Lubomyr Husar, líder de la Iglesia católica greco-ucraniana, muere a los 84 años
El cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor emérito de Kyiv-Halyč.
A continuación, hablaremos del legado mixto del cardenal Husar, quien sirvió de puente durante la supresión de la Iglesia católica greco-ucraniana y tuvo que sufrir debido a los intereses del Vaticano en apaciguar a los soviéticos y a los rusos ortodoxos desde la década de 1960 hasta los ochentas.
El 1 de junio del 2017, se supo que Su Beatitud, el cardenal Lubomyr Husar, antiguo patriarca de Kyiv-Halyč y líder de la Iglesia católica greco-ucraniana (ICGU), murió a la edad de 84 años, tras haber padecido una grave enfermedad. Nacido el 28 de febrero de 1933, en Lviv, Ucrania, la familia del cardenal Husar se vio obligada a huir de los horrores de la Segunda Guerra Mundial en 1944, primero a Austria y luego a los Estados Unidos. Dos años después, la ICGU sería suprimida ilegalmente por la Unión Soviética de común acuerdo con la Iglesia rusa ortodoxa.
Ministerio sacerdotal y rechazo del Vaticano
Luego de haber finalizado sus estudios en el Seminario Universidad de San Basilio, la Universidad Católica de América y la Universidad Fordham, Husar fue ordenado sacerdote en 1958, y comenzó a hacerse cargo de los católicos griegos que radicaban en Estados Unidos, al mismo tiempo que enseñaba a los seminaristas en el Seminario de San Basilio. En 1966, el futuro patriarca viajó a Roma, para obtener un doctorado de la Universidad Pontificia Urban. Posteriormente se unió a los Monjes Estuditas (rito bizantino) y se convirtió en su superior en Grottaferrata, Italia.
El 2 de abril de 1977, desafiando los intentos del Vaticano por apaciguar a la Iglesia rusa ortodoxa y la ostpolitik de Paulo VI hacia el estado soviético ateo, Husar fue elevado al episcopado por el piadoso cardenal Josyf Slipyj, entonces líder de la ICGU y quien había sido elogiado por Monseñor Lefebvre por su testimonio heroico contra el comunismo. Slipyj pasó dos décadas en una prisión soviética, a pesar de las propuestas de convertirlo en un líder dentro de la Iglesia rusa ortodoxa, decidiendo preservar la jerarquía de la ICGU durante el período de supresión.
Tristemente, la consagración de Husar no fue reconocida por las autoridades romanas sino hasta 1966, cuando Juan Pablo II cambió el curso de las cosas. En ese entonces, Husar fue nombrado obispo auxiliar del cardenal Ivan Lubachivsky, quien era el sucesor de Slipyj. En el año 2000, Husar tomó las riendas de la reconstrucción de la ICGU y fue creado cardenal al año siguiente. En un intento más del Vaticano por negar a la ICGU los derechos que le correspondían debido a razones ecuménicas, Husar - al igual que había sucedido con sus predecesores Lubachivsky y Slipyj - sólo fue reconocido como "arzobispo mayor", un título inventado durante el pontificado de Paulo VI para evitar conflictos con los rusos ortodoxos, quienes se oponían a la misión apostólica de la ICGU. Sin embargo, para los millones de católicos ucranianos en la diáspora, y los que emergían de las catacumbas en Ucrania, Husar fue su patriarca innegablemente con todos los derechos y privilegioss que conlleva dicho título.
El cardenal Josyf Slipyj pasó casi dos décadas en una prisión soviética, a pesar de las propuestas de convertirlo en un líder dentro de la Iglesia rusa ortodoxa.
Un legado mixto pero importante
Aunque Husar es digno de elogio por sus largos años de sufrimiento dedicados al ministerio de su iglesia perseguida y por ayudar a restablecer la ICGU en su patria histórica, es también criticado por algunos conservadores de la ICGU debido a ciertas tendencias liberales teológicas y ecuménicas. En vez de responder a las objeciones ortodoxas orientales sobre algunas doctrinas católicas, como el purgatorio y la Inmaculada Concepción, en la misma forma que lo había hecho el cardenal Slipyj, Husar prefirió destacar el patrimonio común de los católicos griegos y los ortodoxos, tal vez con demasiada indiferencia hacia las cuestiones dogmáticas que separan a ambas comuniones.
La cátedra de Husar recibió también una fría recepción por parte de la Sociedad de San Josafat (SSJK), una orden sacerdotal católica tradicionalista, por su insistencia en "deslatinizar" la ICGU y promover el uso de la lengua vernácula, en vez del eslavo, en el rito bizantino usado en la ICGU. Gracias a la afiliación de la SSJK a la Fraternidad San Pío X, Husar condenó su labor en Ucrania e intentó excomulgar a su líder, el Padre Basil Kovpak, en el año 2003.
Debido a su avanzada edad y a la cegura que padecía, Husar renunció a su cargo en el 2011 y fue sucedido por el actual líder de la ICGU, el patriarca Sviatoslav Shevchuk. Con 80 años de edad en el 2013, Husar no pudo participar en el cónclave que eligió al Papa Francisco. Aunque hay varias razones para adoptar un enfoque prudente, cuando no crítico, acerca de algunos aspectos del liderazgo de Husar, no se puede negar que desempeñó un importante papel en rescatar a la ICGU del doloroso período de supresión y llevarla a su actual revitalización. Al menos por eso, Husar es digno de elogio.
Fuente: sspx.org - 06/06/17