Modernismo: la gran herejía
¿Qué es la herejía modernista y cuáles son sus consecuencias? ¿Cómo podemos practicar la virtud de la esperanza, creyendo que la crisis post-conciliar eventualmente llegará a su fin? En el siguiente artículo se intentará responder estas preguntas.
En el pasado, muchas voces se alzaron contra lo que San Pío X denominó como errores perjudiciales del modernismo, los cuales han sido absorbidos totalmente por nuestra sociedad, e incluso por la Iglesia.
Una de estas voces fue la del filósofo belga, Marcel de Corte (1905-1944), mencionado en la versión italiana de la revista "Sí Sí No No". Es probable que muchos de nuestros lectores no estén familiarizados con su libro, publicado en 1965, titulado La Gran Herejía, en el cual el autor hace un diagnóstico riguroso de los cambios post-conciliares, rastreando su origen hasta la herejía modernista, cloaca de la que provienen todas las herejías:
Una degradación espiritual más profunda que cualquier otra que haya experimentado la Iglesia, una enfermedad cancerosa en la que las células se multiplican rápidamente para destruir todo lo que quede sano en el Cuerpo Místico. Es un esfuerzo por transformar el Reino de Dios en el Reino del Hombre, por sustituir la Iglesia consagrada al culto divino por una Iglesia dedicada al culto de la humanidad. Esta es la más terrible y espantosa de las herejías.” [1]
El valioso trabajo de Marcel de Corte proporciona también una pertinente definición sobre el modernismo y sus consecuencias, tan evidentes en nuestra Iglesia contemporánea. A pesar de haber pronosticado el lamentable estado en que se vería envuelta la Iglesia, Corte finaliza su análisis con consejos valiosos para los católicos.
A continuación, presentamos algunas útiles definiciones, así como información práctica para poder hacer frente a la crisis post-conciliar.
¿Qué es el modernismo?
Primeramente, es un error filosófico. El mal que aqueja al hombre es… el subjetivismo. El intelecto renuncia a su capacidad de saber y conocer las cosas en sí mismas. Se priva a sí mismo del trampolín de la realidad: ¿por qué sorprenderse, entonces, de que se reconozca incapaz de elevarse hasta el Origen de la realidad? Pero, al exiliarse de la realidad, el intelecto automáticamente se retrae hacia sí mismo.
¿Cuáles son sus consecuencias?
- El hombre se relaciona con otros y con la sociedad (familiar, política y religiosa) a través de la cultura, el pensamiento y el habla. Si el modernismo separa la verdad de la realidad, ¿cómo puede seguir existiendo una única verdad eterna y necesaria en el ámbito de la fe y la vida social? La negación de la realidad y la verdad conduce al hombre, definitivamente, a cerrarse como una ostra, proclamándose a sí mismo radicalmente autónomo con la frase: “serán como dioses.”
- El culto al “ego” en todos los niveles, individual, moral y social, conduce a un naufragio de la razón y la fe.
- Esta separación establece las bases para la ejecución del proyecto satánico: eritis sicut Deus, "serán como Dios": teniendo como origen el subjetivismo, la herejía modernista retorna al subjetivismo, destronando a Dios y colocando al hombre en su lugar. Reemplaza a la Iglesia consagrada al culto divino por una Iglesia dedicada al culto del hombre.
- Está sucediendo exactamente lo que San Pío X pronosticó: el dogma se encuentra en evolución perpetua; la vida moral varía dependiendo de la “ética situacional”; la liturgia pasa de ser teocéntrica a antropocéntrica; el gobierno de la Iglesia deja de ser Petrino y monárquico para convertirse en colegial; la doctrina de la Iglesia da lugar a la vida pastoral.
De Corte finaliza diciendo lo siguiente:
Una vez que la levadura divina ha sido corrompida, no puede ser otra cosa más que un agente subversivo de poder incalculable: la corrupción de lo mejor es la peor.”
Siete consejos valiosos para los tiempos difíciles
1. Con ayuda de la virtud de la fe, hay que permanecer firmes creyendo en la divinidad y perennidad de la Iglesia.
2. Con ayuda de la virtud de la fortaleza, hay que resistir todo aquello que genera miedo, y hay que atacar valientemente todo lo que impida nuestra salvación.
3. Hay que tener esperanza en el poder omnipotente de Dios que nos ha sido prometido siempre y cuando hagamos lo que podamos con su gracia.
4. Hay que tener paciencia y expectación; soportar las pruebas y esperar con confianza la intervención divina.
5. Hay que tener confianza o súperesperanza en que la Iglesia preservará su sucesión Apostólica y Petrina cuando parezca que ya se ha extinguido casi por completo, así como pareció que Jesús fue abandonado por su Padre en la Cruz.
6. Para tener a Dios con nosotros en todas las cosas, debemos deshacernos de todo lo que pertenece al mundo.
7. Sursum Corda! Luego de las tinieblas llega el amanecer.
Nota
1 Cita tomada de la revista The Angelus -diciembre de 1978–, que aparece en el artículo “Pioneros en la lucha”.
Fuente: District of the U.S.A.