Peregrinación de Chartres-París - 2016
Del 14 al 16 de mayo tuvo lugar la gran peregrinación entre Chartres y París. Este año el tema fue: San Luis María Grignon de Montfort es un santo para nuestros tiempos. Más de 6,500 personas participaron. Deo Gratias!
¡Otra peregrinación en Pentecostés! ¡Tres días entre Chartres y París, debajo del sol abrasador y en medio del polvo! ¡Otros 100 kilómetros caminando bajo la lluvia y en el frío! Etc., etc… Para aquellos que se sientan tentados a dar estas pobres excusas, tal vez confundiéndolas con buenas razones, he aquí la respuesta del Padre Calmel, O.P.: San Luis María Grignon de Montfort es un santo para nuestros tiempos.
Lo que resulta sorprendente acerca de su corta vida, que tan a menudo se vio dificultada y abrumada por las persecuciones y las pruebas, es el don inestimable de una constante resistencia. Forzado por los obispos de Poitiers, Saint-Malo y Nantes, a marcharse de aquellos lugares, uno tras otro, además de ser sometido a las más humillantes oposiciones…, San Luis María nunca permitió que nada lo derrotara. Si era detenido en un camino, el santo tomaba otro, pero jamás abandonó la angosta vía del verdadero apostolado: el auto sacrificio por la salvación de las almas…
Con excepción de los admirables obispos de Luçon y La Rochelle, los líderes de las diócesis evangelizadas por el santo siempre lo sometieron a pruebas que tenían connotaciones de cobardía, cuando no de confusión eclesiástica. Estas crueles persecuciones las lideraban los mismos clérigos que se supone debían haberlo apoyado y alentado, pero San Luis María superaba rápidamente estos obstáculos. Vivía en otro nivel; permanecía en María al nivel en donde únicamente está Dios. Esta es la razón por la que siempre se mostró amable y sumiso frente a los prelados que lo perseguían y nunca disminuyó su ardor y celo al auxiliar a las almas que se encontraban en dificultades.
En alguna ocasión hablé de esas épocas distorsionadas en las que la iniquidad y confusión amenazan con reinar, en donde todo se opone ferozmente a quienes tienen el remedio para nuestras enfermedades y la desesperación se convierte en la tentación universal. San Luis María, amante esclavo de Nuestra Señora y precursor de los apóstoles del fin de los tiempos, es un santo para esas épocas en donde el infierno está desatado, es un santo para nuestros tiempos. (Voici votre Mère, Nouvelles Éditions Latines, Francia, 2006, pp. 87-89).
En nuestra era tan perpleja, desorientada y confusa necesitamos un guía espiritual. San Luis María guiará nuestros pasos, nuestras mentes y nuestras voluntades. ¡Y no sólo durante 100 kilómetros!
Padre Alain Lorans
Fuente: www.dici.org