Publicación del Boletín de Puebla - abril 2017

Fuente: Distrito de México

En este boletín encontrarán los horarios de misa para el mes de abril, así como un interesante artículo sobre la Sábana Santa de Turín, que en el sepulcro cubrió el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo enteramente.

La Misión San Ignacio, de Puebla, depende del Priorato Beato Rafael Guizar y Valencia, de Orizaba.

El Evangelio describe dos lienzos que estuvieron en contacto con el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo después de su muerte: La Sabana Santa, conservada en Turín (Italia) que en el sepulcro cubrió el cuerpo de Jesús enteramente; y otro lienzo, puesto sobre su cabeza al momento de la deposición de la cruz. Según el Centro Español de Sindonología, «producida la muerte, se cubría la cabeza del crucificado, siguiendo la costumbre hebrea, y se procedía a trasladar el cuerpo hasta el sepulcro, y allí se procedía a colocar la mortaja definitiva». San Juan menciona ambos lienzos en su Evangelio: "(Juan) Se inclinó y vio los lienzos de lino puestos allí; pero no entró. Luego llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro y vio las vendas en el suelo, y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte". Juan 20,5-8.

Investigaciones científicas sobre el Sudario de Oviedo

La tradición indica que el sudario del rostro de Jesús fue sacado de Jerusalén alrededor del año 614, cuando la ciudad fue atacada por los persas. Entonces viajó por el norte de África, cruzó a España y llegó a Oviedo. Se encuentra en la Catedral de esta ciudad desde el año 1113.

Cuanto más los especialistas investigan el sudario más indicaciones hay de que sea en efecto el que cubrió la cabeza de Jesucristo. El equipo investigador EDICES ha estudiado este sudario desde 1989. Un nuevo libro de la Editorial Ignatius Press ("Sacred Blood, Sacred Image"), de Janice Bennett, revela los descubrimientos de EDICES: El sudario no tiene ninguna imagen, pero contiene sangre del mismo tipo que la de la Santa Sabana de Turín, lo que hace concluir que ambas tocaron la misma cabeza.

Un estudio del Centro Español de Sindonología (CES), con sede en Valencia, basado en las técnicas de geometría y de la antropología forense llega a la misma conclusión. Mediante la metodología propia de ambas disciplinas científicas, la investigación ha encontrado un número de coincidencias entre las dos reliquias que, dice, "sobrepasa con creces el mínimo de puntos significantes o pruebas exigidas por la mayoría de los sistemas judiciales del mundo para la identificación de personas, que es de entre ocho y doce, mientras que los que ha arrojado nuestro estudio es de más de 20". En concreto, el trabajo ha hallado "importantísimas coincidencias" en las principales características morfológicas (tipo, tamaño y distancias de las huellas), el número y distribución de las manchas de sangre, las huellas singulares de varias de las lesiones reflejadas en los dos lienzos o las superficies deformadas.

Juan Manuel Miñarro, profesor titular de Escultura de la Universidad de Sevilla explica: "Hay puntos que evidencian la compatibilidad entre ambos lienzos en la zona de la frente, donde hay restos de sangre, así como en el dorso de la nariz, el pómulo derecho o el mentón, que presentan distintas contusiones. Lo que parece incuestionable es que los focos, los puntos desde donde brotó la sangre, se corresponden totalmente".

La ciencia descubre una parte del ADN de la sangre de Jesús

En el 2015 el Instituto Nacional de Toxicología de España ha conseguido analizar parte del ADN hallado en los restos de sangre del Santo Sudario de Oviedo. El presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez declaró que «se trata de la primera vez, a nivel mundial, que alguien posee un fragmento de ADN de una reliquia tan importante que se atribuye a Jesús». «Al estudiar los hilos, que están impregnados en sangre, los expertos descubrieron una parte de ADN mitocondrial, una sección de ADN que se hereda de la madre». No se encontró nada que podría provenir de un padre. Este hallazgo es un claro indicio que corrobora nuestra fe en la Concepción virginal de Nuestro Señor. En Fátima, Jesús vino a pedir la devoción reparadora de los primeros sábados para expiar las blasfemas contra las prerrogativas de la Santísima Virgen. ¡Abracémosla con fervor y renovada fe! 

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