Procesión pública del Rosario en St. Marys

Fuente: Distrito de México

Para marcar el inicio del mes del Santo Rosario, la Capilla de la Asunción, ubicada en St. Marys, Kansas, realizó una procesión pública en honor al Rosario.

Al caer la noche en St. Marys, Kansas, el domingo 2 de octubre de 2016, un séquito de veladoras, que se asemejaba a una Vía Láctea terrena, se extendía a lo largo de las calles de la ciudad. Aproximadamente 1,300 velas y antorchas iluminaron la noche, al mismo tiempo que los himnos en honor a la Santísima Virgen y la repetición de los Avemarías se abrían paso en su camino al cielo.

La procesión a la luz de las velas fue realizada para honrar a la Virgen Madre en el mes del Santo Rosario. Esta procesión se lleva a cabo cada año para pedir por la restauración de Cristo Rey. Esta restauración, tal y como San Pío X recordó al mundo en su encíclica Ad Diem Illum Laetissimum, comienza por la Virgen María. El Pontífice preguntó:

 

¿Acaso hay alguien que no comprenda que no existe un camino más seguro o más directo que la Virgen María para unir a toda la humanidad en Cristo y obtener a través de Él la adopción perfecta como hijos, para que seamos inmaculados y santos a los ojos de Dios?"

La procesión, que inició en los alrededores de la escuela, recorrió el camino hasta el centro de la ciudad. A la cabeza de la procesión marcharon los Caballeros de la Inmaculada y la Guardia de Honor de María, las cuales son dos asociaciones Marianas para los jóvenes que estudian en la Academia. Cerca, detrás de ellos, el P. Joseph Wood, acompañado por los Padres John Bourbeau y Paul Franks, llevaban un relicario de la Santísima Virgen María que contenía un pedazo de su velo. Inmediatamente después de los sacerdotes estaban las religiosas, los Hijos de María, los Cruzados Eucarísticos y, finalmente, más de 1,000 fieles pertenecientes a la Capilla de la Asunción.

Cuando la procesión llegó al centro de St. Marys, el P. Patrick Rutledge, rector de la Academia, consagró la parroquia al Inmaculado Corazón de María. A su regreso a la Academia, los Cruzados Eucarísticos colocaron varios tipos de rosas; blancas, rojas y doradas en floreros para representar los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos del Rosario.

Con esta procesión, participamos en la respuesta a la súplica de nuestra Madre; una súplica que fue escuchada en La Salette, Lourdes, Fátima, y que nunca ha cambiado su tono maternal y sincero: a saber, la petición urgente de María de oraciones y penitencia para la Consagración de Rusia y la conversión de los pecadores. El mismo Cristo, en la Cruz, pidió a todos los hombres que se dirigieran a su Madre como madre de la humanidad para poder llegar a Él. He aquí algunas reflexiones finales de San Pío X:

 

La Virgen María no sólo guardó y meditó los acontecimientos que tuvieron lugar en Belén y los hechos que sucedieron en Jerusalén en el Templo del Señor, sino que al compartir, como lo hizo, los pensamientos y deseos secretos de Cristo, puede decirse que vivió la vida misma de su Hijo. Por lo tanto, nadie conoció a Cristo tan profundamente como Ella, y nadie podrá ser jamás una mejor guía y maestra del conocimiento de Cristo”.

Fuente: District of the U.S.A.