y límites
Los padres son el primero y principal modelo a seguir para los hijos. Y hasta que estos alcanzan cierta edad, ven a los padres como héroes, piensan que son los más fuertes, los mejores y los más guapos, entre otras muchas virtudes. Desde bien pequeños los niños juegan a imitar a los mayores con juegos en los que intercambian roles (a mamás y a papás, a médicos, a dependientes…), así no sólo se divierten sino que aprenden valores, conductas y todo lo que necesitan para abrirse al mundo.
Los padres son el referente emocional de los hijos. Mantener un ambiente sano en el hogar beneficiará en gran medida la educación del niño. El ambiente familiar que goza de armonía, paz, amor, cariño y respeto, consigue que los hijos crezcan seguros de sí mismos y con buena autoestima.
También es importante saber respetar sus derechos, necesidades e intereses, sin llegar a permitir que los niños hagan todo lo que quieran, convirtiéndolos así en verdaderos tiranos. Los niños necesitan el cariño de los padres, pero también unos límites firmes. Sólo así pueden orientarse en su entorno y tener una visión real del mundo, de la sociedad a la que pertenecen.
Ser un ejemplo
Si quieren transmitir pautas de comportamiento correctas a sus hijos, de modo que actúen responsablemente, deben ante todo, ser un buen ejemplo.
Hay un conocido anuncio de televisión que promovía la lectura infantil con el eslogan “Si tú lees, ellos leen”, pues bien, ese eslogan se puede aplicar a todo: si tú eres ordenado, tu hijo será ordenado, si tú eres colaborador, tu hijo también lo será, si tú eres correcto, él también lo será… pero también, si tú acostumbras a gritar, tu hijo también gritará, si tú eres descuidado, tu hijo también lo será, si tú no eres puntual, tu hijo tampoco lo será…
Los hijos siempre quieren hacer lo que hacen los padres, quieren agradarles y que estos los elogien. Por esa razón los niños cuando son pequeños empiezan a copiar a sus padres, dejen pues que copien y hagan lo que quieren que ellos hagan, y compórtense como quieren que ellos se comporten.
Los padres han de ser un firme ejemplo. Los padres son el primer y más importante profesor de sus hijos, sus decisiones, reacciones, conversaciones, actuaciones, costumbres, comentarios, hábitos, etc. Los niños aprenden todo de sus padres y también del entorno que les rodea (colegio, amigos, compañeros, familia). Así que lo que los padres hagan y como lo hagan en el día a día serán lecciones que sus hijos irán aprendiendo, de forma sutil, sin darse cuenta, pero que al final marcarán su personalidad.
Examen de la conducta de los padres
Sean sinceros con ustedes mismos y repasen todas las acciones de un día cualquiera. ¿Cuántas veces han dicho una pequeña mentira para no acudir a una cita, han criticado a su vecino, se han ido rápido de una tienda en la que les han cobrado de menos, etcétera? Pero en cambio regañan a sus hijos cuando les dicen una mentira, cuando se burlan de un compañero o engañan a su hermano pequeño. Todos esos comportamientos, falta de sinceridad, respeto, justicia y tolerancia, son defectos que sus hijo van adquiriendo porque los observan en su entorno. Piensen que sus acciones pueden ser mucho más influyentes que sus palabras y actúen en consecuencia.
Es importante hacer un repaso o una lista de todas las cosas que hacemos o decimos y que no quisiéramos que las hiciera o dijera nuestro hijo, y definitivamente eliminarlas de nuestra conducta. Los niños nos observan mucho, más de lo que nos damos cuenta, y lo que ven muchas veces no es lo que queremos que vean: vemos la televisión más de la cuenta, pasamos horas interminables en los dispositivos electrónicos, gritamos e insultamos cuando vamos manejando, dialogamos poco, criticamos a los demás, reaccionamos de manera violenta ante las ofensas de nuestro prójimo, no compartimos las cosas… Obsérvense a ustedes mismos todos los días y actúen como quieren que ellos lo hagan en un futuro. La mejor manera de enseñarles buenos valores es que los hijos vean a sus padres poniéndolos en práctica, pues el ejemplo es la mejor escuela.
Anónimo