Profanación en Tabasco
El domingo 5 de marzo del 2017, cerca de la 1:00 p.m. un fraile franciscano publicó en su cuenta de Facebook una foto de él mismo durante su celebración de la misa, mostrando una manta que cubría parte del altar con la frase “Orgullo LGBT”, y los colores del arcoíris, que dejó perplejos, con razón, a algunos de sus más de 2000 “amigos”.
Con la foto el fraile escribió: “La Misa es la mesa compartida, donde nadie queda excluido, donde hay pan para todas, para todos, donde se genera fraternidad y dignidad”, olvidando los fines propios de la Misa: adoración, propiciación, acción de gracias y petición.
Recordemos que los LGBT promueven costumbres “contra natura”, que caen en la categoría de pecado, olvidando que por naturaleza el hombre y la mujer se complementan para transmitir la vida. En el Antiguo Testamento (cf. Lev 18, 22) la sodomía es llamada una abominación, misma que fue castigada en Sodoma y Gomorra (cf. Gén 19) nada menos que con una lluvia de azufre que destruyó completamente dichas ciudades y a todos sus habitantes. El apóstol San Pablo en el Nuevo Testamento condena en varias de sus cartas los pecados de este tipo (cf. Rom 1, 24-32; 1Cor 6, 10; 1Tim 1, 10).
Al día siguiente, el fraile franciscano publicó en el mismo espacio: “La Misa se dio en un contexto de reflexión, de acercamiento a la comunidad católica. Desafortunadamente, muchas personas desataron una discusión llena de ofensas, calumnias, incomprensión y xenofobia”, tras los muchos comentarios acertados que recibió su publicación.
Y agregó: “Frente a esto, pido una sincera disculpa a todas las personas que se sintieron ofendidas, sobre todo en su fe...”.
Lamentablemente, en vez de confirmar en la fe, en la tradición y en las escrituras a los católicos, se dejó llevar por la mal llamada tolerancia, promovida por la Exhortación Amoris laetitia, sin invitar a los LGBT a arrepentirse de sus pecados.
Este fraile nos da pues una ilustración de las consecuencias a las cuales se puede llegar después de Amoris Laetitia. Recemos para que Dios abrevie lo antes posible esta crisis tremenda en la cual se encuentra la Iglesia. ¡Que su luz disipe las tinieblas de la confusión!