¡Queridos fieles! ¡¡¡Bienvenidos al priorato!!! - SMS 587
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Es un gusto poder saludarles a todos por primera vez por medio de nuestro boletín quincenal, por el cual podemos mandarles nuestras informaciones del momento… (sin hacernos necesariamente adictos de ella)… la información necesaria es la de la Verdad Católica, que nunca cambia y nos fija los ojos en el cielo. Como no he podido saludarlos a todos, les agradezco su caridad en seguir rezando, y apoyar el priorato de la CDMX. Me encomiendo a sus oraciones, asegurándoles de mi total disposición para todos Uds y sus familias. Los padres pasan, el priorato queda, pues debemos trabajar TODOS en NADA MAS Y NADA MENOS QUE MANTENER y FOMENTAR NUESTRA VIDA CATOLICA en este mundo para Gloria de Dios y salvación de nuestras almas.
¿Que es un Priorato? Un lugar donde los sacerdotes viven en comunidad para rezar, estudiar y apoyarse en hacer el apostolado que pide de ellos Nuestro Señor y la Santa Iglesia.
Desde allí los sacerdotes deben obrar según esta vida espiritual, y transmitirla a los fieles, transmitir lo mismo que Nuestro Señor transmitió a sus apóstoles: contemplar la Verdad, predicarla, hacer que el deseo de vivir por Dios sea una de las virtudes principales, levantando a los débiles, alentando a los fuertes a hacer lo mismo;
“Sin MI no pueden hacer nada”, dice Jesús.
La vida católica, la vida cristiana, es la de buscar en la Iglesia Católica conocer mejor a Nuestro Salvador y su Madre Santísima, pedirles ayuda, cumplir sus palabras, ofrecerles nuestra vida entera.
Decía Monseñor Lefebvre: ¿Que es la Tradición?
Pero ¿qué es la Tradición? Esta palabra se suele entender mal. Se le relaciona a “las” tradiciones, como las de los oficios, las de las familias o las de la vida civil; o al “ramo” que se pone en el techo de una casa cuando se ha puesto la última teja; o a la cinta que se corta cuando se inaugura un monumento, etc. Yo no me refiero a estas cosas. La Tradición no son las costumbres que nos ha legado el pasado y que se conservan fielmente, aunque ya no estén muy claros los motivos. La Tradición se define como el depósito de la Fe transmitido por el Magisterio de un siglo a otro. La Revelación es la que nos ha dado este depósito, es decir, la palabra de Dios confiada a los Apóstoles y cuya transmisión aseguran sus sucesores. (en Carta Abierta a los Católicos Perplejos)
Y Monseñor agregaba: Un día le explicaba yo a un cardenal lo que hacía en mis seminarios, donde la espiritualidad se orienta sobre todo al estudio profundo de la Teología del Sacrificio de la Misa y a la oración litúrgica. El cardenal me dijo: “Pero Monseñor; eso es exactamente lo contrario de lo que hoy desean nuestros sacerdotes jóvenes. Hoy el sacerdote sólo se define en relación con la evangelización”.
Yo le respondí: “¿Qué evangelización? Si la evangelización no tiene una relación fundamental y esencial con el Santo Sacrificio, ¿qué significa para usted? ¿Una evangelización política, social y humanitaria?” El apóstol, si no anuncia a Jesucristo, se convierte en un sindicalista y en un marxista. Es normal. El sacerdote necesita una nueva mística. De ese modo la encuentra, pero perdiendo la mística del altar. (En La Santidad Sacerdotal)
Sin la gracia de Nuestro Señor no puede haber una sociedad normal.
"Mientras no se restablezca ni se observe la ley de Nuestro Señor, y mientras su gracia no penetre en las almas de nada servirá tratar de conseguir la justicia y la paz, ni siquiera tratar de formar sociedades normales. Únicamente la gracia engendra la verdadera virtud, haciendo de los hombres hijos de Dios e infundiéndoles con la caridad las virtudes sociales, sin las cuales lo único que crece es la codicia."
Un día, los periodistas me preguntaron en México: "¿Cómo ve usted el progreso en la sociedad? ¿Cómo considera usted el progreso de la sociedad moderna para alcanzar más justicia y mejor distribución de los bienes?" Yo contesté: "No hay mil soluciones. Es el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo. Mientras no se le restablezca ni se observe la ley de Nuestro Señor, y mientras su gracia no penetre en las almas de nada servirá tratar de conseguir la justicia y la paz, ni siquiera tratar de formar sociedades normales. Únicamente la gracia, que regenera las almas, engendra la verdadera virtud, haciendo de los hombres hijos de Dios e infundiéndoles con la caridad las virtudes sociales".
Queridos fieles, sigamos por la Fe y las virtudes cristianas a Nuestro Señor, en la Iglesia Católica y en la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
P. Arnaud Gardère+
(Prior de la Ciudad de México)