Primer dolor de María

Fuente: Distrito de España y Portugal

El primer dolor de María, la profecía de Simeón, « Una espada trapasará tu corazón » el día de la Purificación.

Para todos los días :

1 - Ofrecer de todo corazón un sacrificio o renunciar voluntariamente a algo.

2 - Oración preparatoria :

« STABAT MATER »

La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía.

Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía.

¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena!

Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena.

Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor?

Y ¿quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo.

Porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas, que el llanto dulce me sea.

Porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio.

Porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén.

Porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.

(Versión de Félix Lope de Vega y Carpio)

PRIMER DÍA

Primera consideración : El primer dolor de María, la profecía de Simeón, « Una espada trapasará tu corazón » el día de la Purificación.

« Tu alma, dice Simeón, será traspasada por una espada ». Al acceptar ser Madre de Dios, claro que la Virgen María sabía que iba a sufrir y lo acceptó todo de antemano desde el mismo día de la Anunciación. Por eso no se extrañó al ver los sufrimientos que Dios le ofreció sea cuando el terrible momento de duda de San José, sea cuando el peligroso viage de Nazaret hasta Belén, sea ante las condiciones tan humillantes del nacimiento del Salvador. Pero todos estos sufrimientos fueron más bien personales y particulares a la Virgen. Ella sufría y todavía su divino Niño no estaba en sus brazos para verle sufrir. Las madres tienen unas fuerzas extraordinarias para cumplir con las molestias necesarias de su maternidad, y ¡ más aún cuando esta Madre es la de Dios !

El día de la Purificación, algo nuevo pasa, algo de más profundo se añade a sus dolores, y es que por primera vez se anuncia oficialmente la pasión de su adorado Hijo. En realidad, la espada que entra en el Corazón de María es la consecuencia de otra palabra profética de Simeón y es que « Este Niño será un signo de contradicción ». La Santísima Virgen entendió plenamente lo que significaba esta « contradicción ». Nada más y nada menos que lo que separa la sensatez de la locura, el amor del odio, el cielo del infierno. Unos amarán a su Hijo hasta ofrecerle su propia vida, otros le odiarán hasta quitarle de manera cruel la vida. El que puede entender el profundo amor que existe entre la Santa Virgen y Jesucristo, y al mismo tiempo oir el anuncio de que este mismo Jesucristo será sacrificado, entenderá la terrible repercusión que tuvo este anuncio en el Corazón tan cariñoso de nuestra Madre. « ¿ Cuándo será, cuándo será ? » debió de ser la angustiosa y torturadora pregunta que no paró de resonar en el alma de María, hasta que un mayor dolor le dió la terrible respuesta, un viernes santo al pie de la Cruz.

Segunda consideración : Repercusión en el corazón de San José.

San José subió con María hasta el Templo con la misma ilusión, la misma devoción y el mismo amor. La idea de ofrecer al Padre su propio Hijo no pudo sino elevar su alma hasta un nivel de contemplación de los más altos. El Padre celestial y eterno de Jesucristo le daba cita al padre terrenal y putativo del mismo Jesucristo. ¿ Quién podrá decir lo que el alma de San José le dijo a Dios en este momento tan significativo ? Él llevaba las dos palomas para sacrificar, pero rapidamente entendió, que la sangre de estos dos animales no valdrían nada sin el derramar de la preciosíma Sangre del « Dulce Corderito » que dormía en brazos de su propia Esposa.

San José pudo contemplar no solamente el rostro dolorido de la Virgen : ver caerse sus lágrimas y entender así el inmenso sacrificio que María acceptaba por puro amor ; sino también, en este momento preciso, San José en buen esposo, pudo tomar las manos de su Esposa para decirle : « Animo, aquí estoy contigo ». Al final, seguro que el único consuelo que la Santísima Virgen tuvo en este primer dolor, fue la presencia de San José. Vale la pena meditar un tiempo sobre este hecho tan sencillo pero con consecuencias enormes para la vida espiritual. Hoy descubrimos el primer corazón humano que consoló el de María… ¡ Toda una misión !

Tercera consideración : Nuestra compasión.

El que intenta compatir con el dolor de la Virgen tal y como lo hizo San José ¡ lo tiene facil ! Todo está en el amor que accepta sufrir. La hora de la Presentación al Templo es todavía hora de ofertorio y no de consomación total del sacrificio. A pesar de eso, los corazones unidos de José y de María lo han dicho todo ya de una sola vez y no se arrepentirán jamás. No darán nunca marcha atrás a sus resoluciones de ir adelante del generoso sacrificio.

Pues la mejor manera de compatir y de de consolar el corazón doloroso de María ¿ no será el de tomar nosostros mismos semejantes propósitos ? Un firme, valioso y humilde exámen de ellos podría ser nuestro primer paso de amor, sin el cual no habrá fidelidad hasta la Cruz. Sin esta voluntad firme empapada de caridad de seguir a Jesús camino del Calvario, nunca podremos hacer nuestras las palabras de San José a nuestra querida Madre : « Animo, aquí estoy contigo ».

 

ORACIÓN FINAL

1 Padrenuestro, 7 Avemarías y Glória.

Ruega por nosotros Virgen dolorosísima / Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Petición…

Oremos. O Dios que quisiste que en tu pasión, según la profecía de Simeón, el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre María fuese traspasada por una espada, concédenos la gracia, que celebrando con veneración su transfixión y pasión, podamos, por la intercesión de los gloriosos méritos de todos los Santos que rodean fielmente la Cruz, obtener el feliz efecto de tu pasión. Por Jesucristo Señor Nuestro. Amén.

Dulce Corazón inmaculado y doloroso de María / Sed la salvación mía.

San José, primer servidor y consolador del Corazón inmaculado y doloroso de María / Ruega por nosostros.

San Juan, primer sacerdote y apóstol del Corazón inmaculado y doloroso de María / Ruega por nosostros.