Ordenaciones en Virginia: 5 nuevos sacerdotes para la Iglesia - 2019
El Seminario Santo Tomás de Aquino se complace en anunciar la ordenación de cuatro seminaristas al diaconado y cinco al sacerdocio. En la mañana del viernes 21 de junio de 2019, Su Excelencia Monseñor Tissier de Mallerais celebró la Misa de ordenación a la que asistieron varios sacerdotes y cientos de fieles procedentes de todo el país.
Cada año, en esta solemne ocasión, la Iglesia nos llama a contemplar el misterio extraordinario de Nuestro Señor Jesucristo y su Sacerdocio Eterno. Por la imposición de manos del obispo, el sacerdote ordenado se convierte en un alter Christus. Recibe en su alma ese indeleble carácter levítico que lo introduce para siempre en la Orden de Melquisedec. Por este inefable cambio, el alma del sacerdote se une inseparablemente a Cristo, cuyo primer acto fue el de un sacerdote: la adoración.
Los recién ordenados están llamados a seguir los pasos de Cristo hasta el pie de la Cruz, el pie del altar, para ser mediadores entre Dios y el hombre, ofreciendo el Sacrificio que redimió al mundo y perdonando los pecados que mantienen al hombre en cautiverio. Nuestro Señor habla a sus nuevos sacerdotes a través de la boca del obispo: "No los llamaré siervos, sino amigos... Ustedes son mis amigos, si hacen lo que Yo les mando".
¿Qué es lo que Cristo ordena a sus amigos? "Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame". Por lo tanto, el sacerdote es un hombre crucificado, un hombre elegido y llamado a vivir solo para Dios, ofreciéndose como sacrificio por la salvación de las almas. Ha sido llamado para derramar en las almas la gracia que fluye en abundancia desde el Sagrado Corazón de Jesús.
Los dones y las gracias invocados por el sacerdote son verdaderamente divinos y están mucho más allá de la capacidad de su propia naturaleza humana. Como lo explica San Juan María Vianney: "Si me encontrara con un sacerdote y un ángel, saludaría primero al sacerdote y luego al ángel". Sin embargo, no es el hombre el que debe ser admirado, sino el poder de Dios Todopoderoso, que manifiesta su omnipotencia trabajando a través de sus pobres criaturas. Así lo escuchamos de los labios del Salvador: "No me has elegido tú; Yo te elegí a ti... para que puedas producir fruto".
Poco antes de las ordenaciones, Monseñor Tissier instó a los recién ordenados a no olvidar nunca la sublime gracia sacramental que reciben con sus nuevas Órdenes; porque es esta gracia la que los conducirá a través de su sacerdocio hasta la perseverancia final y la beatitud eterna.
Unámonos en oraciones de alegría y acción de gracias por los nuevos ordenados, ahora que serán enviados a la viña de Cristo. Oremos también continuamente para pedir a Dios muchos santos sacerdotes y vocaciones religiosas.