Nuestra Señora de Fátima y la devoción al Corazón Inmaculado de María
Después de 1917, y de las apariciones de la Santísima Virgen María en Portugal, la devoción al Corazón Doloroso e Inmaculado de María se ha difundido por todo el mundo... y ha sido rechazada por muchos de sus enemigos.
El infierno, donde van los pobres pecadores
El 13 de julio de 1917, Nuestra Señora exhortó a los tres niños de Fátima a sacrificarse por los pecadores.
Extendiendo sus manos, dejó caer rayos de luz sobre la tierra.
Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo... Han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores...
Pero el cielo proporcionó inmediatamente el remedio para los males que afligían a las almas en las sombras de la oscuridad: "Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón."
El 13 de agosto, en Cova da Iria, la Santísima Virgen insistió: "Recen, recen mucho, y hagan sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno porque no hay nadie que rece y se sacrifique por ellas."
"Hagan sacrificios por los pecadores", insistió dulcemente, y repitan con frecuencia, pero especialmente cuando hagan un sacrificio: "Oh, Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores."
El 13 de octubre, insistió nuevamente: "No ofendan más al Señor, Nuestro Dios. Ya está muy ofendido."
Sor Lucía explicó posteriormente que estas palabras fueron las que penetraron más profundamente en su corazón: "No ofendan más al Señor, Nuestro Dios. Ya está muy ofendido."
Ese mismo día, el 13 de octubre de 1917, la Inmaculada Virgen, Madre de Dios, explicó la razón de sus apariciones:
He venido a pedir a los hombres que se arrepientan de sus pecados, que cambien de vida, que dejen de ofender a Nuestro Señor, pues ya está muy ofendido, y que recen el Santo Rosario.
Las peticiones del cielo
Después de los dos primeros secretos - la visión del infierno y el pedido de que Rusia fuera consagrada al Inmaculado Corazón - tuvo lugar el tercer secreto, que fue transmitido al Vaticano, el cual debía darlo a conocer en 1960. Sin embargo, la Santa Sede no lo hizo; estaba demasiado ocupada preparando el Concilio Vaticano II y silenciando las voces de los "profetas de desgracias", según las palabras textuales de Juan XXIII, pronunciadas en su discurso de apertura del Concilio.
Al mismo tiempo, el pedido urgente de Nuestra Señora de Fátima seguía sin ser respondido:
Vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si atienden a mis peticiones, Rusia se convertirá y el mundo tendrá paz. Si no lo hacen, esparcirá sus errores por todo el mundo, ocasionando guerras y persecuciones contra la Iglesia.
Aún hoy, la devoción de los Primeros Sábados no está tan extendida como debería. La consagración de Rusia por el papa y todos los obispos del mundo católico jamás se ha realizado de la forma correcta. Después del intento fallido de asesinato del Papa Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, éste intentó hacer algo parecido a lo que la Virgen pidió pero sin un acto formal de incluir a los demás obispos, y una segunda vez sin mencionar explícitamente a Rusia. Aunque el comunismo fue oficialmente derrotado en 1991, Rusia sigue sin convertirse a la fe católica.
El rezo del Santo Rosario y la práctica de los Primeros Sábados están ciertamente conectados con la devoción al Inmaculado Corazón de María, pero también lo está la paz de las naciones. Sor Lucía insistía con frecuencia en este aspecto del plan de la Divina Providencia:
La guerra y la paz en el mundo dependen de la práctica de esta devoción, unida a la consagración (de Rusia) al Inmaculado Corazón de María. Por eso deseo tanto que se difunda, porque es la voluntad de Dios y de Nuestra Madre Celestial...
