¿Qué hacer en los momentos de tentación?
Para probar nuestra fidelidad, Dios permite que nos acometan diversas tentaciones. El mejor medio para saber cómo actuar correctamente se nos presenta en esta pregunta: ¿Qué haría mi Señor Jesucristo en esta misma situación?
Para poder resistir a la tentación hay que pedirle a Dios la gracia y la fuerza de voluntad para no caer y mantenernos firmes; pues "es Dios el que realiza en nosotros el querer y el obrar" (Fil. 2, 13).
Es importante saber que ser tentados no significa que ya hemos pecado. También Nuestro Señor Jesucristo fue tentado en sus 40 días de ayuno en el desierto (Mt. 4, 11). Sin embargo, su Alma Sacrosanta nunca se manchó con la menor sombra de pecado.
Jesús aceptó ser tentado para darnos ejemplo de cómo también nosotros tenemos que comportarnos en las pruebas. Cristo no entró en diálogo con el demonio, como sí lo hizo Eva (Gen. 3, 1-6), sino que opuso siempre al adversario alguna palabra de la Santa Escritura. A continuación, entonces, daremos algunas citas bíblicas que junto a la oración pueden armarnos para el combate contra las tentaciones:
En las tentaciones contra la Fe y, si los errores de los protestantes y los evangélicos nos hacen dudar de la verdadera Fe, debemos decir con Santo Tomás:
"¡Señor mío y Dios mío!" (Juan 20, 28)
"Creo, Señor, ¡ayuda a mi incredulidad!" (Mc. 9, 24)
En las tentaciones de ofender o insultar a alguien:
"Pero Jesús callaba" (Mat. 26, 63)
"Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió la boca" (Isaías 53, 7)
En las tentaciones contra la santa pureza:
"Señor, si quieres, puedes limpiarme. Dime también a mí: ¡Quiero, sé limpio!" (Mc. 1, 40-42).
Cuando se nos presenten imágenes impuras, y estemos tentados a mirarlas, debemos plantearnos la misma pregunta que hizo Pilatos en la Pasión de Nuestro Señor al pueblo:
"¿Jesús o Barrabás?" (Mt. 27, 17) - Nuestra respuesta será: "Jesús", y entonces tendremos la fuerza para decir "¡No!" al pecado.
En otras tentaciones, podemos decir interiormente el texto del mandamiento contra el cual estamos siendo tentados, por ejemplo: "No levantar falso testimonio ni mentir".
Además de estas citas bíblicas, la recepción de los santos sacramentos, en especial la Confesión y la Santa Comunión, nos darán grandes gracias y fuerzas para seguir en el buen camino. De esta manera, podremos evitar fácilmente la "ocasión próxima de pecado", es decir, esa situación que para uno representa una fuente segura de tentación.
Jaculatorias eficaces para tentaciones de todo tipo:
Ven, ¡Oh Dios!, en mi ayuda; apresúrate, Señor, a socorrerme.
Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Si la tentación es muy fuerte, recordemos lo que nos dice San Pablo:
"Aún no habéis resistido hasta la sangre, luchando contra el pecado" (Heb. 12, 4).
Pensemos siempre, sobre todo, en el gran premio que Dios nos dará por nuestra fidelidad:
"Bienaventurado el varón que soporta la tentación porque, una vez probado, recibirá la corona de la vida que el Señor tiene prometida a los que le aman" (Sant. 1, 12).