Lourdes, la fuente milagrosa
Hoy se conmemora el 161° aniversario de las apariciones de Nuestra Señora en Lourdes, Francia. Con este estudio pretendemos poner a la luz uno de los acontecimientos más apasionantes y debatidos en estos dos últimos siglos. Acontecimiento que es la meta de millones de personas que recorren cientos de kilómetros con la esperanza de obtener en este lugar una curación milagrosa.
Pero Lourdes no es solamente esto. Por el carácter sobrenatural atribuido a algunas decenas de curaciones, Lourdes se ha convertido en objeto de ásperas polémicas y de infinitas controversias entre quienes están a favor del milagro y el partido de los que en nombre de la razón y de la moderna ciencia quisiera borrar para siempre Lourdes y sus prodigios, denunciándolos como el fruto de una gigantesca e innoble maquinación, cuya presencia representa una ofensa y un atentado al progreso de la humanidad. La condición de seres humanos libres y dotados de razón nos pone inevitablemente frente a una encrucijada y a opciones que conducen a caminos del todo opuestos: o Lourdes es un enorme fraude material y espiritual que especula el mal de los demás y entonces será nuestro deber desenmascararlos; o es el lugar donde el cielo y la tierra se tocan y en ese caso, si somos verdaderamente coherentes, nuestra vida debería cambiar.
Los hechos que vamos a narrar se desarrollan en Lourdes, una pequeña ciudad francesa situada en los Pirineos cerca de la frontera española, entre febrero y julio de 1858. Este pequeño lugar, que en la época de los acontecimientos contaba con poco más de 4,000 habitantes, ahora tiene 20,000. Fue este lugar rocoso el que se convirtió en teatro de las apariciones de la Madre de Dios a Santa Bernardita (nacida el 7 de enero de 1844, en una familia muy pobre). En 1858, el año de los hechos, Bernardita tenía catorce años.