Obispo suizo declara que hay razones para celebrar el 500 aniversario de la Reforma
Félix Gmür, obsipo de Basel, Suiza, escribió a las parroquias de su diócesis una carta pastoral titulada "El 500 Aniversario de la Reforma: ¿Una Razón para Celebrar?", solicitando que el texto se leyera durante las Misas del sábado 11 y domingo 12 de febrero, del 2017, o que se distribuyera de otra forma que se considerara adecuada.
[N. del E.: Después de leer el documento, vemos que la única razón para los signos de interrogación utilizados en el título es la hipocresía retórica. En el escrito, la pregunta ni siquiera se formula. En la opinión de Monseñor Gmür, es necesario celebrar el 500 aniversario de la Reforma con los luteranos].
“En esa época, eran necesarias algunas reformas y renovaciones, así como también son necesarias ahora,” asegura Monseñor Gmür respecto al “proceso de la reforma que comenzó hace 500 años” con el “reformador Martín Lutero, quien dijo que sólo la fe basta para salvarse.” El Obispo de Basel denuncia el peligro de que la Iglesia Católica quede atascada en una política de inmovilidad. “El estancamiento significa que la Iglesia deja de purificarse, distanciándose así de sus principios y de la gente,” escribe en su carta pastoral. El prelado explica que en el siglo XVI “la Iglesia Católica estaba sumergida en una decadencia espiritual y moral.” Los primeros reformadores cristianos insistieron, acertadamente, en el hecho de que los creyentes pueden encontrar a Dios directa y libremente.
Los cambios son parte de la vida: “Siempre ha habido y seguirán habiendo reformas en la historia de la Iglesia,” declara Monseñor Gmür, explicando que algunas veces éstas conducen a las divisiones. A continuación, cita el Decreto sobre el Ecumenismo Unitatis redintegratio (Concilio Vaticano II): “Este tipo de divisiones contradicen abiertamente la voluntad de Cristo, escandalizan al mundo y son perjudiciales para la causa sagrada del esparcimiento del Evangelio a todas las creaturas.” No obstante, “la Iglesia necesita reconciliación, en vez de separación,” dice el obispo a su rebaño.
Actualmente, el diálogo ecuménico parece haber creado lo que él llama una “coexistencia benévola”, y dice: “Todos nos llevamos bien, y creemos que el resultado de la diversidad, pluralidad y variedad es lo que nos une verdaderamente.” Aunque no siempre hay reconciliación, dice, “ya que hace falta la unidad en los sacramentos y en los ministros.” Y, como resultado, “el camino hacia esta unidad es una lucha que se sigue librando, y estoy firmemente convencido de que es una causa por la que vale la pena luchar.”
"Nosotros celebramos la Reforma"
Finalmente, sin pensarlo dos veces, el Obispo de Basel exhorta a todos los fieles a involucrarse en manifestaciones o en proyectos interconfesionales, como la oración de Taizé. Y finaliza respondiendo a la pregunta “¿Cómo deben los católicos celebrar la Reforma?”: “Nos sentimos agradecidos por este nuevo impulso que pone de relieve el hecho de que sólo Cristo es nuestra salvación. Damos gracias a Dios por los numerosos testimonios de fe provenientes de cristianos reformados, tanto hombres como mujeres. Nos regocijamos por la orientación radical del mundo hacia Dios, y por el nuevo valor que se le atribuye al pueblo de Dios. Celebramos la Reforma actuando juntos para fomentar la unidad. Creemos y profesamos juntos nuestra fe. También sufrimos juntos, porque hay muchas cosas que todavía no son posibles. Pero sobre todo, rezamos juntos. La oración es la celebración de la misericordia de Dios. ¡Desde esta perspectiva, no sólo podemos, sino que debemos celebrar juntos!”
Las intenciones del Obispo de Basel están en concordancia con las del Papa Francisco. Un mes antes, durante la Octava para la Unidad Cristiana, una delegación ecuménica de Finlandia fue recibida en audiencia, en el Vaticano, el 19 de enero del 2017, como es la costumbre anual durante la fiesta de San Enrique de Uppsala, santo patrono de Finlandia. Dirigiéndose a los miembros del Consejo Ecuménico Finlandés, Francisco hizo hincapié en el “importante paso” dado por los católicos y los luteranos que se reunieron el 31 de octubre del año pasado en Lund (Suecia) para celebrar el inicio de la Reforma “con una oración común”. También deseaba ansiosamente explicar que “la intención de Martín Lutero, hace quinientos años, no fue dividir a la Iglesia, sino renovarla.” Finalmente dijo que “al final del día conmemorativo en Lund… ya no estamos divididos como cristianos, sino unidos en el camino hacia la comunión plena.” – San Enrique, Obispo de Uppsala, quien murió como mártir en Finlandia, mostró un fervor máximo al proclamar el Evangelio y llevar la luz de la fe a los finlandeses, pero ahora podríamos preguntarnos, ¿con qué fin?… El ecumenismo conciliar niega el testimonio de los santos mártires.
Sources: cath.ch/ imedia/ diocesedebâle/ vatican – DICI no. 350 dated March 3, 2017