Publicación del Boletín de Puebla - Noviembre 2016
En este boletín encontrarán los horarios de misa para el mes de noviembre, así como varios artículos relacionados con la fiesta de los Fieles Difuntos y cómo ayudar a las almas del purgatorio.
La capilla San Ignacio, de Puebla, depende del Priorato Beato Rafael Guizar y Valencia, de Orizaba.
Editorial
Hay que rezar por las almas del Purgatorio. Es increíble lo que ellas pueden hacer para nuestro bienestar espiritual con su gratitud hacia los que no las olvidamos.
Padre Pío de Pietrelcina.
¡Estimados amigos y bienhechores!
En este mes de noviembre, dedicado a la oración por las almas de nuestros difuntos, les entrego a su meditación un texto del Padre Martín de Cochem, en donde demuestra el valor de la Santa Misa bien oida u ofrecida por las almas del purgatorio. Cuando se incensan las tumbas o se las asperja con agua bendita, las pobres almas reciben consuelo y alivio. Y eso que las gotas de agua bendita solo tocan el suelo. La Santa Iglesia, por su bendición y oraciones, da a esta agua la fuerza de servir como refrigerio en el purgatorio. Qué mayor consuelo para las almas que sufren el ver que les ofrecemos la Sangre preciosísima de Cristo que les llena de rocío celestial. Un enfermo nunca fue tan consolado por un vaso de agua fresca como lo son nuestros difuntos cuando en la Misa los rociamos místicamente con unas gotas de esta Sangre Divina.
Por el misterio de la “Comunión de los Santos” estamos unidos a los miembros de la Iglesia sufriente, es decir, a las almas del purgatorio. Como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, disponemos de las indulgencias, y con la participación del sacrificio de la Misa, aprovechamos los mismos méritos de Jesús para socorrerlas. Tenemos una obligación especial de caridad de socorrer a las almas que sufren en el purgatorio.
El gran místico del siglo XX que citamos arriba, el Padre Pío, solía decir: “Esta montaña donde se enclava nuestro convento, es escalada por más almas del Purgatorio que por almas vivas, para participar en mis misas y pedir mis oraciones”. Lo mismo hacen las almas de nuestros difuntos: cuando oímos la Santa Misa están presentes esperando nuestras oraciones.
Padre Marc Gensbittel +