Martes de Pasión - textos litúrgicos
Tenemos que confesar a Jesucristo delante del mundo. Los ejemplos de los mártires nos fortifiquen estos días, en la lucha que es preciso sostener contra sus máximas, sus pompas y sus obras. Jesús denunciaba los crímenes y los pecados del mundo, mientras tanto, los judíos lo buscaban para matarlo.
En Roma, la Estación tenía lugar antiguamente, en la Iglesia del santo mártir Ciríaco y así está señalado en misal romano; pero este antiguo santuario habiéndose arruinado, y el cuerpo del santo diácono trasladado por Alejandro VII (1655-1667) a la Iglesia in via Lata, la Estación tiene lugar ahora en ésta última,
COLECTA
Suplicámoste, Señor, te sean aceptos nuestros ayunos: para que, purificándonos, nos hagan dignos de tu gracia y nos alcancen los remedios eternos. Por el Señor.
EPÍSTOLA
Lección del Profeta Daniel.
En aquellos días se presentaron los babilonios al rey, y le dijeron: Entréganos a Daniel, que destruyó a Bel y mató al dragón, porque, de lo contrario, te mataremos a ti, y a tu familia. Vio entonces el rey que se lanzarían sobre él con furia: y, obligado por la necesidad, les entregó a Daniel. Ellos le encerraron en una cueva de leones, y estuvo allí seis días. Y en la cueva había siete leones, a los cuales arrojaban todos los días dos cadáveres y dos ovejas: pero entonces no les dieron nada, para que devoraran a Daniel. Había a la sazón en Judea un profeta, llamado Habacuc, el cual había hecho un guisado y preparado unos panes en una vasija, e iba al campo, para llevarlo a los segadores. Y dijo el Ángel del Señor a Habacuc: Lleva esa comida, que tienes ahí, a Babilonia, a Daniel, que está en la cueva de los leones. Y dijo Habacuc: Señor, no he visto nunca a Babilonia, y no sé dónde está la cueva. Y tomóle el Angel del Señor polla coronilla, y llevóle por el cabello de la cabeza, y le colocó, con la velocidad de su espíritu, en Babilonia, sobre la cueva de los leones. Y clamó Habacuc, y dijo: Daniel, siervo de Dios, toma la comida que te ha enviado Dios. Y dijo Daniel: Te has acordado de mí, oh Dios, y no has abandonado a los que te aman. Y, levantándose Daniel, comió. Después el Ángel del Señor volvió luego a Habacuc a su lugar. Vino, pues, el rey el día séptimo, para llorar a Daniel: y fue a la cueva, y miró dentro, y he aquí que vio a Daniel sentado en medio de los leones. Y clamó el rey con gran voz, diciendo: Grande eres tú, Señor, Dios de Daniel. Y le sacó de la cueva de los leones. Entonces arrojó en la cueva a aquellos que habían sido la causa de su perdición y fueron devorados al punto en su presencia. Entonces dijo el rey: Teman todos los habitantes de toda la tierra al Dios de Daniel: porque Él es el Salvador, El que hace prodigios y maravillas en la tierra: Él es el que ha librado a Daniel de la cueva de los leones.