¿Qué obstaculiza la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado?: Vaticano II
Catedral de San Basilio, Moscú
Nuestra Señora pidió que la consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado fuera realizada por el Papa y todos los obispos del mundo. Esta consagración nunca se ha realizado tal y como lo pidió la Santísima Virgen. Pero, ¿por qué es tan difícil realizar esta consagración, tan simple en sí?
Primera razón
La consagración al Corazón Inmaculado de María es un acto religioso que se dirige hacia una nación, es decir, hacia una realidad política. Es, por lo tanto, contraria al liberalismo político de los Estados preconizado por el Concilio Vaticano II en el texto Dignitatis humanae y Gaudium et Spes.
Segunda razón
Además, una consagración a María no es otra cosa que una “preparación al reino de Jesucristo”[1]. Ahora bien, desde el Concilio, la Roma modernista no ha parado de descoronar socialmente a Jesucristo. En efecto, es ella quien ha organizado de manera sistemática la apostasía de las naciones católicas en nombre de Vaticano II[2].
Tercera razón
Esta consagración llevaría a que los cismáticos de la iglesia ortodoxa volviesen al seno de la Iglesia Católica. Es, por lo tanto, contraria a la teoría conciliar de las “iglesias hermanas” (el famoso subsistit in de Lumen Gentium), según la cual las iglesias católica, ortodoxa y protestante, son tres partes de la Iglesia de Cristo.
Cuarta razón
Esta consagración es un acto de devoción a la Santísima Virgen. Es un llamado a su Mediación universal de todas las gracias. Ahora bien, desde Vaticano II, los hombres de Iglesia piensan que la Virgen es un motivo de polémica con respecto a los protestantes, lo que contrariaría el ecumenismo promovido por el texto Unitatis redintegratio.
Quinta razón
Esta consagración apunta a la conversión en vista a la salvación. Esto es contrario a la doctrina contenida en los documentos conciliares Lumen Gentium y Unitatis redintegratiom que enseñan el valor salvífico de las religiones más allá de los límites visibles de la Iglesia.
Sexta razón
Además de la ortodoxia, tres religiones son oficialmente consideradas como pertenecientes a la tradición rusa: el judaísmo, el islam y el budismo. Buscar la conversión de Rusia es, pues, contrario a la doctrina conciliar relativa a esas religiones contenida en Nostra aetate.
Séptima razón
Esta consagración debe ser hecha al Corazón Inmaculado de María. Es recordar la Inmaculada Concepción y al mismo tiempo el pecado original; es, pues, denunciar la falsa dignidad humana y el culto del hombre promovidos por Vaticano II.
Octava razón
Esta consagración está anunciada como un remedio al comunismo “intrínsecamente perverso”[3]. Ahora bien, el Vaticano se negó a condenar el comunismo por supuestas razones pastorales[4]. Esta consagración es, pues, contraria al carácter pastoral del Concilio Vaticano II.
Novena razón
Esta consagración tiene como meta la obtención de la paz en el mundo a través de otros medios que no son las reuniones interreligiosas, cuyo prototipo fue la del 27 de octubre de 1986 en Asís. Esta consagración se opone, pues, al “espíritu de Asís”[5].
Décima razón
El origen de esta consagración es sobrenatural. Se pide que esté hecha por el Papa y los obispos unidos al Papa como a su jefe. Como tiene que cumplirse por vía jerárquica, es decir, bajo conminación del Cielo, vía el Papa, no podría ser a través de un acto sinodal y colegial del pueblo de Dios, cosa tan querida por el Papa actual.
Como se ha podido ver, el principal obstáculo a la Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María es el Concilio Vaticano II. Podríamos hacer una objeción a esta conclusión diciendo que el Concilio Vaticano II llegó más de 30 años después del pedido formal de la Virgen[6]. ¿Por qué los Papas anteriores, que no fueron influenciados por las nuevas doctrinas del Concilio no cumplieron con este pedido? En cuanto a Pío XI, es porque era completamente incompatible con su política hacia el Este (el Bloque Soviético). Sólo muy tardíamente, y después de experiencias muy decepcionantes, Pío XI, en su ya citada encíclica Divini Redemptoris de 1937, condenó clara y categóricamente al comunismo y todo compromiso con él. En cuanto a Pío XII, el cual no prosiguió ni una semejante política ni el ecumenismo hacia el Este, hay que recordar que hizo dos intentos de consagración. Sin embargo, estos dos intentos, el del 31 de octubre de 1942 y el del 7 de julio de 1952 realizan los deseos del Cielo sólo en forma incompleta. Faltó la participación de los Obispos en los dos intentos. Las razones por las cuales se hizo la consagración sólo en una forma incompleta fueron probablemente consideraciones diplomáticas para con las potencias occidentales en el primer intento, y las críticas de los teólogos progresistas en el segundo.
Por lo tanto, mientras Roma siga apegada al Concilio y a sus reformas, esta consagración es moralmente imposible. Sin embargo, un milagro del cielo puede conseguirse a través de la oración y de la penitencia. Por eso los animo a seguir fervientes en la Cruzada de oraciones y penitencias que estamos llevando a cabo hasta el 22 de agosto de 2017.
El presente artículo está sacado, en gran parte, del boletín Confrérie Marie Reine des Coeurs, no. 137, octubre 2016.
[1] En junio de 1917 lo anunció a los pastorcitos y explicitó las condiciones en 1929, en Tuy, a Sor Lucía.
[2] Como respuesta a esto, los Papas Pío XII (1942), Juan Pablo II (1984) y Francisco (2013), consagraron el mundo al Corazón Inmaculado, con Pío XII consagrando específicamente a “los pueblos de Rusia” en 1952. Sin embargo, se puede rebatir que se haya llevado a cabo una consagración válida de Rusia, cumpliendo con los requisitos mencionados en la aparición de Tuy, ya que la consagración nunca ha sido realizada en unión con todos los obispos católicos del mundo, tal y como fue pedida, ni se ha expresado textualmente en la fórmula el mandato específico de “Consagración de Rusia”.
[3] Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, no. 227.
[4] Por ejemplo, por iniciativa de la Santa Sede se obtuvo la separación de la Iglesia y del Estado en Colombia (1973) y Valais CH (1974). En Italia un nuevo concordato fue firmado en 1984, suprimiendo la mención del catolicismo como religión de Estado etc. Lo que se perdió, lo ganaron las sectas.
[5] Encílica Divini Redemptoris de Pío XI, 1937.
[6] Hubo acuerdos secretos entre el Vaticano y Moscú. El Delegado del Patriarca de Moscú manifestó su acuerdo con que se cursara una invitación a Moscú, bajo la garantía de que el Concilio se abstendría de un pronunciamiento político anticomunista. Por eso una iniciativa apoyada por 450 obispos solicitó que el Concilio condenara la ideología de lo hoz y el martillo, pero las firmas de aquellos obispos, presentadas conforme a la reglamentación del Concilio, fueron eliminadas irregularmente… (Cf. R.P. Gérard Mura, FSSPX, Fátima, Roma, Moscú, p. 45).
[7] Este tipo de reuniones fueron condenadas por el Papa Pío XI en su encíclica Mortalium Animos de 1928.
[8] Sor Lucía declaró que la Virgen de Fátima se le apareció nuevamente el 13 de junio de 1929, y le dijo:
“Ha llegado el momento en que Dios pide:
1. al Santo Padre que realice,
2. en unión con todos los Obispos del mundo,
3. la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón.
Dios promete salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra mí, que vengo a pedir reparación; sacrifícate por esta intención y reza”.