¿Qué decir a las personas de otras religiones? - Palabras de Mons. Lefebvre

He aquí unas palabras de Monseñor Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, sobre nuestra actitud ante las personas de otras religiones. ¿Debemos quedarnos callados y darles la razón, o debemos decirles la verdad?
Podemos hablar con personas de diversas religiones y responder cuando nos piden explicaciones. ¿Qué tenemos que decirles? ¿Tenemos que dejarlas en su buena conciencia y decirles: “No os preocupéis, tenéis una religión muy hermosa que, en el fondo vale lo mismo que la nuestra…”? Eso sería cometer un crimen, porque quizás esas almas esperan de nosotros la verdad y no se las estaríamos dando. Por consiguiente, no se convertirían.
Un día unos jóvenes protestantes me invitaron a Lausana para que les diese una conferencia. Querían oír hablar de Ecône. Yo les dije: “Os hablo como obispo católico. Creo que me invitáis como tal. No os extrañéis de que os diga con franqueza lo que pienso del protestantismo”. Estaba claro. Les dije claramente que para nosotros sólo hay una religión verdadera y que Ecône representa precisamente esta convicción, pues nadie se salva fuera de la Iglesia católica. Por eso somos tradicionalistas, lo que no quiere decir que despreciamos a los demás, pero para nosotros la religión protestante es un error.
Pues bien: a los pocos días esos jóvenes protestantes me escribieron para felicitarme. Me dijeron: “Eso es lo que queríamos oír. Sabemos que un católico es católico y que no admite que el protestantismo sea la religión verdadera”. Así que no se sorprendieron.
En cambio, si les hubiese hablado como hacen ahora los ecumenistas, y les hubiera dicho: “En Ecône claro que amamos a la Iglesia católica, pero somos amigos de los protestantes y nos parece que su religión es hermosa…”, creo que, en primer lugar, no hubieran estado contentos pensando que los adulaba y que trataba de quedar bien con ellos pero que, en el fondo, no decía lo que realmente creía. Les habría hecho perder una oportunidad de reflexionar sobre una posible conversión.
Todo esto es importante y constantemente nosotros los católicos nos topamos con situaciones semejantes. Hagamos un favor a esas almas y pensemos siempre en su salvación: “Si no digo lo correcto ni les doy la verdad, quizás haya almas que se hubieran salvado y por mi culpa no se salvarán”. Claro que Dios puede obrar directamente sin pasar por nosotros para convertir al mundo entero. Sin embargo ha querido emplear a los sacerdotes y misioneros. Cuenta con nosotros. Tenemos que ser un medio para la conversión de las almas. Ahí es donde hay que pensar en la gracia de Dios, que aprovecha tal conversación o tales palabras para abrir el alma de esos protestantes y darles la gracia de la conversión, puesto que, por supuesto, es Él quien convierte a las almas.
+Monseñor Marcel Lefebvre.
“SOY YO, EL ACUSADO, QUIEN TENDRÍA QUE JUZGAROS”