El texto del tercer secreto
El tercer secreto, escrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944, a petición del obispo de Leiria, le fue revelado por la Santísima Virgen en Fátima, el 13 de julio de 1917. El 13 de mayo del 2000, fue revelado al mundo por el Papa Juan Pablo II. El texto dice lo siguiente:
Al terminar de decir estas palabras, al lado izquierdo de Nuestra Señora, un poco más en lo alto, vimos a un Ángel con una espada de fuego centelleante en la mano izquierda; las llamas de la espada parecían que iban a incendiar el mundo, pero se apagaban al contacto con el resplandor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él. El Ángel, señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!
Y vimos en una luz inmensa que es Dios: algo parecido a como se ve la gente en un espejo cuando pasa por delante, a un obispo vestido de blanco, que nos pareció el Santo Padre.
Otros obispos, religiosos y religiosas subían una montaña escarpada, en cuya cima se alzaba una gran cruz de troncos irregulares que parecían de alcornoque por la corteza. Antes de llegar allí, el Santo Padre atravesó una gran ciudad medio en ruinas, un tanto tembloroso y con paso titubeante, afligido de dolor y pesar. Iba rezando por las almas de los cuerpos que iba encontrando por el camino. Una vez que llegó a la cima de la montaña, de rodillas a los pies de la gran cruz, un grupo de soldados que le disparaban balas y flechas lo mataron, y de esa misma forma murieron, uno tras otro, los demás obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversos seglares de distinta categoría y condición. Debajo de los dos brazos de la cruz había dos ángeles con aspersorios de cristal en las manos en los que reunían la sangre de los mártires y la rociaban sobre las almas que se encaminaban a Dios.
Tratar de afirmar que esta visión apocalíptica se refiere al intento de asesinato de Juan Pablo II perpetrado por Ali Ağca en 1981 resulta poco convincente. Esta visión describe una verdadera persecución generalizada que termina con la muerte de las autoridades de la Iglesia, de las almas consagradas y de los fieles, al pie de la Cruz.
No hay que perder la esperanza
Las peticiones del cielo vienen acompañadas de la promesa del triunfo del Inmaculado Corazón de María que finalmente derrocarrá a los secuaces de Satanás.
Los papas de nuestros días, imbuidos en las novedades que destruyen la fe, el culto y la moral, no dejan de visitar Fátima. Para el centenario de sus apariciones, el Papa Francisco acudió personalmente a rezar a la Santísima Virgen el 13 de mayo de 2017. Frente a un océano de velas encendidas, que parecían recrear los rescoldos del mar de fuego que asustó tanto a los niños cuando vieron el infierno, la única esperanza del papa es la Madre de Dios, cuyas peticiones tendrá que cumplir algún día, con humildad, oración y penitencia.
La Fraternidad San Pío X ha lanzado distintas Cruzadas del Rosario para pedir que las autoridades de la Iglesia cumplan las peticiones del cielo. Sin tener la intención de suplantar a la jerarquía, la FSSPX invita incansablemente a los católicos a hacer todo lo posible por difundir la devoción al Corazón Inmaculado de María y acelerar su triunfo.
Hoy, parece que sólo un milagro podría iluminar las mentes que se han dejado arrastrar por la teología modernista y una religión conciliar que ha infectado el catolicismo con el protestantismo y todo tipo de herejías.
El cumplimiento de los planes de Dios para el mundo y la Iglesia depende de la devoción al Inmaculado Corazón de María y la consagración de Rusia hecha por el papa y los obispos. Sor Lucía incluso repitió estas palabras de Nuestro Señor para recordar lo que sucedió con la monarquía francesa, que fue derrocada por la Revolución después de negarse a consagrarse al Sagrado Corazón:
Haz saber a Mis ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi petición, también lo han de seguir en la aflicción. Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María. Al igual que el Rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá ya esparcido sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia.
¡El Santo Padre tendrá que sufrir mucho!
Siguiendo el ejemplo de los niños de Fátima, debemos rezar mucho por el papa, los obispos, sacerdotes y almas consagradas, y hacer sacrificios por amor a Jesús y la conversión de los pobres pecadores, y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.
Fuentes: Vatican.va / MG / FSSPX.News – 8/22/2018