Martes de Pascua - textos litúrgicos

Fuente: Distrito de México

Jesús se muestra a sus discípulos reunidos, la tarde misma de la Resurrección y se acerca a ellos deseándoles la paz. Es el deseo que nos dirige a nosotros mismos en la Pascua. En estos días Él restablece por doquier la paz; la paz del hombre con Dios, la paz en la conciencia del pecador reconciliado, la paz fraterna de los hombres entre sí por el perdón y el olvido de las injurias. Aceptemos con amor esta dichosa palabra, y mostremos desde ahora en todos los acontecimientos que somos los hijos de la paz.

MISA

El Introito, sacado del libro del Eclesiástico, celebra la divina sabiduría de Pablo, que es como fuente siempre pura donde los cristianos van a beber, y cuya agua saludable les da la salud del alma y los prepara para la inmortalidad.

INTROITO

Les dió a beber el agua de la sabiduría, aleluya: ésta se fijará en ellos, y no se apartará, aleluya: y los ensalzará para siempre, aleluya, aleluya. — Salmo: Alabad al Señor e invocad su nombre: anunciad entre las gentes sus obras. V. Gloria al Padre.

La Iglesia glorifica a Dios en la Colecta, porque se digna hacerla fecunda cada año y darla los goces maternales en medio de las alegrías de la Pascua; a continuación implora para sus nuevos hijos la gracia de permanecer siempre conformes a su Maestro resucitado.

COLECTA

Oh Dios, que multiplicas tu Iglesia con una prole siempre nueva: haz que tus siervos conserven en su vida el sacramento que han recibido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

EPISTOLA

Lección de los Actos de los Apóstoles (XIII, 16. 26-33).

En aquellos días, levantándose Pablo, e imponiendo silencio con la mano, dijo: Varones hermanos, hijos de la raza de Abraham, y los que temen a Dios entre vosotros, a ;vosotros se os envía este mensaje de salud. Porque los que habitaban en Jerusalén, y sus príncipes, desconociendo a Jesús, y las voces de los Profetas, que se leen todos los sábados, juzgándole, las cumplieron y, no encontrando en él ninguna causa de muerte, pidieron a Pilatos autorización para matarle. Y, habiendo cumplido todo lo escrito acerca de él, bajándole del madero, le pusieron en un sepulcro. Pero Dios le resucitó de entre los muertos al tercer día: y fué visto durante muchos días, por los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales son hasta hoy día sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la promesa hecha a nuestros padres: porque Dios la cumplió en nuestros hijos, resucitando a Nuestro Señor Jesucristo.

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